‘Dale toma, ponte esta.’ John le pone una gasa adhesiva en el hombro. ‘Debes limpiarla cada mañana por algunos días. Veras que no te saldrá ninguna infección!’
La chica aprieta los dientes e inhala fuerte aire por la boca.
Una cosa es segura. Al menos después, John usa el alcohol. El tipo saca afuera cincuenta euros y paga. Después sonríe y abraza a su chica apenas tatuada.
‘Ay. Me duele!!’
‘Oh, lo siento tesoro.’ La agarra delicadamente mas bajo y sale con ella de esa pseudo cabaña.
‘Entonces Step, déjame ver como va tu tattoo…’
Step sube la manga derecha de la chaqueta. Sobre su musculoso brazo aparece un águila con una lengua roja flameante. Step mueve la mano como un pianista. Sus tendones se mueven bajo la piel dándole vida a esas grandes alas.
‘Es muy bella.’ John mira complacido su trabajo. ‘Se ha ido opacando, quizás hay que retocarla…’
‘Un día de estos quizás. Hoy estamos aquí por ella.’
‘Ah, por esta bella señorita, que cosa quiere hacerse?’
‘Primero que todo no quiero hacerme daño entonces… esteriliza después de cada uso la maquina, no?’
John la tranquiliza. Quita las agujas y las limpia con alcohol frente a ella.
‘Ya decidiste donde hacértelo?’
‘Quisiera un lugar donde no se nota. Mis padres son dolorosos.’
Piensa en esa frase. De igual forma esto también es doloroso.
‘Bueno…’ John le sonríe. ‘He hecho algunos por la espalda, otros en la cabeza. Una vez llego una americana que insistió en hacérselo, si, de hecho, entendiendo donde… no? Primero la tuve que rasurar!’
John comienza a reír frente a ella mostrando sus terribles dientes amarillos. Babi lo mira preocupada. Dios mío, es un maniaco. ‘John.’ La voz, un poco dura, de Step llega por sus hombros. John cambia rápido de expresión. ‘Si, disculpa Step. Entonces no se, lo podremos hacer por el cuello, debajo de los cabellos, quizás en la clavícula, o por la cintura.’
‘Eso, por la cintura va muy bien.’
‘Toma, elige entre estos.’ John saca afuera de debajo de una mesa, un grueso libro. Babi comienza a hojearlo. Hay espadas, cruces, diseños terribles. John se alza y se prende un Marlboro. Intuyo que será algo largo. Step se le sienta al lado. ‘Este?’ le indica una svástica nazi dentro de una bandera de fondo blanco.
‘Pero que…!!’
‘Bueno, no esta mal…’
‘Este?’ le indica una gruesa serpiente de colores morados y la boca abierta en señal de ataque. Babi siquiera le responde. Continua a hojear el gran libro. Mira las figuras velozmente, insatisfecha, como si ya supiera que ahí no encontraría nada bueno. A la final Babi gira la última pagina, esa de plástico duro y cierra el libro. Después mira a John.
‘No, no me gusta nada.’
John prueba una vez mas su cigarrillo y bota afuera el humo soplando. Justo como lo predijo.
‘Bueno, entonces hay que pensar en algo. Una rosa?’
Babi niega con la cabeza.
‘Una flor en general, no?’
‘No lo se…
‘Bueno, hija mía, dame una mano sino podremos estar aquí toda la noche. Mira que a las siete tengo otra cita.’
‘No se. Quiero algo extraño.’
John se pone a caminar por la habitación. Después se para. ‘Una vez hice sobre la espalda de alguien, una botella de Coca-Cola. Se veía genial. Te gustaría?’
‘Pero a mi la Coca-Cola no me gusta.’
‘Bueno Babi, entonces dile algo que si te guste.’
‘Yo solo como yogurt. Nunca me dejaría tatuar un yogurt!’
Al final consiguen una solución. La propone Step. John esta de acuerdo y a Babi le gusta muchísimo.
Step la distrae contándole la verdadera historia de John, el chino de ojos verdes. Todos lo llaman así y el se comienza a creer oriental. Observa todas las cosas chinas que tiene. En realidad nació en las afueras de ropa. Esta con una tipa con quien tuvo un hijo y lo llamo Bruce, en honor a su ídolo. En realidad se llama Mario y ha aprendido a hacer sus primeros tatuajes con maquina. Esos ojos son ahora, solo dos grados de miopía corregidos por unos lentes baratos. Mario, o mejor dicho John, se echa a reír. Step le paga cincuenta euros. Babi revisa su tatuaje: perfecto. Poco después, en su moto, se deja el primer botón de los jeans abiertos, baja el borde y lo mira de nuevo, feliz. Step se da cuenta. ‘Te gusta?’
‘Muchisimo.’
Sobre su piel delicada, ahora hinchada por el proceso, una pequeña águila recién nacida, idéntica a la de Step, hija de la misma mano, saborea el viento fresco del atardecer.
El timbre de la puerta suena. Paolo va a abrir. Frente de el esta un señor distinguido.
‘Buenas noches, busco a Stefano Mancini. Soy Claudio Gervasi.’
‘Buenas noches, mi hermano no esta.’
‘Sabe cuando regresa?’
‘No se, no dijo nada. A veces no viene siquiera a cenar, regresa directamente en la madrugada.’ Paolo mira a ese señor. Quien sabe que cosa tiene que hacer con Step. Problemas probablemente. Como siempre, otra historia de golpes. ‘Escuche, si quiere acomodarse, quizás regresa dentro de poco o quizás llama.’
‘Gracias.’
Claudio entra en la sala. Paolo cierra la puerta, después no logra resistir más.
‘Disculpe, puedo ayudarlo de alguna forma?’
‘No, quería hablar con Stefano. Soy el padre de Babi.’
‘Ah, entiendo.’ Paolo sonríe fingiendo. En realidad no entendió nada. No sabe siquiera quien es esta Babi. Una chica, algo más q golpes. Problemas aun peores.
‘Disculpeme un momento.’ Paolo va a otro cuarto. Claudio, quedando solo, mira alrededor. Se acerca a algunos posters pegados al muro, después saca afuera el paquete de cigarrillos y se prende uno. Al menos toda esta historia tiene un beneficio. Puedo tranquilamente fumar. Es extraño que aquel, el hermano de Stefano, de ese Step que golpeo a Accado, parecer un muchacho muy bueno. Quizás la situación no es tan desesperada. Raffaella como siempre exagera. Quizás no valía la pena venir. Estas son cosas de muchachos. Se arreglan naturalmente entre ellos. Es una fase, quizás a Babi se le pase rápido. Mira alrededor buscando un cenicero. Lo mira en la mesa detrás del sofá. Se acerca para botar las cenizas.
‘Tenga cuidado.’ Paolo esta en la puerta con un paño en la mano. ‘Disculpe, pero esta caminando justo encima donde hizo pipi el perro.’
Pepito, el pequeño perro de pelo blanco aparece en una esquina de la sala. Ladra casi feliz de haberlo molestado.
Step y Babi se paran en el patio debajo de la casa. Babi mira el estacionamiento de ellos. Esta vacío.
‘Mis padres no han regresado. Quieres subir un momento?’
‘Si, dale.’ Después recuerda del perro dejado en casa con su hermano. Saca afuera el celular. ‘Espera, antes debo llamar a mi hermano, quiero saber si quiere algo.’
Paolo va a responder.
‘Alo?’
‘Hola Pa’ Como estas? Paso Pollo por el perro?’
‘No, ese deficiente de tu amigo todavía no ha venido. Espero otros diez minutos y sino, saco al perro fuera.’
‘Anda, no seas así. Sabes que no debes maltratar los animales. Aunque quizás seria bueno sacarlo para dejarlo hacer pipi.’
‘Ya hizo, gracias!’
‘Anda, que cuidadoso eres, eres muy bueno con los animales hermano.’
‘No entendiste. Ya lo hizo y mojo toda la alfombra turca!’
Paolo en vez de quedar como un hombre eficiente prefiere quedar como un simple tipo con un trapo en maño secando el pipi del perro. Todo para hacer sentir mal a Step. Nada que hacer. Del otro lado del teléfono, una risa gracioso.
‘No te creo!’
‘Creelo! Ah, escucha. Aquí esta un señor esperándote.’
Paolo se voltea hacia el muro tratando de no hablar muy alto. ‘Es el papa de Babi. Pero que, paso algo?’
Step mira a Babi sorprendida.
‘En serio?’
‘Que, te parece que bromeo con cosas así… que sucede?’
‘Nada, después te digo. Pásamelo por favor.’