‘Toma.’ Pollo saca fuera del bolsillo una hoja blanca doblada y se lo lanza. ‘Este es su numero de teléfono.’ Step lo agarra en el aire. ‘Hice que Pallina me lo diera ayer, sabia que hoy me lo hubieras pedido…’
Step se lo mete en el bolsillo y después va a su cuarto. Pollo lo sigue.
‘Entonces Step, me dirás algo o no? Lo hicieron?’
‘Pollo, porque siempre me haces estas preguntas? Sabes que yo soy un caballero, no?’
Pollo se echa en la cama, doblándose de la risa.
‘Un caballero… tu? Dios mío, estoy mal! lo que me toca escuchar… un caballero!’ Step lo mira agitando la cabeza, mientras se mete los jeans, también el se pone a reír. Cuantas veces no fue un caballero! Y por un momento le gustaría tener algo más que contarle al amigo.
En la salida de la Falconieri ningún muchacho vende libros. Es una escuela muy ‘alta’ para que siquiera la ultima de las alumnas compren un libro usado. Babi baja los escalones mirando alrededor esperanzada. Grupos de chicas en el fondo de la escalera esperan nuevos conocidos o viejas conquistas. Pero ninguno de ellos es el que quiere. Babi da los últimos pasos. El sonido de una moto veloz le hace subir la mirada. Su corazón late más veloz. Inútilmente. Una moto roja pasa entre los carros. Una joven pareja abrazada va hacia la izquierda al mismo tiempo. Babi los envidia por un momento. Después entra al carro. Su madre esta ahí, todavía molesta por el día anterior. ‘Hola mama.’
‘Hola’ es la seca respuesta de Raffaella. Babi no recibe ninguna cachetada ese día, no tiene razón. Pero esto casi lo lamenta.
Step y Pollo están pegados a la red. Seguidos del borde del campo de entrenamiento de su equipo. Cerca están Schello, Hook y algún otro amigo, comparten la pasión por el equipo Lazio de fútbol. Fanatiquismo desenfrenado solo para armar un bochinche. Step, sin hacerse ver, sube la manga izquierda de la chaqueta, dejando al descubierto el reloj. La una y media. Debió salir hace poco. Se la imagina en el carro de la mama, en la vía Francia, regresando a la casa. Más bella que un gol de Mancini. Pollo lo mira.
‘Que pasa?’
Pollo estira los brazos. ‘Nada, porque?’
‘Entonces que coño ves?’
‘Porque, no puedo mirar?’
‘Pareces homosexual… mira el partido no? Te traigo para acá y que haces? Te pones a ver mi cara?’
Step se voltea hacia el campo. Algunos jugadores con las chaquetas deportivas de entrenamiento sobre la camisa del equipo se pasan veloz el balón mientras uno, con mala suerte, trata de quitárselas. Step se gira de nuevo hacia Pollo. Lo esta mirando.
‘Todavía! No quieres entender!’ Step se le lanza encima. Agarra la cabeza con las dos manos y riendo se la pega contra la red. ‘Debes mirar allá.’ Lo empuja mas veces: ‘Alla, allá!’
Schello, Hook y todos los demás se acercan a ellos, solo para alborotar más. Otros fanáticos se empujan entre ellos contra la red haciendo sonido. Alguno con un periódico enrollado y un pito en la boca se cree un árbitro golpeando a todos con el periódico. Después de un poco el grupo crece, los fanáticos corren en todas las direcciones divertidos. Step se monta en su moto. Pollo le salta detrás y se alejan. Step se pregunta si Pollo se había dado cuenta de lo que estaba pensando antes.
‘Ay, Step que malo…’
‘Que pasa?’
‘Ahora es muy tarde, si no podríamos haberlas buscado en la escuela.’
Step no responde. Siente que Pollo sonríe, detrás de el. Después viene golpeado por un puño de lado.
‘Y no te la des de listo conmigo, claro?’ Step se dobla hacia delante adolorido. Si, Pollo entendió, y como si no bastara también tiene un golpe perfecto.
La tarde pasa lento para los dos y también desconocen lo mismo.
Babi trata de estudiar. Se consigue hojeando el diario, cambiando la estación de radio, abriendo y cerrando el refrigerador tratando de resistir a la tentación de romper la dieta. Termina frente a la televisión mirando un programa estupido para niños comiendo un Danone de Chocolate, algo que después la hará sentirse mal. Quien sabe si le habrán dado ya mi numero celular. Igual aquí no agarra. Esperemos que tenga también el de la casa. En la duda va corriendo a responder cada timbre del teléfono. Pero casi siempre le toca anotar el apellido de alguna amiga de su madre. Andrea Palombi llamo a Daniela al menos tres veces. La envidia. El teléfono suena de nuevo. Un golpe al corazón. Corre por el corredor, alza el teléfono, tiene que ser Step. Pero de nuevo es Palombi, la cuarta llamada. Le avisa a Daniela amenazándola de no quedarse hablando mucho. Injusticias del mundo. A Daniela cuatro llamadas, a ella ninguna. Después se anima. Una cosa es segura, con todas las carreras que ha hecho, ha quemado al menos mitad de las calorías.
Step come en casa con su amigo. Pollo le vacía prácticamente medio refrigerador. Aprecia mucho la cocina de Maria. Ella esta feliz de ver su torta de manzana desaparecer en la boca de ese joven huésped. Step un poco menos, debido que deberá aguantarse los lamentos de Paolo cuando regresara. La torta de manzana fue hecha para el. Mas tarde, Maria se marcha y los dos descansan un poco. Step vuelve a leer todas sus caricaturas de Pazienza. Organiza los bocetos originales de los cuales esta tan orgulloso. Después despierta a Pollo para mostrárselo. Aun si sea la milésima vez que los ve, el lo aprecia como si fuera la primera.
Son muy buenos amigos, tanto que Step no puede negarle una llamada. Aun si sabe del vicio de Pollo. Se la pasa una hora en el teléfono. Adonde vaya siempre hace una llamada. Se pone a parlar por horas, con cualquiera, aun si no tiene nada que decir. Entonces ahora que tiene una novia, es incontenible. Su sueño, le confiesa a Step saliendo, es robar un celular.
‘Mi hermano tiene uno nuevo.’ Es la respuesta divertida de Step. A los ojos de Pollo, Paolo obtiene rápido otro valor. Quien sabe si después de la torta de manzana no tratara a quitarle también el teléfono.
Llueve. Babi y Daniela están sentadas en el sofá de lado a los padres. Miran una película divertida y familiar.
La atmósfera parece mas tranquila.
Después un timbrazo. Daniela prende el inalámbrico que tiene cerca de ella en el cojin del sofá.
‘Alo?’ Mira a Babi sorprendida. No cree a sus orejas. ‘Ahora te la paso.’ Babi se voltea tranquila hacia la hermana. ‘Babi, es para ti.’
Le basta ese momento, una mirada, ver su cara para entender todo. Es el.
Daniela le pasa el teléfono tratando de controlarse frente a sus padres. Ella lo agarra delicadamente, casi miedosa de tocarlo, de apretarlo, como si una vibración muy fuerte pudiera hacer caer la línea, hacerlo desaparecer por siempre. Lo lleva lentamente cerca de su cara con mejillas sonrojadas, a sus labios emocionadas aun por ese simple… ‘Si?’
‘Hola, como estas?’ La voz calida de Step le llega directamente al corazón. Babi se mira alrededor preocupada de que alguno se haya dado cuenta de lo que siente, su corazón a dos mil por hora, la felicidad que trata desesperadamente de esconder.
‘Bien y tu?’
‘Bien. Puedes hablar?’
‘Espera un momento que aquí no se escucha nada.’ Se levanta del sofá llevándose consigo el teléfono. No se sabe porque pasa, pero siempre cerca de los padres, algunos teléfonos nunca sirven. Su mama la mira salir de la sala y se voltea sospechosa hacia Daniela. ‘Quien es?’
Daniela es rápida. ‘Oh, Chicco Brandelli, uno de sus pretendientes.’
Raffaella la mira por un momento. Después se tranquiliza. Regresa a mirar la película. Daniela también se voltea a la televisión con un leve suspiro. Ya paso. Si su madre la hubiese mirado aun mas se hubiera quebrado. Es difícil sostener esa mirada, parece que siempre supiera todo. Se enorgullece a si misma de la idea de Brandelli. Al menos ese idiota sirvió para algo.