‘Que te paso? Babi estas herida? Que te sucedió? Es culpa de ese delincuente verdad? No entiendes que terminaras mas?’
Ella fue a su cuarto, se cambio en silencio. Después se quedo ahí, sola, echada sobre la cama. Entendió que algo no iba bien. Algo debería cambiar. No seria así de fácil, no como quitarse una camiseta y botarla entre la ropa sucia. Cualquier día después vio a Step. Tiene otro corte en la cara. Le pusieron puntos en la ceja.
‘Pero que te paso?’
‘Bueno, para no despertar a Paolo entre a la casa y no prendí la luz del corredor. Me golpee contra un mueble. No sabes que mal, una cosa bestial.’
Justo como esa que ha hecho. La verdad la supo de Pallina por casualidad, hablando por teléfono. Fueron a buscar a los tipos, con palos y cadenas, guiados por Step. Una riña gigantesca, una verdadera venganza. Salio hasta una noticia en el periódico. Babi tranco. Es inútil discutir con Step, siempre hará como quiere, a su modo. Tiene la cabeza dura. Le ha dicho miles de veces que ella odia la violencia, los puños, los golpeadores.
Acomoda los escaparates, tira abajo algunos cuadernos botándolos por el suelo, sin interés. Cuadernos de años pasados, apuntes del liceo, viejos libros.
‘Que hacemos esta noche? Vamos a las carreras de moto? Anda, van todos.’
‘Estas bromeando espero, no pasara! Yo en ese lugar no vuelvo a poner un pie. Quizás encuentro a esa loca rabiosa y me toca caerle a golpes de nuevo. Tenemos una reunión, si quieres venir.’
Step se puso una chaqueta azul y se quedo todo el tiempo sentado sobre un sofá mirando alrededor, tratando de conseguir algo de divertido en eso que escuchaba, sin lograrlo. El siempre odio esa gente. Ha entrado a estas fiestas, ha arruinado todo, si divirtió bastante con los otros robando en los cuartos, a lanzar al suelo las cosas. Los otros. Quien sabe donde estarán en este momento. En la Serra, corriendo a ciento cuarenta, sobre la moto con los amigos que los animan, con Siga que agarra las apuestas, con las groupies, Ciccio y todos los otros. Que genial esa fiesta. Encuentra la mirada de Babi. Le sonríe. Ella esta molesta, sabe muy bien lo que el esta pensando.
Babi trata de agarrar aquel libro más alto que el resto.
Después lo recuerda como si fuera en ese momento.
El intercomunicador suena alocado. La dueña de la casa atraviesa la sala corriendo, la puerta que se abre y Pallina ahí, pálida, agitada y se echa a llorar.
Es una noche terrible. Deja de pensarlo. Comienza a recoger los libros que lanzo al suelo. Agarra otros poniéndolos sobre la mesa y cuando se inclina de nuevo, la ve. Esta ahí, clara y seca, amarilla. Arruinada, sobre la alfombra oscura, carente de la vida que tenia hace tanto tiempo.
La pequeña espiga que metió en su diario la primera vez que huyo de la escuela con Step. Esa mañana con el viento que anunciaba el verano, esos besos que sabían a piel perfumada por el sol. Su primer amor. Se recuerda cuando estaba convencida que nunca podría existir algún otro. La recoge. La espiga se rompe entre sus dedos, como viejos pensamientos, como ligeros sueños y débiles promesas.
Step mira la cafetera sobre la hornilla. El café todavía no esta listo. Sube un poco la llama. Cerca todavía queda un poco de cenizas y un último pedazo de hoja amarillenta. Sus amados diseños, las caricaturas de Andrea Pazienza. Son los originales. Los ha robado en la redacción de un nuevo periódico, ‘Zut’, cuando Andrea estaba aun vivo y colaboraba con ellos. Una noche rompió el vidrio de la ventana con el codo y entro desde arriba. Fue fácil, agarro solo los diseños del mítico Paz y después se fue veloz por la puerta, desapareciendo en la noche, feliz, con los dibujos de su ídolo entre las manos. Poco tiempo después Andrea muere.
Es junio. Una fotografía suya en un periódico. Alrededor de Andrea esta toda la noticia. Esa foto debe haber sido hecha días después de su hurto. Step recoge entre las rejillas de las hornillas ese pedazo de papel. Que caricatura era? Debe ser esa con la cara de Zanardi. Ahora no importa más. Las quedo todas esa noche después de la llamada. Se quedo ahí viendo los colores quemarse, las caras de sus héroes desaparecer abrazados por las llamas, las frases graciosas de poetas desconocidos desvanecer en humo. Después entro su hermano.
‘Pero que haces? Eres cretino? Mira estas quemando el tope de la cocina…’
Paolo ha tratado de apagar esa llama muy alta pero el lo paro.
‘Step pero te da vueltas el cerebro? Después la tengo que pagar yo, no? Estas estupideces hazlas afuera.’
Step no supo nada más. Lo batió contra el muro, cerca de la ventana. Paolo perdió sus lentes. Volaron lejos, al suelo, rompiéndose. Después Step se calmo. Lo dejo ir. Paolo recogió sus lentes rotos y salio en silencio, sin decir nada. Step se puso peor. Escucho cerrarse la puerta de la casa. Se quedo ahí, mirando sus dibujos que se quemaban, arruinando el tope de la cocina, sufriendo como nunca había sufrido. Solo como nunca lo había estado. Le viene a la mente Battisti. ‘Agarrar a puños a un hombre solo porque fue descortés, sabiendo que lo que duele no son las ofensas.’ Es cierto, tiene razón. Y a el le duele mucho mas. Ese hombre es su hermano. El café esta listo de repente, burbujeando, como si también tuviera algo que decir. Step lo echa en una taza y se lo toma. En su boca se queda un sabor caliente y amargo, el mismo sabor de los recuerdos abandonados en su corazón.
Septiembre. Los padres de Babi le compraron un ticket para Londres. Se pusieron de acuerdo con la madre de Pallina. Quieren alejarlas de esas nuevas malas amistades. Solo basto poco. Un plan bien pensado. Una cita con un amigo que trabaja para el estado. Pasaportes nuevos. En ese avión para Inglaterra salen dos, pero los tickets, cambiados pocos días antes, tienen nombres diferentes. Pollo y Pallina.
Son quince días inolvidables para todos. Para los padres de Babi, ilusionados y contentos, finalmente tranquilos. Para Pollo y Pallina, de paseo en Londres, en los pubs y discos, mandándoles a todos postales compradas en Roma, postales inglesas, ya firmadas por Babi. Mientras que Step y ella, lejos de todos, en esa isla griega, Astipaleia. Un viaje épico. Abrazados bajo las estrellas, echados sobre un puente, sobre coloridos sacos, cantando con gente extranjera canciones ingleses, mejorando así su pronunciación, no de la misma forma como hubiesen querido sus padres. Después los molinos blancos, las rocas, una pequeña casa sobre el mar. Pescar al alba, dormir la tarde, salir de noche, pasear en la playa. Dueños del lugar, del tiempo, solos, contando las estrellas, olvidando los días, telefoneando mentiras.
Step saborea el café. Parece aun mas amargo. Comienza a reír. Esa vez que Babi invito a todos los amigos de el a cenar. Un intento de socializar. Se sentaron en la mesa y se comportaron bien justo como Step les pidió tanto. Después no resistieron más. Uno tras otro se levantaron, adueñándose de los platos, llevándose las cervezas y todo hacia la sala. Nunca invites los miércoles. Mucho menos si están jugando las copas de fútbol. Naturalmente termino de forma trágica. La Roma perdió, alguno que apoyaba al rival, la Lazio, ha comenzado a echar broma y fue el comienzo de una riña. Step ha tenido que sacarlos a todos. Divergencias, diferencias, dificultades. Ha tratado de superarlas. Fiesta enmascarada. Se disfrazaron de Tony y Jerry y justo a esa fiesta llegaron Pollo y los demás. Un simple caso del destino cruel? O más simplemente un chisme de Pallina? Todos hicieron como si no lo conocieran.