Выбрать главу

– Hannah -la saludo Sabrina, cogiendo sus manos-. No puedo creer que todavía estés aquí. Se te ve pálida cielo, ¿estás bien?

– Salgo ahora. Una aparición rápida y me voy -dijo Hannah.

– Tu marca registrada. ¿Crees que podremos llegar hasta la puerta? Deberíamos haber traído un par de guardaespaldas realmente grandes para protegernos de la aglomeración.

Sabrina se giró hacia Hannah y empezó a abrirse paso a su manera a través de la multitud.

– Esperaba que alguien importante me invitara a otro gran acontecimiento, pero hasta ahora nadie importante se ha molestado. Te lo juro, Hannah, tú ni siquiera lo deseas y tienes una carrera impresionante y yo me muero por estar en tus zapatos y no puedo conseguirlo de ninguna manera.

– Eso no es verdad, Sabrina. -Hannah trataba de ver sobre la masa de personas, juzgando como de lejos estaba de la puerta.

Era alta, pero había demasiados cuerpos y no podía ver más allá del enjambre de personas que las aplastaban. Miró tras ella. Nikitin e Ilya la seguían rápido, la multitud se apartada para el guardaespaldas. Su agente se apresuraba para mantenerles el ritmo, decidido a que no le dejaran atrás. No era de extrañar que de repente se sintiera enferma de miedo. Estaban tratando de cogerla antes de que huyera.

Ilya la llamó, separándose de repente de los otros dos hombres y empujando camareros fuera de su camino. El corazón de Hannah se sacudió y giró rápidamente la cabeza alrededor, casi chocando contra Sabrina mientras trataban de abrirse camino hacia adelante.

– ¿Qué pasa? -exigió Sabrina, echando un vistazo sobre el hombro-. ¿Ese hombre está persiguiéndote?

– Sí -admitió Hannah, demasiado asustada para mentir.

– ¿Quién es? -Sabrina metió el hombro en una apertura delgada entre dos hombres y empujó, arrastrando a Hannah con ella.

– El guardaespaldas de Nikitin.

– Cielo santo, Hannah, ¿por qué corres? Todos los que son alguien estarán en su fiesta a menos que hicieras algo a Nikitin. No lo hiciste, ¿verdad? -Sabrina se arriesgó a otra mirada rápida-. Nos está alcanzando, muévete más deprisa. ¿Nikitin ha intentado ligar contigo?

El corazón de Hannah tronó en sus oídos. Con cada paso, el terror la apretaba más fuertemente. Caminó más rápido, chocando contra la gente mientras echaba rápidas y nerviosas miradas sobre el hombro.

¡Hannah! ¡Para ahora mismo!

La orden fue brusca y clara y el dolor quemó a través de su cabeza cuando sintió el latigazo de un hechizo de retención. Lo rompió, girando la cabeza rápidamente hacia la puerta. Estaba justo allí. Libertad. Dos pasos más y estaría fuera, donde podría llamar a las fuerzas de la naturaleza en su ayuda. Chocó con un cuerpo grande y una mano la agarró del brazo para estabilizarla.

– ¿Por qué no ha vuelto al hotel? -Exigió Jonas, paseando de un lado al otro mientras miraba el televisor-. Cualquier pensaría que comprobaría al menos su teléfono móvil. Ni siquiera revisó los mensajes después del desfile. No necesitaba asistir a la fiesta. Eso no es parte de su contrato, ¿verdad?

Sarah se hundió en la silla y miró fijamente la pantalla. La fiesta estaba en plena actividad, los periodistas entrevistaban a diseñadores y estrellas de cine antes que a las modelos. Vislumbró a otro par de modelos de pasarela que conocía por el nombre, pero Hannah había desaparecido entre la multitud. Toda la escena era una locura. Música alta, ropas extravagantes, demasiada gente famosa todos rivalizando por la cámara. No había manera de encontrar a Hannah entre la multitud, a menos que el periodista quisiera una entrevista y Hannah nunca concedía entrevistas. Inmóvil, miraba, forzando los ojos.

Jonas estaba tan nervioso que estaba afectando a la casa de la familia Drake. Las paredes se ondulaban con la tensión que llenaba la casa. Parecía difícil respirar, el aire era demasiado espeso. Sarah no podía apartar la mirada de la pantalla, temerosa de que si lo hacía, algo horrible sucedería.

– Ahí está Sabrina. -Se incorporó, con los ojos pegados a la oscura mujer de lustroso cabello mientras ésta se abría paso entre la multitud-. Parece que está hablando con alguien más, justo fuera de la vista de la cámara, Jonás. Apostaría que es Hannah y están saliendo.

La cámara hizo una pasada una vista más amplia y Sarah divisó a Hannah. Parecía que tenía prisa, su larga melena fluía tras ella, su cara estaba tensa mientras miraba sobre el hombro. Varios pasos tras de ella, Ilya Prakenskii arremetía a través de las masas, claramente persiguiéndola. Sergei Nikitin y el agente de Hannah seguían la estela del hombre más grande.

– Oh, Dios, delante de ti, Hannah -gritó Jonas, de repente apresurándose hacia la televisión-. Delante de ti, maldita sea, mira delante de ti. Oh, Dios, ¡no! ¡Hannah!

Sacó el arma, un gesto automático, pero no había nada que pudiera hacer mientras Hannah giraba la cabeza y el cuchillo cortaba a través de su cara. Miró impotente, el arco, la determinación del hombre mientras manejaba sin descanso el cuchillo casero. La cara. El pecho. El abdomen. Ella levantó los brazos, una lastimosa defensa contra un loco. El seguía acuchillando y apuñalando, repetidamente, utilizando la fuerza de su cuerpo con cada descenso rápido.

Jonas oyó un grito crudo y roto de angustia absoluta, supo que había sido arrancado de su alma. Se dejó caer de rodillas, incapaz de estar de pie, impotente para hacer algo y detener el asalto. Tras de él, Sarah chillaba y chillaba.

La sangre salpicó a la multitud elegantemente vestida y el brazo siguió golpeando, acuchillando y clavándose. Oyó a Sarah vomitar, pero él no podía apartar la mirada.

Ilya Prakenskii agarró al agresor por detrás, arrastrándolo lejos de Hannah, controlando la mano del cuchillo, girándola con fuerza haciendo que la hoja sangrienta formara un arco y la condujo profundamente contra corazón del hombre. Ilya lo dejó caer, se volvió para tratar de agarrar Hannah antes de que golpeara el suelo. La cámara la siguió, pero el cuerpo de Ilya bloqueó la toma, dejando sólo la imagen de un río de sangre empapando las largas espirales de rizos mientras el periodista trataba de recuperar la calma.

Jonas se hundió completamente en el suelo, con la mente entumecida, el shock extendiéndose. Echó un vistazo a Sarah. Estaba tendida en el suelo, tan inmóvil como Hannah había yacido, pálida, su respiración superficial, los ojos en blanco. Entonces lo sintió, el peso asombroso del conocimiento cuando las hermanas Drake fueron conscientes de la enormidad del ataque. Oyó gritos de angustia, de una pena tan profunda que igualaba la suya propia.

Se tocó la cara y supo que las lágrimas caían descontroladamente. Tenía miedo de que quizás nunca fuera capaz de parar. La puerta se abrió de golpe y Jackson se paró enmarcado allí, su cara sombría, la boca un conjunto de líneas duras.

– Vamos.

CAPÍTULO 7

Jonas nunca había rezado tanto en su vida. Miraba ciegamente por la ventana del avión, alternando entre sentirse paralizado y perdido, y después golpeado por una furia tan ardiente que le aterrorizaba. Tenía miedo de hablar, miedo de que la rabia saliese de golpe y consumiese a todos los que le rodeaban.

Apretó las yemas de los dedos con fuerza contra los puntos de presión alrededor de los ojos, esperando que dolor palpitante se aliviase algo. Joley había tenido un jet privado esperando por ellos en el aeropuerto, y sabía que las Drakes estarían volando desde todas partes del mundo, pero ¿cómo podrían llegar a tiempo para salvar su vida?

Hannah. Susurró su nombre. No me dejes.

Siempre habían tenido una conexión, desde que podía recordar. La primera vez que ella había entrado en el patio del colegio, flaca, pálida, toda cabello rubio con rizos saltarines por todas partes, supo que había nacido para él. Él era unos años mayor, y se sintió avergonzado por mirar fijamente a una niña tan pequeña, aunque, a los diez años, no la estaba mirando con interés sexual. Fue más bien que supo que era la única, casi desde el momento en que había visitado la casa de los Drake, pero al verla allí, en patio del colegio… simplemente lo había sabido. El conocimiento le había sorprendido, por estar tan seguro. Desde ese momento fue una parte de él, como respirar.