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‘Podias agarrar la moto, como ahora agarras todas mis cosas.’

Paolo no ríe para nada y se encierra en la sala con Manuela.

Step va al cuarto, se quita la ropa y se mete en la cama. Apaga la luz. Esta destruido. De la sala llegan voces. Trata de escuchar mejor. Son Paolo y Manuela. Están discutiendo algo. La voz de su hermano es repetitiva y fastidiosa.

‘Dime la verdad. Quiero saber la verdad.’

‘Ya te la dije.’

‘Te dije que me dijeras la verdad.’

‘Esa es, te lo juro.’

‘Te lo pido por la ultima vez. Dime la verdad, quiero saber la verdad.’

‘Te juro que te he dicho todo.’ Manuela también parece bastante segura. En la oscuridad del cuarto Step mueve la cabeza. No se si son peores los golpes del Siciliano o las discusiones de mi hermano. Quien sabe que querrá saber Paolo, igual Manuela no se lo dirá nunca. Una cosa es segura. La única gran verdad es que Manuela regresara a casa sentada en el asiento malo. Y con ese pensamiento, Step se duerme divertido.

Babi esta en Fregene con toda su clase. Están festejando el día libre que les dieron. Terminaron de comer hace un rato y se pusieron a pasear en la playa. Algunas de sus amigas juegan a roba-bandera. Ella esta sentada sobre un banco hablando con Pallina. Después lo ve. Va hacia ella con esa sonrisa, esos lentes oscuros y esa chaqueta. A Babi le salta el corazón. Pallina se da cuenta rápido.

‘Hey, no mueras, eh?’

Babi le sonríe después corre a encontrar con Step. Se va con el, sin preguntarle como hizo para conseguirla, donde la está llevando. Se despidió de sus compañeras con un ‘adios’ distraído. Algunas de ellas dejan de jugar y la siguen con la mirada. Envidiosas y soñadoras, deseosas de estar en su puesto, abrazadas a Step, a 10 con honores. Después la chica del centro llama fuerte. ‘Numero… siete!’ dos de ellas arrancan en la arena, corriendo hacia ella. Se para una frente a la otra, con los brazos alargados, mirándose a los ojos, retándose sonrientes. De repente ese pequeño pañuelo blanco suspendido en el aire se vuelve su único pensamiento.

Cuando llegan frente a la moto, Babi lo mira curiosa.

‘Adonde vamos?’

‘Es una sorpresa.’ Step va detrás de ella y saca fuera del bolsillo la bandana azul que le robo y le cubre los ojos.

‘No hagas trampa… no debes ver.’

Ella se lo arregla mejor, divertida.

‘Hey, este pañuelo me parece conocido…’ después le pasa un audífono de su Sony y parten juntos abrazados escuchando las notas de Tiziano Ferro.

Mas tarde… Babi se mantiene abrazada detrás de el, con la cabeza apoyada sobre su espalda y los ojos cubiertos por la bandana. Siente como si volara, un viento fresco acaricia sus cabellos y un olor de humedad perfuma el aire. Hace cuanto salieron? Trata de calcular el tiempo del CD que esta escuchando. Entonces lleva casi una hora que están viajando. Pero hacia donde vamos?

‘Falta mucho?’

‘Ya casi llegamos. Estas viendo?’

‘No.’

Babi sonríe y se apoya de nuevo a su espalda, apretándolo fuerte. Enamorada. Acelera dulcemente y va hacia la derecha, arriba por la subida preguntándose si ella ha entendido.

‘Aquí, ya llegamos. No, te quites la bandana. Esperame aquí.’

Babi trata de entender donde esta. Sigue siendo de tarde. Siente un sonido lejano, repetitivo y ahogado, pero no entiende de qué se trata. Por un momento, escucha un ruido más fuerte, como si algo hubiera sido golpeado.

‘Aquí esta.’ Step la agarra por la mano.

‘Que paso?’

‘Nada. Sígueme.’ Babi temerosa se deja llevar. Ahora el viento paro, el aire se volvió mas fría, pareciera casi húmeda. Su pierna se tropieza con algo.

‘Ay.’

‘No es nada.’

‘Como que no es nada. Es mi pierna!’

Step se echa a reír.

‘Y siempre te la golpeas. Quédate quieta aquí.’ Step la abandona por un momento. La mano de Babi se queda sola, suspendida en el vacío.

‘No me sueltes…’

‘Estoy aquí cerca de ti.’

Después un fuerte sonido continuo, mecánico, como madera. Una ventana que se alza. Step le quita dulcemente la bandana. Babi abre los ojos y de repente todo aparece.

El mar en el horizonte brilla frente a ella. Un sol caliente y rojo parece sonreírle. Esta en una casa. Sale afuera, debajo de la ventana alzada, hacia la terraza. Abajo a la derecha reposa romántica la playa del primer beso de ellos. A lo lejos sus colinas preferidas, su mar, los lugares conocidos: Port’Ercole. Un pelicano le pasa cerca. Babi mira alrededor emocionada. Ese mar plateado, la arena amarilla, los arbustos verdes oscuros, esa casa solitaria sobre las rocas. Su casa, la casa de sus sueños. Y ella esta ahí, con el, y no esta soñando. Step la abraza.

‘Estas feliz?’ ella le indica que si con la cabeza. Después abre los ojos. Mojados y soñadores de pequeñas lágrimas transparentes, lucidas de amor, bellísimas. El la mira.

‘Que pasa?’

‘Tengo miedo.’

‘De que?’

‘Que nunca volveré a ser tan feliz como ahora…’

Después, loca de amor, lo besa de nuevo en medio de ese hermoso horizonte.

‘Vente, entremos.’

Se ponen a dar vueltas por esa casa desconocida, abriendo cuartos, inventando historias de cada habitación, imaginándose como si fueran los propietarios.

Levantan todas las ventanas, consiguen un gran Stereo y lo prende. ‘Aquí también se escucha Tele Radio Stereo.’ Ríen. Giran por esa casa abriendo las gavetas, revelando los secretos, divirtiéndose juntos. Separados, se llaman cada tanto para mostrarse hasta el descubrimiento más pequeño y todo parece mágico, importante, increíble.

Step saca el baúl de la moto y entra de nuevo en la casa. Poco después la llama. Babi entra en el cuarto. La gran ventana da hacia el mar. El sol ahora parece que estuviera guiñando un ojo. Esta desapareciendo en silencio detrás del horizonte lejano. Ese ultimo rayo educado pinta de rosado las nubes suaves esparcidas mas en lo alto. Su reflejo casi dormido corre por una línea dorada. Atravesando el mar para apagarse sobre las paredes de ese cuarto, entre sus cabellos, sobre sabanas nuevas, apenas puestas.

‘Las compre yo, te gustan?’ Babi no responde. Mira alrededor. Un pequeño mazo de rosas rojas reposa en un vaso cerca de la cama. Step trata de echar broma. ‘Juro que no las compre en el semáforo…’

Step abre el baúl.

‘Y voila!’

Adentro esta hielo derretido y algunos cubos todavía flotando. Step saca fuera una botella de champaña con dos copas envueltas con un periódico.

‘Para no romperlas.’ Explica. Después del bolsillo de la chaqueta saca una pequeña radio.

‘No sabia si había.’

La prende, la sintoniza en la misma frecuencia del stereo de la casa y la pone sobre la mesa de noche.

Un pequeño eco de la canción ‘Ciertas noches’ se esparce por el cuarto.

‘Pareciera casi hecho a propósito… sobretodo si estamos por anochecer…’

Step se le acerca, la agarra entre los brazos y la besa. Ese momento le parece tan bello que Babi olvida todo, sus propósitos, sus miedos, sus escrúpulos. Lentamente se deja quitar la ropa, desnudándolo ella también. Se encuentra completamente desnuda por primera vez entre sus brazos, mientras una luz mágica, esparciéndose sobre el mar, ilumina tímidamente sus cuerpos.

Una joven estrella curiosa brilla alta en el cielo. Después, entre un mar de caricias, el sonido de ondas lejanas, el rumor de un alegre pelicano, el perfume de las flores, sucede.

Step se desliza delicadamente sobre ella. Babi abre los ojos tiernamente feliz. Step la mira. No parece asustada. Le sonríe, le pasa una mano entre sus cabellos dándole confianza. En ese momento, de la pequeña radio cercana y en toda la casa comienza a sonar inocentemente Beautiful, pero ninguno de los dos se da cuenta. No saben que esa se volvería ‘su canción’. Ella cierra los ojos conteniendo la respiración, repentinamente llevada por esa emoción increíble, de ese dolor de amor, de la magia de volverse suya por siempre. Alza la cara hacia el cielo, suspirando, agarrandose a sus hombros, abrazándolo fuerte. Después se deja llevar, delicadamente mas tranquila. Suya. Abre los ojos. El esta ahí, dentro de ella. Esa suave sonrisa ondea de amor sobre su cara besándola cada tanto. Pero ella no esta mas. Esa muchacha de los ojos azules asustados, de tantas dudas, de los miles miedos, desapareció. Babi piensa cuanto desde pequeña le fascina la historia de las mariposas. Aquella oruga y aquel pequeño capullo que se tiñe de miles esplendidos colores y de repente, aprende a volar. Entonces se ve de nuevo. Fresca, delicada mariposa apenas nacida, entre los brazos de Step. Le sonríe y lo abraza mirándolo a los ojos. Después le da un beso, suave, nuevo, apasionado. Su primer beso de joven mujer.