Sarah dejó caer la cabeza hacia atrás contra el hombro de Damon.
– Mencionó que sucedía. Sobre todo a las chicas que las consumían. Dijo que no iban a triunfar en el negocio. Algunas empezaron a tomarlas para estar delgadas. Es el riesgo del trabajo, como los trastornos alimenticios. Es demasiada presión, Jonas.
Jonas tomó aire profundamente. No le importaba nada el trabajo o por qué alguna de ellas decidiría tomar drogas. Sólo le importaba el hecho de que involuntariamente alguna hubiese puesto a Hannah en una situación peligrosa.
– Cuando llegue Libby, si Hannah todavía está viva, puede volver a arreglarlo todo, ¿no? -Jonas no estaba seguro de lo que quería decir, pero tenía que preguntar, que estar tranquilo-. Dime que puede hacerlo.
– Si Hannah todavía está viva, nos uniremos y la ataremos a nosotras -dijo Sarah-. Eso es lo que te hicimos a ti, usando la conexión que tiene Hannah contigo.
Hubo un corto silencio.
– No sé qué quiere decir eso. Estoy conectado con todas vosotras. -Jonas frunció el ceño y se volvió a frotar la cabeza.
Sarah presionó ambas manos contra su cabeza antes de que él pudiese protestar. Una calidez fluyó de ella a él, eliminando el latente dolor de cabeza.
La apartó de golpe.
– ¿Qué haces? Guarda tus fuerzas para Hannah.
– Lo sé, pero no pude evitarlo -admitió Sarah-. Sí, todas estamos conectadas a ti, Jonas, pero no como Hannah. Tu vínculo con ella es uno de los más fuertes que he visto. En nuestra familia, desarrollamos conexiones muy fuertes con nuestros compañeros. Mamá y Papá tienen un vínculo tremendo entre ellos. Todas bromeamos y decimos que está forjado en acero, pero Hannah y tú… -su voz se apagó.
– ¿Qué pasa con nosotros?
– Esto va a sonar estúpido, pero creo que vuestras almas están conectadas. Estabas casi muerto cuando te alcanzamos, Jonas, cuando te dispararon hace unos meses. Ciertamente yo no podía llegar hasta ti, y creo que ni siquiera Elle podía. Lo intentó, todas lo hicimos. Nos unimos y te alcanzamos, pero fue Hannah la que te cogió con rapidez. Ella estaba segura de que había sido Elle, pero no fue así. El resto de nosotras supimos que era ella.
– ¿Cómo es que ella no lo supo?
– Cuando nos unimos en un círculo, nuestra energía fluye de una a otra. Es difícil diferenciarnos, y ella estaba muy distraída. Hannah es muy característica para el resto de nosotras.
– Así que si formáis vuestro círculo de energía, podéis salvar su vida.
– Prakenskii está haciendo eso. Cuando estemos juntas podremos cogerla.
– ¿Y el trauma y las cicatrices?
Sarah se encogió de hombros.
– No tengo idea de lo que podremos o no podremos hacer. Tendremos que vigilar a Libby. Tiene la tendencia de ir demasiado lejos y Hannah se resistirá si piensa que una de nosotras está siendo lastimada en el proceso de curarla. Los poderes de Hannah son fuertes, Jonas. Si lucha contra nosotras, todas podemos tener problemas. Es más fuerte que muchas de nosotras y siempre nos cuida.
– Deja que yo me ocupe de eso. Hannah cooperará.
Sarah le miró bruscamente.
– ¿Qué significa eso?
– Significa que ahora mismo está en un estado débil y que no va a tener ninguna opción. Puede enfadarse por ello cuando esté al cien por cien. Hasta entonces podría vivir con una dictadura.
– No vayas tan lejos -le aconsejó Sarah. No sabía de lo que Jonas era capaz con Hannah. Tenía talentos ocultos que raramente reconocía, pero estaba seguro de que podría forzar la cooperación de Hannah, y eso era algo de lo que ni siquiera Sarah estaba segura.
– El avión está a punto de aterrizar -dijo Jackson recogiendo los archivos y volviendo a meterlos en el maletín-. Habrá un coche esperando para llevarnos al hospital.
CAPÍTULO 8
– ¿Está viva? -exigió Jonas al acercarse a los rusos en la sala de espera. A su lado, Sarah se apoyaba pesadamente en Damon.
Ilya Prakenskii asintió con la cabeza, se tambaleó y estiró la mano para estabilizarse apoyándose en la pared.
– Ha estado en cirugía varias horas, pero la acaban de llevar a recuperación. Está en estado crítico y muy débil. -Le echó un vistazo a Sarah-. Más vale que tus hermanas lleguen pronto.
– Todas están en camino. Al igual que mamá y papá y mis tías.
– No me gusta la sensación aquí, Harrington. El representante de Hannah está allí. -Ilya señaló a un hombre esbelto con un traje gris hablando con la policía-. Está bastante trastornado.
Sarah agarró a Jonas cuando éste dio un paso agresivo hacia el representante, y se aferró firmemente al sentir que un temblor le recorría.
– No, Jonas. Estás realmente afectado y podrías hacerle daño. No quiero que nos echen de aquí.
Estudió a Prakenskii de cerca. Era un hombre guapo en cierta manera dura. En ese momento su cara estaba surcada por líneas de cansancio por sujetar a Hannah.
– ¿Te vas a derrumbar? -Había visto a su hermana Libby, con el mismo tinte gris, el cuerpo temblando de cansancio y los ojos hundidos. Prakenskii estaba mostrando los clásicos signos de sobrecarga psíquica. Había gastado demasiada energía en mantener a Hannah viva.
– Si la vamos a salvar, tendrás que ayudarme -admitió Prakenskii, hundiéndose en la silla de la que se había levantado cuando se habían acercado-. Está tan cerca de la muerte que no estoy seguro de que le podamos dar tiempo suficiente hasta que llegue tu familia. Hice lo que pude en la escena, pero había tantas heridas, tanta pérdida de sangre, y ella ya se estaba yendo. Casi no tuve oportunidad de vincularme con ella. -Levantó la mirada hacia Jonas-. Pronunció tu nombre Harrington. Incluso con la garganta cortada en dos, quería que estuvieras allí.
El corazón de Jonas se encogió en respuesta, una dolorosa constricción que le robó todo el aire de los pulmones. Lo había llamado. Buscado. Necesitado… y él no había estado allí. Todo este tiempo había pensado que la podía mantener fuera de peligro, pero aún así éste la había encontrado. Irónicamente, el peligro no tenía nada que ver con él. Todos esos años perdidos, todo ese tiempo. Había sido parecido a un mártir, manteniéndose lejos por el bien de ella, y Hannah había ido a trabajar, había hecho su trabajo y un loco la había atacado. Debería haber estado con ella. Su nombre era la última cosa… la única, que ella había dicho.
Tragó con fuerza y empujó a un lado el pesar.
– ¿Te han dado alguna indicación del tiempo que puede llevar esto?
– Ha estado ahí durante horas. Han salido dos veces para decir que está viva. -Obviamente para Prakenskii era agotador hablar-. Hace sólo unos minutos nos comentaron que estaba en recuperación pero… -Su voz se apagó.
– ¿Pero qué? -exigió Jonas.
– No saben qué la mantiene viva. Ha perdido tanta sangre que les preocupa el daño cerebral. Ninguno de ellos cree que sobreviva más allá del siguiente par de horas.
– Tú la estás manteniendo viva -dijo Sarah-. Por eso no está muerta. -Se hundió en la silla que había frente a la de él-. A medida que lleguen los otros, se irá aligerando la carga que soportas. Gracias por salvarla por nosotras. Permíteme ayudarte. Puedo conectar contigo. -Hizo el ofrecimiento sin vacilar. Eso daba a Prakenskii una ventaja decisiva si decidía utilizarla porque, una vez conectado con Sarah, tendría otro camino que seguir hasta la fuente de energía de las Drakes, pero eso ahora no importaba. Lo único que importaba era mantener viva a Hannah.
Asintió con la cabeza y ella se sorprendió -porque si se abría a sí misma y a su magia a él- él tendría que hacer lo mismo con ella. Sarah se acomodó en la silla, mirándole de frente, y tomó aire profundamente, permitiendo que su mente que se abriese, que alcanzase, se estirase y se fundiese.