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Step, divertido por sus miles pequeñas versiones, es más veloz que ella.

‘Eh no, quiero verla.’

Pretenden pelear, solo para abrazarse un poco y sentirse más cercanos. Después el, al haber ganado, se echa a reír. Graciosa y extrañas con los ojos abiertos, esta ahí sonriente en medio de la pagina.

Esa foto nunca le gusto a Babi.

‘Extraño, es la que te asemeja mas.’ Ella, actuando ofendida, le da un golpe. Después pone en su puesto el álbum, agarra su taza, las dos latas de cerveza ahora vacías y va a la cocina. Step, dejado solo, da vueltas por la sala. Se para delante de cuadros de autores desconocidos para el. Sobre una larga mesa de pequeñas patas, están puestos porta cenizas de playa, sin un orden preciso, los cuales habrían hecho felices a sus amigos.

Babi lava su taza y bota las dos latas de cerveza vacías en la bolsa debajo del lavamanos, cubriéndolas con el cartón de la leche vacía, plásticos y otros cartones. No deben quedar pistas. Cuando regresa en la sola, Step desapareció.

‘Step?’ ninguna respuesta. Va a su cuarto. ‘Step?’

Lo ve. Esta de pies cerca del escritorio y hojea su diario.

‘No es agradable leer las cosas de los demás sin su permiso.’

Babi le quita el diario de las manos. El la deja. Ya ha leído eso que le interesa. Lo memoriza.

‘Porque, hay algo que este escrito que me deba molestar?’

‘Son mis cosas.’

‘No será que están escritos mensajes o cosas acerca de ese idiota con la BMW?’

‘No, esa es una historia tonta, un pequeño flirt.’ Juega divertida con la pronunciación exagerada de esa palabra extranjera.

‘Es un pequeño flirt.’ La imita Step.

‘Claro, no como la historia tuya con esa furia desencadenada.’

‘Pero de quien hablas?’ Step hace como si no supiera.

‘Sabes perfectamente a quien me refiero! A la de cabellos marrones, la golpeadora que ayer puse en su puesto. No me digas que ella me salto encima por diversión. Entre ustedes hubo algo mas que flirt…’

Step ríe y se le acerca, la besa, llevándosela con el hacia la cama. Después le comienza a alzar la camisa.

‘No, para. Si llegan mis padres y nos consiguen se molestarían, y si nos agarran en mi cuarto así, es el fin del mundo.’

‘Tienes razón.’ Step la agarra y se la lleva con facilidad, habituado a balanzas mas pesadas que ese suave cuerpo. ‘Vamos para allá que es mejor.’ Sin darle tiempo de responder, se mete en el cuarto de los padres y cierra la puerta. Después la lleva a la cama, besándola en la oscuridad del cuarto, se acuesta cerca de ella.

‘Estas loco, lo sabes?’ le susurra al oído. El no responde. Un pequeño rayo del último sol se filtra de la ventana e ilumina su boca. El ve esos dientes blancos y perfectos sonreírle y entrecerrarse antes de perderse en un beso. Después, sin saber siquiera como, se consigue entre sus brazos sin nada arriba. Siente su piel rozarla, sus manos apoderarse dulcemente de su seno. Babi tiene los ojos cerrados, sus labios suaves se abren y cierran en un ritmo constante, dando cada tanto, pequeñas fantasías a esos besos. De repente se siente mas tranquila, mas libre. La mano de Step silenciosa se apodera de su correa.

Quita el pasador. En la oscuridad del cuarto, Babi escucha todos los sonidos, el rumor de la cinta metálica. Esta atentísima, sin dejar de besarlo. Ese cuarto le parece suspendido en el vacío. Solo el lento tic-toc de un despertador lejano, sus respiraciones cercanas, ahora llenas de amor. Después un pequeño empujón. La cinta se suelta mas y deja ir el tercer hueco de bordes oscuros, el mas arruinado, el mas usado, fruto de su dieta fatigosa. Y en un momento, sus Levi’s se abren. Prisioneros botones de plata, en el toque suave de esos dedos decididos, se liberan. Uno después del otro, siempre mas abajo, peligrosamente. Ella contiene la respiración y algo en esos besos encantados de repente sucede. Un pequeño cambio casi sin notarlo. Esa delicada magia parece desaparecer. Aun si se siguen besando, es como si entre ellos estuviera pasando una silenciosa espera. Step trata de entender algo, una señal, una pista de su deseo. Pero Babi es inmóvil, no transmite nada. De hecho, todavía no ha tomado una decisión. Ninguno había alguna vez llegado hasta ese punto. Siente sus jeans abiertos y la mano de el en el borde de la pierna. Sigue besándolo, sin querer pensar, sin saber bien que hacer. En ese momento, la mano de Step decide arriesgarse. Se mueve lenta y delicadamente, al menos ella la siente así. Entrecierra los ojos casi en un suspiro. Los dedos de Step sobre su piel, sobre ese borde rosado, su ropa interior. Ese elástico se aleja ligeramente de su piel y rápido se le huye de las manos para regresar veloz a su puesto. Un segundo intento mas decidido. La mano de Step debajo de los jeans se adueña de su cintura y allí, segura y fuerte, pasa debajo del elástico. Se desliza bajando, hacia el centro, acariciándole el abdomen, siempre mas abajo, hasta los confines inexplorados.

Pero ahí es cuando algo sucede. Babi lo detiene con la mano. Step la mira en la oscuridad.

‘Que pasa?’

‘Shh.’ Babi se alza de lado, con las orejas tensas escuchando la otra habitación, mas afuera, el portón del garaje, ahí en el patio. Un sonido repentino, esa marcha en retroceso. ‘Mi madre! Rápido apurate!’ En un momento están de nuevo más o menos normales. Babi alza la cubierta de la cama. Step termina de meterse la camisa en los pantalones. Tocan en la puerta del cuarto. Se quedan por un momento inmóviles. Es Daniela.

‘Babi, mira que regreso mama.’ No le da tiempo de terminar la frase. La puerta se abre.

‘Gracias Dani, lo se.’

Babi empujando a Step por detrás. El hace un poco de resistencia.

‘No, quiero hablar, quiero aclarar de una vez por todas esta situación!’

Tiene de nuevo esa sonrisa arrogante en la cara.

‘Deja de bromear. No sabes que te puede hacer mi madre si te consigue.’ Van a la sala. ‘Rápido, sal por acá así no te la encuentras.’ Babi abre la cerradura de la puerta principal. Sale al piso. El ascensor da directamente al patio. Presiona el botón para llamarlo. Se intercambian un beso rápido.

‘Quiero un encuentro con Raffaella.’

Ella lo empuja dentro del ascensor.

‘Desaparece!’

Step oprime el botón PB y con una sonrisa sigue el consejo de Babi. Justo en ese momento, la otra puerta, esa secundaria, se abre. Entra Raffaella. Pone las bolsas sobre la mesa de la cocina. Después tiene un presentimiento, siente algo en el aire, quizás el sonido de la otra puerta.

‘Babi eres tu?’ Va rápido a la sala. Babi prendió la televisión.

‘Si mama, estoy viendo la televisión.’ Pero un leve sonrojar la traiciona. A Raffaella le basta eso. Va veloz a la ventana que da al patio. Un sonido de un moto que se aleja y hojas de un árbol que todavía se mueven en una esquina. Muy tarde. Cierra la ventana. En el corredor encuentra a Daniela.

‘Vino alguien para acá?’

‘No lo se mama, yo siempre estuve en mi cuarto estudiando.’

Raffaella decide no preguntarle más. Con Daniela es inútil insistir. Va al cuarto de Babi, mira alrededor. Todo parece estar en su lugar. No hay nada extraño. Hasta el cubrecama esta perfecto. Pero podría también haber sido acomodado. Entonces, sin que alguien pueda verla, la toca con la mano. Esta fresca. Nadie se ha acostado encima. Deja ir un suspiro de bienestar y va a su cuarto. Se quita la ropa y la cuelga. Después agarra una chaqueta de angora y una delicada falda. Se sienta en su cama y se viste. Ignorante y tranquila, sin poder imaginar que, justo ahí, hace poco había estado su hija. Abrazada a ese muchacho que ella no soporta. Ahí, donde ahora esta sentada ella, sobre ese cubrecama todavía calido de jóvenes e inocentes emociones.