‘Aja?’
‘La película no era nada fascinante, y viendo mejor, el tampoco lo era.’
‘Si, pero llegando al punto. Como fue que se agrando la falda?’
‘Bueno, la película llevaba diez minutos y el se agitaba continuamente en la silla. Y yo pensé: es cierto que este cine es incomodo, pero según mi opinión Chicco quiere intentar algo. Y de hecho, poco después, se echa un poco para atrás y pasa su brazo detrás de mi espaldar. Escucha, que dices si me pongo el vestido, ese verde con los botones adelante?’
‘Continua!’
‘En fin, del espaldar bajo, lentamente, a la espalda.’
‘Y tu?’
‘Yo… nada. Fingía casi de no acordarme de el. Miraba la película, como concentrada. Después me ha llevado hacia el y me ha besado.’
‘Te beso Chicco Brandelli? Guau!’
‘Porque te emocionas tanto?’
‘Es un chico bello’
‘Si, pero muy creído… siempre esta arreglándose, mirándose en el espejo. Bueno, en el segundo tiempo había reconquistado de inmediato su posición. Me compro un Helado Cornetto Algida. El film se había mejorado un poco, quizás también gracias a la parte de arriba del Cornetto, esa con las nueces. Era fabulosa. Así me distraje y cuando me doy cuenta tiene las manos un poco muy abajo para mis gusto. He tratado de alejarme y el nada que dejaba, se agarro fuerte a tu falda azul. Y así es que se agrando’
‘Que puerco!’
‘Si, imagina que no quería saber nada de parar. Y después sabes que hizo?’
‘No, que hizo?’
‘Se desabotono el pantalón, me agarro la mano y me la llevaba hacia abajo. Si, sabes, hacia su coso…’
‘No! De verdad es un puerco! Y entonces?’
‘Entonces yo para calmarlo he debido sacrificar mi Cornetto. Lo agarre y se lo lance en sus pantalones abiertos, hubieras visto el salto que dio!’
‘Bravo Hermana! Ahora tiene mas que el corazón helado…’
Comienzan a reír. Después Daniela, aprovechándose de la alegría que había en el ambiente, se aleja con el vestido verde de la hermana.
Un poco más allá, en el estudio, en un suave mueble con diseño de cachemir, Claudio se prepara una pipa. Lo divierte ese proceso con el tabaco, pero en realidad es solo un compromiso. En la casa no le permiten fumar más sus Marlboro. La esposa, enérgica jugadora de tenis, y sus hijas, muy saludables, lo regañan con cada cigarrillo prendido, así que paso a fumar pipa. ‘Te da mas clase, te hace parecer mas reflexivo!’ le había dicho Raffaella. Y de hecho, el había reflexionado bien. Mejor tener ese pedazo de madera entre los labios y un paquete de Marlboro escondido en el bolsillo de la chaqueta que discutir con ella.
Le da una probada a la pipa mientras hace una panorámica de los canales televisivos. Sabe ya donde pararse. Algunas chicas bajan de una escalera trasera cantando una estupida canción y mostrando sus firmes senos.
‘Claudio, estas listo?’
Cambia rápido de canal. ‘Si tesoro.’
Raffaella lo mira. Claudio se mantiene sentado en el mueble perdiendo un poco su seguridad.
‘Toma, cambia la corbata, toma esta vinotinto.’
Raffaella deja la habitación sin posibilidad de discusión. Claudio se desata el nudo de su corbata preferida. Después oprime en el control el botón numero cinco. Pero en vez de las bellas chicas se debe contentar de una pobre ama de casa que, enmarcada dentro de un alfabeto, trata de volverse rica. Claudio se mete en el cuello la corbata vinotinto y dedica toda su atención al nuevo nudo.
En el pequeño baño que separa los cuartos de las dos hermanas, Daniela esta exagerando con el delineador de ojos.
Babi aparece cerca de ella.
‘Que te parece?’
Tiene puesto un vestido de flores, rosado y ligero. La aprieta delicadamente en el pecho, dejando el resto libre de caer, como mejor le parece, en sus caderas.
‘Entonces, como estoy?’
‘Bien.’
‘Pero no buenisimo?’
‘Muy bien.’
‘Si, pero porque no dices buenisimo?’
Daniela continúa a tratar de hacer derecha la línea que debería alargarle un poco los ojos.
‘Bueno, a mi no me gusta el color’
‘Si, pero aparte del color…’
‘No me gustan mucho las hombreras tan gruesas.’
‘Si, pero aparte de las hombreras…’
‘Bueno, tu lo sabes, a mi no me gustan las flores’
‘No, pero no les prestes atención’
‘Entonces si, estas buenisimo’
Babi, para nada satisfecha y sin saber siquiera ella que cosa quería oír, agarra el frasco de perfume de Caronne comprado en un Duty-Free de regreso de las islas Maldivas.
Saliendo se tropieza con Daniela.
‘Hey! Ten cuidado.’
‘Ten cuidado tu! Mira como te estas maquillando!’
‘Lo hago por Andrea.’
‘Andrea quien?’
‘Palombi. Lo conocí fuera de la Falconieri. Estaba hablando con Mara y Francesca, las del cuarto año. Cuando se fueron le dije que yo también estaba en la clase de ellas. Maquillada así, cuantos años me darías?’
‘Bueno, pareces mas grande. Al menos quince años.’
‘Pero yo tengo quince años!’
‘Suaviza un poco aquí…’ Babi se mete el índice en la boca, bañándolo, y después lo lleva al parpado de la hermana masajeándolo.
‘Eso, listo.’
‘Y ahora?’
Babi mira a la hermana alzando la ceja.
‘Pareces a punto de cumplir dieciséis.’
‘Aun es muy poco!’
‘Chicas están listas?’
Raffaella, en la puerta de la casa, introduce la alarma. Claudio y Daniela pasan veloces enfrente a ella, por último, llega Babi.
Entran todos en el ascensor. La velada esta por iniciar. Claudio se arregla mejor el nudo de la corbata. Raffaella se pasa veloz varias veces la mano derecha debajo de sus cabellos. Babi se arregla la chaqueta oscura que tiene la espalda amplia. Daniela se mira simplemente en el espejo, encontrando la mirada de la mama.
‘No estarás muy maquillada tu?’
Daniela trata de responder.
‘Dejalo así, estamos retrasados como siempre’. Y esta vez Raffaella se encuentra en el espejo la mirada de Claudio.
‘Pero yo las estaba esperando a ustedes, yo estaba listo a las ocho!’
Pasan en silencio a través de los últimos pisos. En el ascensor entra el olor del estofado de la mujer del portero. Ese sabor de Sicilia se mezcla por un momento con aquella extraña compañía francesa de Caronne, Drakkar y Opium. Claudio sonríe. ‘Es la señora Terranova. Hace unos platos fabulosos.’
‘Le pone mucha cebolla’ es el juicio seguro de Raffaella, que de un tiempo para acá ha optado por la cocina francesa, con la preocupación de todos y la desesperación de la señora de servicio.
La Mercedes se para enfrente al portón.
Raffaella, con un ruido de joyería dorada, señal de recurrencias y navidades mas o menos felices, casi siempre costosas, sale adelante y las hijas detrás.
‘Se puede saber porque no acercan mas la moto Vespa al muro?’
‘Aun mas pegada al muro? Papa estas ciego’
‘Daniela, no te permito que le hables así a tu padre’
‘Escucha mama, mañana podemos ir en Vespa a la escuela?’
‘No, Babi, hace todavía mucho frió’
‘Pero tenemos el parabrisas’
‘Daniela…’
‘Pero mama, todas nuestras amigas…’
‘Las debo ver aun a todas estas amigas con la Vespa.’
‘Si es por eso, a Daniela le darán el Peugeot nuevo que en comparación, visto que te preocupa tanto, corre mas,’
Fiore, el portero, alza la barra. La Mercedes espera, como todas las noches, el lento subir de ese largo hierro con rayas rojas.
Claudio le da un saludo. Raffaella se preocupa solo de cerrar la discusión.
‘Si la próxima semana hace mas calor, veremos.’
La Mercedes sale con un poco mas de esperanza en los asientos traseros y un rayón en su espejo lateral derecho.
El portero regresa a ver su pequeña televisión.
‘Entonces, no me has dicho como estoy vestida así.’