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?Ernesto y Charo mantienen una relación que va creciendo (Ej.: viaje a Brasil).

Acotaciones al margen: plan de acción, intervención directa, declaración de guerra (a ella).

?Ernesto y Charo no regresan luego de este viaje.

Sin acotaciones al margen.

Salí, busqué un teléfono público que funcionara y marqué el número de la policía. Era sólo esperar que alguien atendiera, decir lo que tenía que decir y después cortar. "Comisaría 31", me dijeron del otro lado.

24.

– Nena, ¿corres, la mochila y me haces un lugarcito?

– …

– Gracias.

– …

– Atención… por favor, por el andén 6 sale el micro de la empresa Río de la Plata de la hora 22.30, con destino a Mar del Plata…

– ¿Cómo el de las 22.30? ¡Qué guachada, salen todos menos el mío!

– …

– Yo hace año, año y medio, que viajo todas las semanas. Por el laburo, ¿viste? ¿Podes creer que nunca salí en horario?

– …

– No importa a dónde vaya. Mi bondi, posta que se atrasa.

– Ah…

– Atención, por favor, por el andén 18 sale el micro de las 22.40 de la empresa Micromar, con destino a San Nicolás,

– No ves, no te digo.

– …

– ¿Vos también esperas el de Rosario?

– No.

– ¿Y para dónde vas?

– No, no voy.

– Viniste a buscar a alguien…

– …

– Che, nena, te encanta hablar a vos, ¿no?

– …

– ¿Qué pasa?

– …

– Para, para, no me pongas esa cara que yo no te hice nada malo.

– …

– Ah, no, lo único que me falta es que me hagas una pobrecita y te pongas a llorar. ¿Si yo qué te hice? Te hablé nomás.

– …

– No, para, ahora no te rajes. ¿Te falté el respeto, yo, te hice algo?

– …

– Córtala, nena, no llores que me haces quedar como la mona, ¿la gente qué va a pensar?

– …

– Nena, estás jodida vos, ¿no? ¿Se puede saber qué te pasa?

– …

– Con esa carita y a tu edad, ¡qué te puede pasar! ¡Déjate de joder!

– Estoy embarazada, mi novio se borró, mi viejo y mi vieja no saben nada, mi viejo le mete los cuernos a mi vieja y se fue de viaje con la mina, mi vieja sabe todo lo de mi viejo pero se hace la boluda…

– ¡A la pelota!

– ¿Ves?

– …

– …

– Discúlpame, che…

– …

– Discúlpame.

– Está.

– ¿Y qué haces acá en la terminal?

– Borrarme de mi casa. Mi vieja es la peor. Si tengo que pasar el fin de semana sola con ella, me muero.

– ¿Qué, pensás pasar la noche acá?

– Sí. De día ando por ahí, me voy a un shopping o a una plaza, nada. Pero de noche me da miedo, acá es más seguro, hay luz, policía, esas cosas.

– ¿Y no le hará mal al pibe?

– ¿A qué pibe?

– Al que tenés en la panza, nena.

– Ah.

– …

– No sé.

– Mira que cuando estás gruesa tenés que descansar y alimentarte bien. Por dos, decía mi mujer cuando esperaba a Leo. ¡Veintipico de kilos se terminó echando encima la gorda!

– …

– Leo es mi hijo, Leonardo, pero le decimos Leo.

– …

– Tiene seis añitos.

– …

– ¿Patea ya?

– Sí, bastante.

– Te va a salir goleador entonces.

– …

– A ver… ¿puedo?

– Sí.

– No siento nada.

– Tenés que esperar.

– Hasta que salga el micro tengo tiempo para que me baile un malambo.

– Vas a ser la primera persona que lo siente.

– ¡Qué grande! Le vas a tener que poner mi nombre…

– ¿Cómo te llamas?

– Guillermo… ¡Uy, me pateó! Me pateé, ¿lo sentiste?

– Sí, lo sentí.

– Guillermo, y si es mujer Guillermina, ¿hecho?

– Lo voy a pensar. A mí me gustaba Lucas.

– Ponele Guillermo. Lucas es medio fifí, medio trolín, ¿viste?

– Lo voy a pensar.

– Che, ¿no tenés una amiga que te banque un par de noches?

– Tengo una, pero se fue a una quinta con los padres.

– Si querés la llamo a mi mujer y le digo…

– No, no, está todo bien, la verdad es que quiero estar sola.

– Otra que sola, si acá hay como un millón de personas.

– Bah, por la bola que te van a dar…

– …

– …

– Atención, sale por el andén 9 el micro de la empresa El Águila de las 22 horas, con destino a Rosario.

– Uy, ¿justo ahora tiene que salir?

– …

– Me da no sé qué dejarte así. ¿Seguro que no querés ir a mi casa? Mi mujer es de primera, no va a tener problema.

– No, seguro, estoy bien.

– No me mintás, caradura, ¿con el quilombo en el que estás metida vas a estar bien?

– Último aviso para el micro de la empresa El Águila.

– Ya voy, ya voy. ¡Qué manga de hijos de puta! ¡Te hacen esperar como dos horas y después te terminan apurando!

– …

– …

– Gracias.

– Guillermo o Guillermina, acordate.

– Lo voy a pensar.

– Y dale con lo voy a pensar. ¿Vos pensás tanto todo, nena?

– Si pensara todo tanto no estaría así.

– Ves, eso es bueno, te reís de vos misma. Eso es muy bueno.

– …

– Me voy.

– Chau.

-Chau. Suerte.

– Chau.

– Chau.

– Che, nena, te anoto acá mi teléfono. Yo dos o tres días estoy de vuelta, cualquier cosita que necesites, llámame, ¿eh? ¡Qué letra de mierda que tengo! ¿Me entendés los números?

– Ocho dos cinco, ocho tres ocho tres.

– Ocho tres, ocho tres, eso. Con el cuatro adelante, ¿viste?

– Sí, sí.

– Bueno, listo. ¿Y cómo es qué te llamas?

– Lali, bah, Lauras pero me dicen Lali.

– Chau, Lali.

– Chau.

– Llámame.

– Chau.

25.

El pasado viernes, a las 17 horas, personal de la comisaría 31 recibió, en un sobre anónimo, un mapa a mano alzada que señala al lago Regatas de Palermo como el lugar donde se encontraría el cuerpo de Alicia Soria, desaparecida desde el 30 de junio próximo pasado. Ese mismo día viernes, y con anterioridad a la recepción del citado material, se produjeron varias llamadas, todas efectuadas desde teléfonos públicos ubicados en distintos puntos de esta capital, advirtiendo que el cuerpo de Alicia Soria se encontraría sumergido en el mencionado lago. La policía estudia la veracidad de esta información, que daría un vuelco de ciento ochenta grados en un caso todavía no aclarado.

Copacabana es tal vez el motivo por el cual quienes visitan Río de Janeiro se enamoran de esta ciudad "a primera vista". Un mar nunca demasiado bravo y su arena blanca, la convierten en una playa ideal para tomar sol y refrescarse.

Ante el estado público que tomaron las versiones sobre la posibilidad de que el cuerpo de Alicia Soria estuviera en el lago Regaras de Palermo, se presentó en la comisaría 31 un taxista que asegura haber llevado hasta ese lugar a una mujer, la noche de la desaparición de la mencionada Soria. Es la primera vez desde que los familiares de Alicia Soria hicieron la denuncia, que aparece un testigo aportando datos en la causa. El taxista Juan Migrelli, de 51 años, dice no haberse percatado hasta el día de ayer de que podría tratarse de la misma mujer, pero ante las versiones que ganaron la calle en las últimas horas, y aconsejado por su propia mujer, Migrelli decidió presentarse en la comisaría 31 para dar su testimonio. "Me acuerdo que le dije 'señora, ¿a usted le parece quedarse sola acá a esta hora?', y ella me contestó 'no se preocupe, ya me pasan a buscar'. Uno no se puede meter en la vida de los pasajeros, le cobré el viaje y me fui", dijo el taxista.