– Hay que darse prisa.
– Claro.
El teniente de artillería se mete en los bolsillos -viste de paisano, por precaución- un cartucho de monedas de oro y el reloj que su hermano acaba de darle, así como los documentos falsos que lo acreditan como alférez de Guardias Españolas y una miniatura con el retrato de su madre que tenía en el dormitorio. Por un momento contempla el cachorrillo cargado que hay sobre la mesa, dudando si cogerlo o no, mientras prudencia e instinto militar se debaten en su ánimo. El hermano resuelve la cuestión, moviendo la cabeza.
– Es peligroso. Y tampoco serviría de nada.
Se miran un instante en silencio, pues apenas hay más que decir. Rafael de Arango consulta la hora en el reloj.
– Siento darte tantas inquietudes.
Sonríe el otro, melancólico.
– Hiciste lo que tenías que hacer. Y gracias a Dios sigues vivo.
– ¿Recuerdas lo que me dijiste ayer por la mañana, casi a esta misma hora?… Acuérdate siempre de que hemos nacido españoles.
– Ojalá todos lo hubiéramos hecho… Ojalá todos nos hubiéramos acordado de lo que somos.
Cuando los dos se dirigen a la puerta, el teniente se detiene, pensativo, tomando a su hermano por el brazo.
– Espera un momento.
– Tenemos prisa, Rafael.
– Espera, te digo. Hay algo que no te he contado todavía. Ayer en el parque, hubo momentos extraños. Me sentía raro, ¿sabes?… Ajeno a todo cuanto no fuese aquella gente y aquellos cañones con los que nos esforzábamos tanto… Era singular verlos a todos, las mujeres, los vecinos, los muchachos, pelear como lo hicieron, sin municiones competentes, sin foso y sin defensas, a pecho descubierto, y a los franceses tres veces rechazados y hasta en una ocasión prisioneros… Que eran diez veces más que nosotros, y no pensaron en fugarse cuando les tiramos el cañonazo, porque estaban más atónitos que vencidos… No sé si comprendes lo que quiero decir.
– Lo comprendo -sonríe el hermano-. Te sentías orgulloso, como yo lo estoy ahora de ti.
– Quizá sea la palabra. Orgullo… Me sentía así entre aquellos paisanos. Como una piedra de un muro, ¿entiendes?… Porque no nos rendimos, fíjate bien. No hubo capitulación porque Daoiz no quiso. No hubo más que una ola inmensa de franceses anegándonos hasta que no tuvimos con qué pelear. Dejamos de luchar sólo cuando nos inundaron, ¿ves lo que quiero decir?… Como se deshace y desmorona un muro después de haber aguantado muchas avenidas y torrentes y temporales, hasta que ya no puede más, y cede.
Calla el joven y permanece absorto, perdida la mirada en los recuerdos recientes. Inmóvil. Luego ladea un poco la cabeza, vuelta hacia la ventana.
– Piedras y muros -añade-. Por un momento parecíamos una nación… Una nación orgullosa e indomable.
El hermano, conmovido, apoya con afecto una mano en su hombro.
– Fue un espejismo, ya lo ves. No duró mucho.
Rafael de Arango sigue quieto, mirando la ventana por la que, como un gris presentimiento, entra la luz del 3 de mayo de 1808.
– Nunca se sabe -murmura-. En realidad, nunca se sabe.
La Navata , octubre de 2007
Nota del autor
Además de largos paseos por las calles de Madrid y consultas puntuales de documentos, es abundante el material bibliográfico manejado como base para este relato. Quizá sea útil consignar algunas referencias que permitan al lector profundizar en la materia, deslindar -si lo desea- los límites entre lo real y lo inventado, y cotejar los aspectos históricamente probados con los muchos puntos oscuros que, doscientos años después de la jornada del Dos de Mayo, todavía discuten historiadores y expertos militares. Esta relación no incluye libros ni documentos publicados después de junio de 2007:
Ramón de Mesonero Romanos. Memorias de un setentón.
Ramón de Mesonero Romanos. El antiguo Madrid.
Elías Tormo. Las iglesias del antiguo Madrid.
Sociedad de Bibliófilos españoles. Colección general de los trajes que en la actualidad se usan en España: 1801.
Imprenta Real. Kalendario manual y guía de forasteros en Madrid para el año 1808.
Rafael de Arango. Manifestación de los acontecimientos del parque de Artillería de Madrid.
J. Alía Plana. Dos días de mayo de 1808 en Madrid, pintados por Goya.
J. Alía Plana y J. M. Guerrero Acosta. El «Estado del Ejército y la Armada» de Ordovás.
J. M. Guerrero Acosta. Los franceses en Madrid, 1808.
J. M. Guerrero Acosta. El ejército napoleónico en España y la ocupación de Madrid.
Emilio Cotarelo. Isidoro Máiquez y el teatro de su tiempo.
Manuel Ponce. Máiquez, el actor maldito.
José de Palafox. Memorias.
Antonio Ponz. Viaje de España.
Comte Murat. Murat, lieutenant de l'Empereur en Espagne 1808.
Marcel Dupont. Murat.
L. y F. Funcken. L'Uniforme et les armes des soldats du Premier Empire.
VV. AA. Goya. Los fusilamientos del 3 de mayo.
Richard Tüngel. Los fusilamientos de 3 de mayo de Goya.
Baron de Marbot. Mémoires.
M. A. Martín Mas. La GrandeArmée.
J. J-E. le Roy. Souvenirs de la guerre de la Peninsule.
José Gómez de Arteche. Guerra de la Independencia. Historia militar de España de 1808 a 1814.
Ministerio de Defensa. Historia de la infantería española.
Jacques Domange. L’Armée de Napoleón.
Marqués del Saltillo. Miscelánea madrileña, histórica y artística.
Josep Fontana. La época del liberalismo.
Alphonse Grasset. La guerre d'Espagne.
Ministerio de Defensa. El ejército de los Borbones.
Ricardo de la Cierva. Historia militar de España.
José Mor de Fuentes. Bosquejillo de mi vida.
Joaquín de Entrambasaguas. El Madrid de Moratín.
Antonio Papell. Moratín y su época.
Fundación Caja Madrid. Madrid. Atlas histórico de la ciudad.
J. M. Bueno. Soldados de España.
Peñasco y Cambronero. Las calles de Madrid.
Pedro de Répide. Las calles de Madrid.
Josef María Bouillé. Guía del oficial particular para campaña. 1805.
Cayetano Alcázar. El Madrid del Dos de Mayo.
Manuel Godoy. Memorias.
Christian Demange. El Dos de Mayo. Mito y fiesta nacional (1808-1958).
M. A. Thiers. Histoire du Consulat et de l'Empire.
Museo del Ejército. Madrid, el 2 de mayo de 1808.
Martín de Riquer. Reportaje de la Historia.
J. C. Montón. La revolución armada del Dos de Mayo en Madrid.
Cevallos y Escoiquiz. Mémoires.
Antonio Alcalá Galiano. Memorias.
General Foy. Histoire de la guerre de la Peninsule sous Napoléon.
Juan Pérez de Guzmán y Gallo. El Dos de Mayo de 1808 en Madrid.
Conde de Toreno. Historia del levantamiento, guerra y revolución de España.