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Lejos, mucho más lejos, sobre el sofá de una casa elegante, dos cuerpos desnudos se acarician.

‘Eres bellísima.’ Ella sonríe avergonzándose, aun un poco incomoda. ‘Pero que es esto?’

Una pequeña pena. ‘Nada, un tatuaje.’

‘Es un águila, verdad?’

‘Si.’ Después una amarga mentira. ‘La hice con una amiga mía.’

Y en ese momento un sentimiento de tristeza le toca igualmente el corazón. Un cruel destino radiofónico cae sobre ella, casi golpeándola. Beautiful. La canción de ellos. Babi comienza a llorar.

‘Porque lloras?’

‘No lo se.’

No consigue ninguna respuesta. Quizás porque no existe.

Donde va gente juega gritando y haciendo alboroto. Fichas coloridas caen sobre el fieltro verde. Cansadas abuelas regresan acompañadas a sus casas. Una chica de cabello oscuro se duerme romántica apretando la almohada. Sueña con encontrarse ese chico que vio pasar.

Dulcemente la rueda regresa a tierra, así, como se alzo, sin problemas.

Paolo regresa a respirar. Step baja la velocidad. Sonríe.

Es verano. Son los dos pequeños. Su madre y su padre están ahí, felices debajo de una sombrilla. Hablan sobre dos sillas azules con el nombre del establecimiento debajo. Step sale del agua corriendo hacia ellos, con los cabellos mojados, con las gotas saladas que le bajan por los labios.

‘Mama, tengo hambre!’

‘Primero cambiate el traje de baño y después te doy la pizza.’

Entonces su mama lo envuelve con una gruesa toalla.

Lo aguanta en sus hombros sonriendo. El se quita obediente el traje de baño. Después, temeroso de quedarse desnudo, se pone rápido la ropa seca. Trata de no ensuciarlo con arena mojada y mas oscura que tiene en los talones. No lo logra. Sonríe igualmente. Su madre lo besa. Tiene labios suaves y calidos y un perfume de sol y crema. Step corre feliz, con su pedazo de pizza blanca en la mano. Suave, aun caliente, con el borde crocante, justo como le gusta a el.

Lentamente la moto comienza a doblar. Es hora de regresar a casa. Es hora de comenzar de nuevo, lentamente, sin dañar el motor. Sin muchos pensamientos. Solo con una pregunta. Regresare alguna vez arriba, en ese lugar tan difícil de alcanzar. Ahí, donde todo parece bello. Y en ese mismo instante cuando se lo pregunta, ya sabe la respuesta.

Federico Moccia

***