Wheeler se paró de nuevo, esta vez, más que nada, para tomar aliento. Era obvio que lo necesitaba. Tenía la mirada algo extraviada, vuelta hacia la escalera sin verla. Lo sentí muy cansado y a la vez agitado, como si hubiera revivido más de la cuenta aquellas palabras dichas a Valerie un siglo antes, quizá en la cama rondada, quizá cuando ella lo despertaba con sus llantos y sus pesadillas que se correspondían con la realidad, y esas son las que no se aguantan, cuando la vigilia repite lo que dijo el sueño: Tese yo ahora como plomo sobre tu alma, y siente la punzada del alfiler en tu pecho. Desespera y muere'. Esperé. Esperé. Esperé. Y por fin dije:
– Entiendo que no sirvió de nada.
– No, no sirvió, y lo peor es que yo ya lo sabía. Sabía que todo sería inútil, que la vida se le había torcido del todo y que ya nunca se le enderezaría. Por entonces yo ya formaba parte del grupo, que se creó demasiado tarde para salvarle la vida. No es que mi don, mi capacidad de interpretación fuera^menor antes de eso, claro está, pero uno acopla su visión a la tarea que lleva a cabo, y la agudiza, y se acostumbra a desentrañar y a ahondar en lo que vendrá mañana. Tú también habrás notado ese cambio, ese aumento de la perspicacia, desde que estás con Tupra, ¿me equivoco?
– No, no se equivoca. Ahora estoy más alerta. Y tiendo a interpretarlo todo, hasta cuando no estoy trabajando y nadie me va a pedir un informe de lo que perciba. -Y aproveché para preguntarle algo que no me encajaba, aun a riesgo de perder un tiempo precioso y de que la señora Berry nos interrumpiera-: Si no recuerdo mal, Peter, la primera vez que me habló del grupo me dijo que Valerie ya había muerto -'… that Valerie was already dead' fueron mis palabras- cuando la idea le vino a Menzies o a Vivian o a quien fuera. No lo entiendo, si el grupo se formó durante la Guerra.
Wheeler pareció desconcertado, perplejo. Se quedó pensando unos momentos y luego dijo en español, con el rostro iluminado de quien ha dado con la solución a un pequeño enigma (hasta el final disfrutó de las curiosidades lingüísticas):
– Ah. Ah. Debió de ser un problema de ambigüedad, o de mala comprensión tuya, Jacobo. Si lo dije como lo has dicho tú ahora, ' she was already dead', sin duda eso equivalía en tu lengua a 'estaba ya muerta', pero en el sentido coloquial, figurado, de que estaba ya condenada, no de que ya había muerto literalmente. -Y aquí pasó al inglés de nuevo, porque a aquellas alturas era evidente que lo fatigaba más hablar en una lengua extranjera-. Lo que quise decir fue probablemente que para entonces ya era demasiado tarde, que ya había hecho lo que luego la llevaría a matarse, que su suerte estaba echada. Y esa fue la cosa: de haberse creado el grupo antes, puede que alguien hubiera dictaminado, seguramente yo mismo con la mirada acechante, entrenada, lista, que así como Valerie no habría ido lejos como espía, y de eso ella era consciente, tampoco estaba facultada para la propaganda negra, demasiado sucia para sus escrúpulos y para su aversión al engaño. Menos aún para poner en peligro o sacrificar vidas de inocentes, por alemanas que fueran. Ya sabes: paso a paso uno va haciendo cosas para las que no tiene estómago o no está capacitado, y en la guerra se estira mucho de las personas, o son ellas mismas las que insensiblemente se estiran más allá de sus fuerzas, aunque sólo se rompan cuando todo ha terminado. Si alguien hubiera visto sus limitaciones a tiempo, tal vez se la habría retirado de Milton Bryant. Se la habría devuelto al Foreign Office, no sé, o se la habría ceñido sólo a la propaganda blanca. -Wheeler se pasó la mano por la frente, casi se la estrujó ahora-. A veces me digo que yo debería haberlo sabido, de todas formas. Pero es fácil hacerse reproches a toro pasado, como también decís vosotros, cuando se conoce la dimensión de los hechos. Yó ni siquiera estaba muy al tanto de lo que Valerie hacía en el PWE, a millares de millas la mayor parte del tiempo. Y ella ni siquiera me mencionó nunca aquel término, 'propaganda negra', luego es posible que la practicara ignorando su existencia, o mejor dicho, su concepto. También es posible que hasta conmigo fuera discreta, cumpliendo órdenes. No sé. Si Delmer era diabólico, aquel jefferys sería Lucifer en persona. -Hizo una pausa mínima y añadió-: Me quedaré sin saber quién era, quién -se escondía tras ese nombre. Tengo ya muy poco tiempo, Jacobo. Apenas nada.