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‘Profesora como esta? Se ve muy pálida. Escuche, hoy vinieron dos muchachos en nombre suyo a llevarse a Pepito. Yo les abrí. Hice bien, verdad?’ La Giacci lo mira. Es como si no lo viera. Después, sin odio, resignada, llena de tristeza y melancolía, asiente. El portero se aleja, la Giacci fatigosamente se alza de la silla y va a cerrar la puerta. Le esperan días de soledad en esa grande casa sin el alegre ladrar de Pepito. Si se puede equivocar acerca de algunas personas. Babi siempre le pareció una muchacha orgullosa e inteligente, quizás un poco creída, pero no tan mala como para hacer una acción del género. Va a la cocina para prepararse de comer. Abre el refrigerador. Cerca de su ensalada esta la comida ya lista para Pepito. Comienza a llorar. Ahora esta verdaderamente sola. Ahora definitivamente perdió.

Esa tarde Paolo termina de trabajar temprano. Todo feliz entra en la casa. De repente escucha ladridos. En la sala un perrito de pelo blanco gira por su tapete turco. Frente a el esta Pollo con una cuchara de madera en la mano.

‘Listo? Ve!’ Pollo lanza la cuchara sobre el sofá enfrente. El perro ni se gira, para nada interesado a donde fue a parar ese pedazo de madera. Después, comienza a ladrar.

‘Coño, pero porque no va? Este perro no funciona! Agarramos uno deficiente! Solo sabe ladrar.’

Sobre un sofá, Step deja de leer el periódico.

‘Nunca seria un perro entrenado. No esta predispuesto, no crees? Que se cree que es?’

Step se da cuenta del hermano. Paolo esta de pies en la puerta con el sombrero aun en la cabeza.

‘Hola Pa’, como estas? No te escuche entrar. Como es que regresas rápido hoy?’

‘Termine antes. Que hace este perro en mi casa?’

‘Es nuevo. Lo tenemos a la mitad Pollo y yo. Te gusta?’

‘Para nada. No lo quiero ver aquí. Mira.’ Se acerca al sofá. ‘Ya esta todo lleno de pelos blancos, acá.’

‘Anda Pa, no seas así. Estará la mitad de mi casa.’

‘Que?!’

El perro da vueltas y comienza a ladrar.

‘Ves, a el le parece bien!’

‘Ya me despiertas tu, cuando llegas, imaginate con este perro que ladra todo el tiempo. Nada que ver.’

Furioso, Paolo se va de ahí.

‘Coño, se molesto.’ A Pollo le viene una idea, grita para hacerse escuchar en el otro cuarto.

‘Paolo, por los doscientos euros que te debo… me lo llevo yo.’

Step se echa a reír y regresa a leer. Paolo aparece en la puerta.

‘Es un negocio. Igual ese dinero no lo volvería a ver de igual forma, al menos me quito de encima este perro. Por cierto, Step, se puede saber donde terminaron mis biscochos de mantequilla? Los compre el otro día para desayunar y ya desaparecieron.’

‘No se, se los habrá comido Maria. Yo no los agarre, sabes que no me gustan.’

‘No se como es, pero cualquier cosa que pasa siempre es culpa de Maria. Entonces que no venga más esta Maria, no? Solo hace daños…’

‘Bromeas? Maria es un mito. Hace unas tortas de manzana increíbles. Ella del otro día, por ejemplo…’ interviene Pollo.

‘Entonces se la comieron ustedes, estaba seguro!’

Step mira el reloj.

‘Diablos es tardísimo. Debo salir.’ Pollo también se alza.

‘Yo también me voy.’ Paolo se queda solo en la sala.

‘Y el perro?’

Antes de salir, Pollo da tiempo de responder.

‘Paso después.’

‘Mira que o te lo llevas o me regresas mis doscientos euros!’

Paolo mira al perro. Esta ahí, en medio de la sala mirando. Extraño que no hubiera hecho pipi sobre la alfombra todavía. Después abre su maletín de piel y saca afuera un nuevo paquete de biscochos ingleses de mantequilla. Donde puede meterlos? Elige el pequeño armario abajo, ese de las bolsas y cartas. En esta casa nunca nadie escribe. Difícilmente los conseguirán. Los esconde detrás de un paquete aun cerrado de bolsas. Cuando se levanta mira que el perro lo esta viendo. Se mantienen así por un momento. Quizás estos me lo dejaron a propósito. Existen perros de droga. Quizás este puede ser perro de biscochos. Y por un momento Paolo, estupidamente, no esta tan seguro de su escondite.

Babi esta detrás de Step. Su mejilla apoyada de su chaqueta, el viento se lleva la punta de sus cabellos.

‘Bueno, como te fue en la escuela hoy?’

‘Buenisimo. Tuvimos dos horas vacías. Falto la Giacci. Tuvo problemas familiares. Imaginate, con una como ella tenemos problemas nosotros, piensa como tendrá la familia…’

‘Veras que de ahora en adelante todo saldrá mejor con ella. Tengo como un presentimiento.’

Babi no entiende bien el significado de esas palabras y deja el tema hasta ahí.

‘Estas seguro que no me dolerá?’

‘Segurisimo! Los tienen todos. Viste que grande es el mío. Si no, estaría muerto no? Tú te harás uno pequeñísimo. Ni te darás cuenta.’

‘No dije que lo haría. Dije que vengo a ver.’

‘Esta bien, como quieras, si no quieres no lo hagas, de acuerdo?’

‘Aquí, ya llegamos.’ Caminan a lo largo de una calle. Por el suelo hay pedazos de arena, llevada por el viento, robándola de la playa vecina. Están en Fregene, en la villa de los pescadores. Babi por un momento se pregunta si esta loca. Dios mío, estoy por ser tatuada, piensa, debo hacerlo en un lugar escondido, pero no mucho. Imagina a su madre descubriéndola. Se pondría a gritar. Su madre siempre grita.

‘Estas pensando donde hacerlo?’

‘Estoy pensando si me lo hago.’

‘Anda, te gusto tanto el mío cuando lo viste. Y también Pallina lo tiene, no?’

‘Si, lo se, pero que importa? Ella se lo hizo ella misma en su casa con todo la tinta china.’

‘Bueno, este es mucho mejor. Con la maquina viene hasta de colores… es genial.’

‘Pero estas seguro que la esterilizan?’

‘Claro, que te viene a la mente?’

No me drogo, nunca he hecho el amor. Seria de verdad el colmo de la mala suerte agarrar Sida por un tatuaje.

‘Aquí, este es el lugar.’

Se paran frente a una especie de cabaña. El viento mueve las hojas alargadas que cubren el techo con ramas tropicales. En la ventana se ven vidrios de colores. La puerta es de madera marrón oscura. Parece casi de chocolate.

‘John, se puede?’

‘Claro, Step, entra.’

Babi lo sigue. La golpea un fuerte olor de alcohol. Al menos esta ahí, solo basta ver si lo usan también. John esta sentado sobre una especie de banco y esta tocando el hombro de una chica rubia sentada frente a el en una banca. Se escucha el sonido de un motor. A Babi le recuerda el sonido del taladro del dentista. Espera que no haga tanto daño. La chica mira hacia delante. Si siente dolor, no lo hace ver. Un chico, apoyado en el muro, deja de leer el periódico ‘Corriere dello Sport’.

‘Te duele?’

‘No.’

‘Como no te va a hacer mal.’

‘Te dije que no.’

El muchacho regresa a leer el periódico. Parece casi molesto que no le doliera.

‘Listo.’ John aleja la maquina y se acerca al hombro para ver mejor su trabajo. ‘Perfecta!’ La chica suspira. Estira el cuello para ver ella si ella esta también de acuerdo con el entusiasmo de John. Babi y Step se acercan curiosos. El chico deja de leer y se empuja hacia delante. Todos se miran en silencio. La chica mira alrededor buscando un poco de aprobación.

‘Es bella, no?’ Una mariposa de miles colores brilla vividamente sobre su hombro. La piel esta un poco hinchada. El color aun fresco. Mezclado con el rojo de su sangre, parece particularmente iluminado.

‘Bellísima’ le responde sonriendo aquel que debe ser su novio.

‘Mucho.’ También Babi decide darle un poco de satisfacción.