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Mas tarde, echados entre las sabanas, el le acaricia los cabellos, mientras ella lo aprieta con la cabeza apoyada en su pecho.

‘No soy buena, verdad?’

‘Eres buenísima.’

‘No, me siento tonta. Me debes enseñar.’

‘Eres perfecta. Ven.’

Step la agarra por la mano y se la lleva hacia el. Entre las flores de la sabana, una pequeña flor roja, apenas creada, se distingue del resto, mas pura e inocente que todas.

De nuevo abrazados en la bañera. Beben champaña hablando alegres, ligeramente brillantes de amor. Rápidamente ebrios de pasión se aman de nuevo. Esta vez sin miedo, con mas seguridad, mas deseo. Ahora le parece más bello, más fácil de mover las alas, ahora no tiene miedo a volar, entiende la belleza de ser una joven mariposa. Después agarran las batas de baño y bajan hacia la cabaña privada. Se divierten inventando nombres que podrían significar esas dos letras desconocidas cocidas en el pecho. Después de haber competido por encontrar los más raros, las abandonan en las rocas.

Babi pierde. Se lanza de segunda. Nadan así, en el agua fresca y salada, bajo el reflejo de la luna, empujado por pequeñas ondas, abrazándose cada tanto, bromeando, alejándose para después juntarse de nuevo, para saborear esos labios de sabor champaña marino. Mas tarde, sentados sobre una roca, envueltos en las batas de baño de Amarildo y Sigfrida, miran soñadores las miles estrellas encima de ellos, la luna, la noche, el mar oscuro y tranquilo.

‘Es bellísimo aquí.’

‘Es tu casa, no?’

‘Estas loco!’

‘Lo se!’

‘Soy feliz. Nunca he sido así de feliz en toda mi vida. Y tu?’

‘Yo?’ Step la abraza fuerte. ‘Estoy demasiado feliz.’

‘Como para lograr tocar el cielo con un dedo?’

‘No, no así.’

‘Como no así?’

‘Mucho mas. Al menos tres metros sobre el cielo.’

El día después Babi se despierta y, mientras debajo de la ducha los últimos rastros salados abandonan su cabello, piensa emocionada en la noche anterior.

Desayuna, saluda a su mama y se monta en el carro con Daniela, lista para ir a la escuela como cada mañana. Su padre se para en el semáforo debajo del puente de la vía Francia. Babi esta todavía somnolienta y distraída cuando de repente la ve. No cree a sus ojos. En lo alto, más alto que el resto, sobre la blanca columna del puente, una escritura domina las otras, imborrable. Esta ahí, sobre el mármol frío, azul como sus ojos, bella como siempre la quiso. Su corazón comienza a latir veloz. Por un momento le parece que todos pueden sentirla, todos pueden leer esa frase, justo como ella lo esta haciendo en ese momento. Y ahí, en lo alto, inalcanzable. Ahí solo donde los enamorados logra llegar:

‘Tu y yo… Tres metros sobre el cielo.’

24 de diciembre.

Esta despierto. En realidad no ha dormido nada. La radio esta encendida. Ram Power: uno lo vive, uno lo recuerdo. Que cosa hay para recordar? Tiene dolor de cabeza y los ojos le duelen. Se gira en la cama. De la cocina vienen sonidos. Su hermano esta haciendo el desayuno. Mira el reloj. Son las nueve. Quien sabe a donde va Paolo a esa hora, el día antes de navidad. Hay personas que siempre tienen algo que hacer, piensa, hasta en los días festivos. Siente la puerta cerrándose. Salio. Tiene un sentimiento de alivio. Tiene ganas de estar solo. Después un extraño sufrimiento lo toma. No tiene ganas. Esta solo. Con esa idea se siente aun peor. No tiene hambre, no tiene sueño, no tiene nada. Se queda así boca abajo. No sabe por cuanto tiempo. Poco a poco comienza a ver ese cuarto en días más felices. Cuantas veces por la mañana ha encontrado los zarcillos de Babi sobre la mesita de noche, cuantas veces su reloj, cuantas veces estuvieron juntos en esa cama, abrazados, enamorados, deseosos el uno del otro. Sonríe. Se acuerda de sus fríos pies, esos pequeños dedos helados que ella riendo apoyaba en sus piernas mas calientes. Después que habían hecho el amor, cuando se echaban ahí, a hablar, mirando la luna por la ventana, la lluvia o las estrellas, igualmente felices, si hiciera calor o lloviera. Acariciándole los cabellos sin importar que sucediera afuera, olvidando las guerras, los problemas del mundo, las nuevas calles, la gente. Después imagina de nuevo a ella yendo a su baño, admira de nuevo enamorado esas marcas más claras sobre su piel, la sombra de un traje de baño apenas quitado, un sostén desabrochado. La escucha reír con esa puerta cerrada, la ve caminar con su forma graciosa, con esos cabellos mojados, correr penosa hacia la cama, lanzarse encima de el, aun fresca de agua, aun perfumada de amor y de pasión. Step se voltea de nuevo en la cama, mira el suelo. Cuantas veces, con mala gana, ha llegado la hora de vestirse, de acompañarla a casa. Entonces silencioso y vecinos, sentados sobre esa cama comenzaban a vestirse, lentamente, pasándose cada tanto alguna cosa que pertenecía al otro. Intercambiando una sonrisa, un beso, poniéndose una falda, hablando inclinados, amarrándose los zapatos, dejando la radio prendida, por poco, antes de regresar. Donde estará en este momento. Y porque. Siente una puntada en el corazón.

En los días festivos siempre arregla el cuarto, si se siente más alegre o más triste. No sabe donde meter algunos pensamientos.

‘Dani, quieres esta? Sino la boto.’ Daniela mira a la hermana. Babi esta en la puerta de su cuarto con la chaqueta azul en la mano.

‘No, déjala me la pongo yo.’

‘Pero esta toda descosida.’

‘Yo la arreglo.’

‘Como quieras.’ Babi la deja en la cama. Daniela la mira salir del cuarto. Cuantas veces Babi y ella han peleado por esa chaqueta. No pensaría que la botaría. Su hermana si ha cambiado. Después deja ir ese pensamiento y se pone a envolver los últimos regalos. Babi esta terminando de limpiar el armario cuando entra su madre.

‘Bien. Has sacado bastante ropa.’

‘Si, toma, toda esta es para botar. Dani tampoco la quiere.’

Raffaella agarra algunas ropas puestas sobre la mesa.

‘Haré un paquete para los pobres. Deberían pasar hoy a buscarlos. Mas tarde salimos juntas?’

‘No lo se, mama.’ Babi se sonroja ligeramente.

‘Como quieras, no te preocupes.’

Raffaella sonríe y sale del cuarto. Babi abre algunas gavetas. Esta feliz. De un tiempo acá esta bien con su madre. Que extraño. Solo hace seis meses atrás peleaban siempre. Se acuerda del final del proceso penal, cuando salio del tribunal y su madre la alcanzo afuera corriendo.

‘Pero estas loca, porque no dijiste como fueron de verdad las cosas? Porque no dijiste que ese delincuente golpeo a Accado sin razón?’

‘Para mi las cosas fueron como yo dije. Step es inocente. No tiene que ver. Que saben ustedes que paso? Que sintió ese momento. Ustedes no saben justificar, no saben perdonar. La única cosa que están en grado de hacer es juzgar. Deciden la vida de sus hijos sobre sus deseos, sobre lo que ustedes piensan. Sin saber siquiera que pensamos. Para ustedes la vida es como jugar cartas, todo eso que no conocen es una carta incomoda que no quisieran haber pescado. No saben que hacer, les molesta tenerla entre las manos. Pero no se preguntan porque uno es violento, porque uno es drogadicto, que les importa, si no es su hijo, no les preocupa. Pero esta vez te interesa mama, esta vez tu hija esta con uno que tiene problemas, que no piensa solo en tener el GTI 16 válvulas, el Daytona o ir a Sardegna. Es violento, es cierto, pero quizás lo es porque no sabe explicar tantas cosas, porque le han dicho tantas mentiras, porque ese es su único modo de reaccionar.’