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‘Toma, bebe.’

‘Yo no bebo mucho.’

‘Te calentara.’ Babi agarra la botella y se pega. Siente aquel fresco liquida ligeramente agrio y gaseoso bajarle por la garganta. Es bueno. Se despega de la botella y se la pasa a Step.

‘No esta mal, mi gusta.’

‘Claro, es champaña.’ Step le da un largo trago. Babi mira alrededor. Champaña? Donde la habrán agarrado? Seguramente robaron eso también. ‘Toma.’ Step le pasa de nuevo la botella. Ella decide no pensarlo y bebe otro trago más. Calcula mal y bebe demasiado. Casi se ahoga y la champaña con todas sus burbujas le sale por la nariz. Tose un rato. Step se echa a reír. Espera que se recupere. Después nadan juntos hacia la esquina opuesta. Un arbusto más grande los protege de los rayos de la luna. Deja filtrar solo unos pocos reflejos de plata. Bien rápido brillan entre sus cabellos mojados. Step la mira. Es bellísima. Le besa los labios frescos y rápido se encuentran abrazados. Sus cuerpos desnudos se tocan completamente por primera vez. Envueltos por esa agua fría buscan y encuentran calor entre ellos, conociéndose, emocionándose, deteniéndose a veces para no conservar cierta timidez. Step se aleja de ella, echa hacia atrás un poco y regresa poco después con una nueva botella.

‘Esta esta todavía llena.’ Otra champaña. Están rodeados de ellas. Babi sonríe y bebe, esta vez lentamente, atenta a no ahogarse. Le parece casi más bueno aun. Después busca sus labios. Comienzan a besarse así, espumeantes, mientras ella se siente flotar y no entiende bien porque. Es el efector normal del agua o de la champaña? deja ir la cabeza dulcemente hacia atrás, la apoya en el agua y por un momento deja de girarle. Siente o no siente los sonidos alrededor. Sus orejas, tocadas por pequeñas ondas, terminan cada tanto bajo el agua, con extraños y agradables sonidos silenciosos la acompañan haciéndola sentirse aun más ligera. Step la tiene entre sus brazos, la hace rodar alrededor de el, llevándola. Ella abre los ojos. Breves olas de corriente le acarician las mejillas mientras que otras pequeñas e irrespetuosas alcanzan llegar hasta su boca. Le dan ganas de reír. Mas en alto, nubes plateadas se mueven lentas sobre un azul infinito. Se alza hacia arriba. Abraza sus hombros fuertes y lo besa con pasión. El la mira en los ojos. Le pone una mano bañada sobre la frente y acariciándole los cabellos los lleva hacia atrás, dejando descubierta su lisa cara.

Después baja por sus mejillas, hasta su barbilla, por el cuello, y después mas abajo por su seno rodeado de agua, tomado por el frío y las emociones, y aun mas abajo, ahí donde solo aquella tarde el por primera vez, el y solo el, ha osado tocarla. Ella lo abraza más fuerte. Apoya su mentón sobre su hombro y con los ojos entre cerrados mira hacia lo lejos. Una botella semi-vacía flota poco lejos. Va arriba y abajo. Y ella piensa en el mensaje enrollado que tiene adentro: ‘Ayuda. Pero no me salven.’ Cierra los ojos y comienza a temblar, no solo por el frío. Miles de emociones la toman y de repente entiende. Si, es ella la que esta naufragando.

‘Babi, Babi.’ Se escucha llamar repentinamente y un empujón fuerte. Abre los ojos. Frente a ella esta Daniela.

‘Pero que, no escuchaste el despertador? Anda, apurate que estamos retrasadas. Papa esta casi listo.’

La hermana sale del cuarto. Babi se mueve en la cama. Piensa de nuevo en esa noche, Step que entro en su casa a escondidas. La fuga en la moto, el baño en la piscina con Pallina y el resto. La ebriedad. Ella y el dentro del agua. Su mano. Quizás ha imaginado todo. Se toca los cabellos. Están perfectamente secos. Mala suerte! Fue solo un sueño, bellísimo, pero nada más que un sueño. De debajo del cubrecama estira la mano fuera y busca la radio. La consigue y la prende. Empujada por la nueva alegre canción de los Simple Red, Fake, baja de la cama. Todavía tiene un poco de sueño y un pequeño dolor de cabeza. Se acerca a la silla para vestirse. El uniforme lo tiene ahí pero el resto de la ropa no la preparo. Que gracioso, piensa, se me olvido. Es la primera vez. Tienen razón mis padres. Quizás estoy cambiando de verdad. Me volveré como Pallina. Tan desordenada que se olvida de todo. Bueno, eso querrá decir que seremos aun mas amigas. Abre la primera gaveta. Saca afuera un sostén. Después, mientras hurga en medio de la ropa intima buscando unos pantis, consigue una dulce sorpresa. Escondido en el fondo, dentro de una pequeña bolsa plástica, tiene ropa mojada. Un ligero olor de cloro se esparce alrededor. No fue un sueño. Aquella ropa la puso en la silla la noche anterior, como siempre, solo que esa noche la uso como traje de baño. Sonríe. Después recuerda de haber estado entre sus brazos. Es cierto, ha cambiado. Mucho. Comienza a vestirse. Se pone el uniforme y al final, metiéndose los zapatos, toma una decisión. No le permitirá nunca más ir más allá. Finalmente tranquila, se mira en el espejo. Sus cabellos son los mismos de todos los días, sus ojos los mismos que maquillo hace algunos días. La boca sigue siendo igual. Se peina sonriendo, pone el cepillo y sale rápido del cuarto para desayunar. No sabe que muy rápido cambiara aun más. Tanto así que pasara frente a ese espejo y no se reconocerá ella misma.

La Giacci baja a la sala de profesores. Saluda algunas madres que conoce y después va al fondo de la sala. Un muchacho con una chaqueta oscura y un par de lentes negros esta sentado sobre un sofá de manera ruda. Tiene una pierna encima de su rodilla y, como si no bastara, fuma con aire arrogante. Tiene la cabeza hacia atrás y deja andar cada tanto bocadas de humo hacia lo alto.

La Giacci se detiene.

‘Disculpe?’ El muchacho finge no escuchar. La Giacci alza la voz. ‘Disculpe?’

Step finalmente baja la cabeza.

‘Si?’

‘No sabe leer?’ Le pregunta indicándole el cartel, bien visible en el muro, que prohíbe fumar.

‘Donde?’

La Giacci decide dejarlo así.

‘Aquí no se puede fumar.’

‘Ah, no me había dado cuenta.’ Step deja caer el cigarrillo al suelo y lo apaga con un golpe seco del talón. La Giacci se molesta.

‘Que hace usted acá?’

‘Estoy esperando a la profesora Giacci.’

‘Soy yo. A que debo su visita?’

‘Ah, es usted, profesora. Discúlpeme por el cigarrillo.’

Step se sienta mejor en el sofá. Por un momento pareciera que de verdad se arrepintiera.

‘Dejelo así, entonces, que desea?’

‘Eso, le quería hablar de Babi Gervasi. Usted no debe tratarla así. Vea profesora, esa chica es muy sensible. Y sus padres son verdaderamente estrictos, entiende. Así que cuando usted se lo toma todo a pecho, a ella la castigas y quien queda en medio soy yo que no puedo salir con ella, y eso no me parece de verdad profesora, usted entiende, no?’

La Giacci esta fuera de si misma. Como se permite ese inútil hablarle así.

‘No, no entiendo absolutamente y sobretodo no entiendo que viene usted a hacer acá. Es un pariente quizás? Es el hermano?’

‘No, digamos que solo un amigo.’

Repentinamente la profesora recuerda haberlo ya visto. Si, desde la ventana. Es el muchacho con el cual Babi se fue alejando de la escuela. Hablaron mucho de el, ella y la madre, pobre señora. Ese es un tipo peligroso.

‘Usted no esta autorizado a estar acá. O se larga o hago que llamen a la policía.’

Step se alza y le pasa por el lado sonriendo.

‘Yo solo vine para hablar. Quería conseguir con usted una solución, pero veo que es imposible.’ La Giacci lo mira con aire superior. No le da miedo, ese tipo. Con todos esos músculos sigue siendo un muchacho, una mente pequeña, insignificante. Step se le acerca como si quisiera decirle un secreto.

‘Veamos si comprende esta palabra profesora. Escuche bien: Pepito.’ La Giacci palidece. No quiere creer sus orejas. ‘Veo que entendió el concepto. Por eso, si se comporta bien profesora, vera que no habrán problemas. La vida es solo cuestión de conseguir las palabras adecuadas, no? Recuerduelo: Pepito.’

La deja así, en medio de la sala, pálida, aun más vieja de lo que es, con una única esperanza: que nada sea verdad. La Giacci va a donde la jefa, pide permiso, corre a casa y cuando llega tiene miedo de entrar. Abre la puerta. Ningún ruido. Nada. Va por todos los cuartos gritando, llamándolo por su nombre, después se deja caer en una silla. Aun mas cansada y mas sola que cualquier día. El portero aparece en la puerta.