Me sonrío. Pienso que estaba sorprendida por mi pregunta, e incluso sorprendida ante mi interés en ella.
"Hago muchas cosas. Estudio para mis clases, paso el tiempo con mi papá. Jugamos juegos de mesa de vez en cuando. Cosas así".
"¿Alguna vez haz tan solo ido a algún lado con amigos y vagado por ahí?".
"No", dijo, y yo podría haber contestado tranquilamente en su lugar, ya que era obvio que nadie la quería tener alrededor por mucho tiempo.
"Apuesto a que estás tan emocionada como yo por la universidad el próximo año", dije, cambiando el tema.
Y tardó un momento en responder.
"No pienso ir sabes", dijo. Su respuesta me tomó desprevenido. Jamie tenía algunas de las notas más altas en nuestra generación, y dependiendo de cómo le iría en el último semestre, podría hasta terminar Con Honores. Fueron tantas veces que mencionaría el plan del Señor en su vida. Mi cálculo eran catorce, siendo que solamente tenía cinco minutos.
"¿Y el sermón sobre Mount? Pensaba que ahí era a donde estabas planeando ir. Tú adorarías un lugar así", observé.
Me miró con un destello en su ojo. "Quiere decir que justo quedaría bien ahí, ¿no?".
Esas bolas curvas que ella tiraba podían pegar justo entre ceja y ceja.
"No lo quise decir así", dije rápidamente. "Sólo quise decir que me había enterado de tu emoción por ir allí el próximo año".
Se encogió de hombros sin responderme realmente, y para ser sincero, no supe qué hacer. Para aquel entonces habíamos llegado al frente de su casa, y paramos sobre la acera de enfrente. Desde donde estaba parado, podía ver la sombra de Hegbert en la sala a través de las cortinas. La lámpara estaba encendida, y se estaba sentando sobre el sofá junto a la ventana. Inclinaba su cabeza, como si estuviera leyendo algo. Supuse que era la Biblia.
"Gracias por acompañarme a casa, Landon", dijo, y me echó un vistazo a la cara por un momento antes de empezar la caminata definitiva.
Cuando la observé marcharse, no podía dejar de pensar en todas las épocas en que alguna vez había hablado con ella, ésa era la conversación más extraña que alguna vez habíamos tenido. A pesar de la singularidad de algunas de sus respuestas, parecía prácticamente normal.
La noche siguiente, cuando la estaba acompañando a casa, me preguntó sobre mi padre.
"Él es bueno, lo reconozco", dije. "Pero no está mucho por aquí".
"¿Extrañas eso? ¿No crecer con él por aquí?".
"A veces".
"Extraño a mi mami también", dijo, "aunque nunca la conocí".
Fue la primera vez en que había considerado eso de Jamie, que podríamos tener algo en común. Dejé eso penetrar durante un tiempo.
"Debe ser difícil para ti", dije sinceramente. "Aunque mi padre me es un desconocido, por lo menos todavía está por aquí".
Me miró cuando caminamos, miramos hacia adelante otra vez. Tiró de su pelo suavemente. Estaba empezando a notar que hizo eso siempre que estaba nerviosa o no sabía qué decir.
"Lo es, a veces. No me malentiendas – quiero a mi padre con todo mi corazón – pero hay veces cuando me pregunto como podría haber sido tener una madre por aquí. Pienso que ella y yo no habríamos sido capaces de hablar de ciertas cosas que no puedo hablar con mi padre".
Supuse que estaba hablando de chicos. Fue hasta más tarde que aprendería lo equivocado que estaba.
"¿Cómo es, la vida con tu padre? ¿Es cómo estar en la iglesia?".
"No. Él en realidad tiene muy buen sentido del humor".
"¿Hegbert?" Humorista. No podía si quiera imaginarlo.
Pienso que hubiera entrado en shock al escucharme llamarlo por su nombre, pero me dejó quieto y no respondió a mi comentario. En vez dijo, "No te sorprendas tanto. Te caerá bien, una vez que logres conocerlo".
"Dudo si alguna vez conseguiré conocerlo".
"Nunca lo sabes, Landon", dijo, sonriendo, "lo que está en el plan del Señor simplemente sucede".
Odiaba cuando decía cosas así. Con ella, uno sólo sabía lo que hablaba el Señor todos los días, y uno nunca supo lo que el "Tipo grande de arriba" le había dicho. Podría tener un boleto directo al cielo, ustedes saben a lo que me refiero, siendo tan buena persona como lo era.
"¿Cómo conseguiría conocerlo?" Pregunté.
No respondió, pero sonrío, como si supiera un pequeño secreto que estaba guardando de mí. Como dije, la odiaba cuando hacía eso.
La noche siguiente hablamos de su Biblia.
"¿Por qué la llevas contigo siempre?" Pregunté.
Ahora, yo asumía que ella llevó la Biblia simplemente con ella porque era la hija del ministro. No era un gran descubrimiento, considerando lo que Hegbert sentía sobre las Escritura y todo eso. Pero la Biblia que ella llevaba era vieja y la cubierta no era agradable a la vista, y me figure que sería la clase de persona que compraría una nueva cada año para mostrar su dedicación renovada al Señor o eso.
Ella dio unos pasos antes de contestar.
"Era de mi madre", dijo ella simplemente.
"Ah…" Lo dije como si hubiera pisado la tortuga favorita de alguien, aplastándola bajo mi zapato.
Ella me miró. "Está bien, Landon. ¿Cómo podrías haberlo sabido?".
"Siento haber preguntado…".
"No te preocupes. No pasa nada por eso". Ella hizo una pausa. "Les dieron a mi madre y padre esta Biblia para su boda, pero mi mamá fue quien se la quedó. Ella la leía todo el tiempo, sobre todo siempre que estaba pasando un tiempo difícil en su vida". Pensé en los abortos. Jamie continuó.
"A ella le gustaba leerla de noche, antes de dormir, y la tenía con ella en el hospital cuando nací. Cuando mi padre averiguó que ella había muerto, él se llevó la Biblia y a mí del hospital al mismo tiempo".
"Lo siento", dije otra vez. Siempre que alguien dice algo triste, esa es la única cosa que uno puede pensar en decir, incluso si ya lo ha dicho antes.
"Este es mi camino a seguir… para ser una parte de ella. ¿Puedes entender esto?" Ella no lo decía tristemente, solamente me dejaba saber la respuesta a mi pregunta. De algún modo eso lo hizo peor.
Después de que me contó la historia, pensé en su crecer con Hegbert otra vez, y no supe qué decir realmente. Cuando estaba pensando en mi respuesta, sin embargo, escuché un automóvil sonar estrepitosamente su claxon desde atrás de nosotros, y tanto Jamie como yo paramos y dimos media vuelta al mismo tiempo que lo escuchábamos parar a un lado.
Eric y Margaret estaban en el auto, Eric sobre el lado del conductor, y Margaret en la ventana más cercana a nosotros.
"Bien, miren a quien tenemos aquí", dijo Eric cuando se inclinó sobre el volante con el propósito de que pudiera ver su cara. No le había dicho que había estado acompañando a Jamie a su casa, y en la manera curiosa que las mentes adolescentes trabajan, este nuevo asunto tomó la prioridad sobre lo que sentí con la historia de Jamie.
"Hola, Eric. Hola, Margaret", saludó Jamie alegremente.
"¿La acompañas a su casa, Landon?" Podía ver al diablillo detrás de la sonrisa de Eric.
"Hey, Eric", dije, deseando que nunca me hubiera visto.
"Es una noche hermosa para dar un paseo, ¿no?" dijo Eric. Pienso que porque Margaret estaba entre él y Jamie, se sentía un poco más audaz que cuando estaba solo frente a Jamie. Y no había ninguna manera en que podría dejar pasar esa oportunidad sin burlarse.
Jamie miró y sonrío. "Sí".
Eric miró también, con esa triste mirada en sus ojos antes de tomar una respiración honda. Podía distinguir que lo estaba falsificando. "¡Vaya!, es bonito realmente ahí". Suspiró y echó un vistazo hacia nosotros cuando se encogió de hombros. "Les ofrecería un paseo, pero no sería la mitad de bonito que caminar en realidad bajo las estrellas, y no querría que ustedes dos se lo perdieran". Dijo eso como si nos estuviera haciendo un favor.
"¡OH!, estamos cerca de mi casa de todos modos", respondió Jamie. "Voy a ofrecer un vaso de sidra a Landon. ¿Les gustaría vernos allí? Tenemos espacio".