Podré ser más viejo y más sabio, podré haber llevado otra vida desde entonces, pero sé que cuando mi tiempo llegue a su final, los recuerdos de ese día serán las ideas finales que flotaran a través de mi mente. Todavía la amo, y pues ustedes verán, yo nunca me he quitado mi anillo. En todos estos años nunca he sentido el deseo de hacerlo.
Respiro profundamente, recibiendo el aire fresco de la primavera. Aunque Beaufort ha cambiado y yo he cambiado, el aire sigue siendo el mismo. Todavía es el aire de mi infancia, el aire de mi decimoséptimo año, y cuando exhalo definitivamente, tengo ya cincuenta y siete otra vez. Pero eso está bien. Sonrío ligeramente, miro hacia el cielo, sabiendo que hay una cosa que todavía no les he dicho a ustedes:
Ahora creo, que de alguna forma u otra, los milagros pueden ocurrir.