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– No estoy cansada, Libby. Cuando lo esté, despacharé a Jonas.

– ¿Estás segura?

Hannah asintió, temerosa de confiar en su voz. Estaba bastante ronca y de repente se cerró por las lágrimas. Tuvo una visión de sus hermanas reuniéndose escaleras abajo. Pobre Hannah, tenemos que presentarnos con un futuro para ella. A veces pensaba que oía la casa susurrándolo. Apartó la cara y cerró los ojos, la pena desgarrándola. ¿Había fases por las que tenía que pasar como una víctima? Porque ahora mismo, todo lo que quería hacer era llorar. Se sentía confusa y asustada y quería estar sola, aunque estaría aterrorizada si nadie más estaba en la casa con ella.

Libby dudó, disparó a Jonas una mirada de advertencia y luego salió, cerrando la puerta tras ella. De inmediato los susurros comenzaron de nuevo.

– Lo intenté, pero no se marchó -dijo Libby.

– Ella no estaba llorando ¿verdad?

Esa era Kate y la ansiedad en su voz hizo que Hannah hiciera una mueca. Miró a Jonas con un pequeño puchero y un ligero encogimiento de hombros.

– Creen que no puedo arreglármelas.

– Demuéstrales que puedes.

Hannah suspiró.

– Tú lo ves todo blanco o negro, Jonas.

Él descansó la cadera en la barandilla.

– ¿Eso quiere decir que no puedes arreglártelas? No es para tanto, Hannah. Fue un crimen atroz, es natural tener que necesitar tiempo de recuperación.

Ella sostuvo la mano en alto.

– Aún no quiero hablar de ello.

– Bien, al menos ven aquí y haz un gesto a Joley y Elle antes de que se enfaden con nosotros. Joley está moviendo los brazos como un pájaro. ¿Piensas que cree que puede volar?

Hannah entornó los ojos por encima de la barandilla. Sus hermanas estaban haciendo gestos salvajemente, Joley haciendo un exagerado lenguaje de signos y Elle estaba escribiendo en la arena.

– ¿Qué demonios están haciendo ahora?

– Intentando decirte algo, obviamente. ¿Por qué Elle no usa la telepatía como una Drake normal?

– Porque les pedí que se mantuvieran fuera de mi cabeza. No quiero arriesgarme a captar sus emociones o a tenerlas sintiendo las mías.

– Me hablaste.

– Estaba desesperada. No quería que vieran el espejo roto. -Se inclinó sobre la barandilla del balcón hasta que él la envolvió con los brazos, manta y todo-. ¿Qué está escribiendo Elle?

Abajo a lo lejos en la playa, Elle estaba dibujando con un trozo de madera en la arena húmeda, haciendo letras de un metro de largo.

– Esa es una “R” y una “U” -tradujo Jonas-. ¿Y por qué no querías que tus hermanas vieran el espejo?

– Se hace difícil estar a su alrededor, Jonas. Ellas… apestan… a compasión. A veces creo que me estoy ahogando en ella.

– Claro que son compasivas, Hannah. Te quieren.

– Lo sé. ¿Crees que no lo sé? Caminarían a través del fuego por mí. Sé cómo me sentiría si esto le hubiera ocurrido a una de ellas, pero no fue así. Me ocurrió a mí y no puedo respirar con toda esa lástima en esta casa.

– Compasión -corrigió él estrechado sus ojos mientras miraba hacia abajo a la impresionante escritura-. Lo que ha dibujado ahí es una “S” doble -o una serpiente. Tal vez está preguntando si soy una serpiente. ¿Eres una serpiente? Y dices que tienen compasión por ti. Estaban todas aterrorizadas, cariño, como yo, igual que lo estaban tus padres y tus tías. Es natural que quieran cuidar de ti.

– Lo sé -Ahora se sentía culpable. Siempre era culpable. Nadaba en la culpabilidad. Levantó la vista al cielo y deseó poder volar.

Jonas tiró de ella para acercarla, metiéndola bajo su hombro.

– Tus hermanas siempre te han ahogado, Hannah. No pueden evitarlo. Tal vez, ahora mismo eres un poco más sensible a esto. Y eso está bien. Diles que te den tu espacio. -Echó una mirada de vuelta a la playa-. Joley está boca abajo. Realmente ha perdido la cabeza.

Hannah miró hacia abajo y contuvo el aliento.

– Dice “Ruso”. Elle está escribiendo la palabra “Ruso”. Joley la está barriendo por si algún fotógrafo está todavía por los alrededores, para que no pueda verla. El ruso debe estar en algún lugar cerca.

– ¿Cómo lo sabrían?

– Joley lo sabría. Él le hizo algo, la marcó de algún modo. Puede sentirle y en ocasiones él le habla. -Hannah movió las manos hacia la playa y el viento levantó la arena alborotando, esparciendo las letras, escondiendo de manera efectiva la evidencia-. Sé que él salvó mi vida, Jonas, pero lo que no sé es por qué. Está demasiado interesado en Joley. Al principio pensé que era porque es un hombre y todos los hombres están interesados en ella.

Jonas la besó en lo alto de la cabeza.

– Joley es sexy. Comprendí rápidamente que iba a tener que pasar mucho tiempo moliendo a palos a los chicos de su escuela si no les hacía algunas advertencias. Y para tu información, Joley no me interesa de ese modo. Nunca he querido a nadie más que a ti.

– Eres un mentiroso. Siempre has sido un coqueto terrible. Y recuerdo la noche que hubo una invasión de ranas y una de tus frescas salió volando por la ventana de tu habitación.

– Sabía que hiciste eso. -Se rió, y le dio golpecitos en la cara.

Hannah se apartó de él antes de que pudiera besarla. No podía resistir que mirara la ruina de su cara. No podía resistir pensar en él viendo su cuerpo. ¿Por qué no había pensado que era bella cuando tuvo la oportunidad? Siempre estaba a dieta y trabajando para conseguir el cuerpo adecuado para la carrera en vez de disfrutar de lo que tenía. Nunca se había mirado a sí misma y gustado lo que veía. Nunca. No desde que se dio cuenta que no podía hablar en público y las multitudes le daban pánico. No desde que se dio cuenta que no era en nada como sus bellas y exitosas hermanas.

– ¿Qué pasa, Hannah?

Ella se hundió en el sillón. No iba a decirle que estaba pensando que nunca la vería tan hermosa otra vez. ¿Dejaría alguna vez de lamentarse? Apartó su pena personal y buscó algo sustancial, algo real por lo que preocuparse. Algo de verdad, de modo que él no supiera que era tan superficial.

Se obligó a sí misma a encontrar sus ojos y expresar una preocupación que había tenido desde la fiesta de Nueva York.

– Estoy preocupada por lo que Prakenskii pueda querer con Joley. Él y Nikitin la mencionaron justo antes de… que… esto pasara. Y Prakenskii me preguntó si era una cantante hechicera.

Jonas parpadeó. No sabía a ciencia cierta lo que era un cantante hechicero. Joley tenía una voz que podía pertenecer a un ángel o a un demonio. De cualquier modo podía hipnotizar a una multitud. Pero Hannah estaba preocupada; eso no era difícil de ver.

Presionó una mano contra su cabeza.

– Estaba huyendo de él. Me sentí tan amenazada. No dejaba de pensar que si salía fuera, estaría bien. Recuerdo tener miedo por Joley.

– Respira, cariño. Simplemente coge aire y déjalo salir. Libby dijo que tu memoria podía comenzar a volver, pero si no lo hace, no pasa nada. Al final entenderemos las cosas. Dame una pista sobre el canto de hechizos. ¿Qué significa?

– Sergei Nikitin ha estado siguiendo a Joley a todas partes durante mucho tiempo, intentando conseguir que le presentaran, intentado encontrar un modo de llegar a ella.

– Le escribió un par de cartas, pero su manager las interceptó. Afortunadamente siempre entrega las cartas a los de seguridad, aun cuando Nikitin ha alcanzado un poco de fama y pretenda ser un legítimo hombre de negocios. Le gusta estar “a la última” y Joley definitivamente lo está. Cualquiera que sea visto con ella tiene un reportaje en cada publicación de prensa sensacionalista de todo el mundo. Ella es noticia, nene, y Nikitin quería mezclarse con la alta sociedad. Cree que puede esconder lo que es.

– Hasta ahora ha conseguido hacerlo -apuntó Hannah-. Creo que es más que eso, aunque, o ¿por qué Prakenskii me preguntaría si es una cantante hechicera?