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– Lo estará. Se asusta y preocupa por sus hermanas. Jackson, estuviste en el hospital cuando la esposa hizo su intento contra Hannah. ¿Sentiste algo? Podrías decir si estaba bajo alguna clase de compulsión.

– ¿Me estás preguntando si Prakenskii pudo haber dirigido el ataque?

– Él me agrada, no sé por qué, es un asesino. Puedo verlo en sus ojos, pero me agrada y eso no tiene sentido, tengo problemas cuando las cosas no tienen sentido.

Jackson le lanzó otra mirada, una que Jonas prefirió no interpretar.

La luz comenzaba a rayar a través del cielo, cambiando la oscuridad de la noche por un color gris ahumado. La niebla siguió deslizándose en forma de largos dedos huesudos y brumosos, que cruzaban sobre el océano y la tierra, moviéndose hacia está. Los hombres se acercaron a un lado de la casa cautelosamente, estudiando la tierra circundante antes de dar cada paso. No había una sola grieta en ninguna parte, ni en la cerca ni en la casa. Los balcones parecían intactos y completamente estables. No se veía ninguna salpicadura de sangre, de hecho el área entera lucía prístina, a excepción de la mano ennegrecida y las huellas de botas quemadas en un lateral de la casa.

– ¿Tienes una cámara? -preguntó Jackson-. Podríamos tomar unas fotografías y quizás obtener una huella o dos si tenemos suerte.

Jonas negó con la cabeza.

– Probablemente tendríamos a un montón de fantasmas y eso, simplemente me volvería loco.

Jackson le lanzó una ligera sonrisa.

– Estás a salvo, ya están desvaneciéndose.

Las marcas ennegrecidas se fueron atenuando, comenzando a disminuir mientras el cielo se iluminaba, perdiendo gradualmente el color hasta que finalmente desaparecieron por completo.

– Ahí se va la última de nuestras evidencias. No hay ni siquiera casquillos vacíos, armas, cuerpos, sangre ni huellas, todo fue absorbido. ¿Qué significa esto, Jackson?

El aludido se encogió de hombros y buscó dentro de la chaqueta hasta sacar un par de cigarrillos.

– Es un lío del infierno, Jonas.

Alzó la vista hacia la casa, su mirada recorrió cada ventana antes de doblar la cabeza hasta la cerilla resguardada entre sus manos.

Un débil brillo provenía del interior de la casa y Jonas supo que las hermanas Drake mantenían otra sesión de curación para Hannah. Entre el cirujano plástico y Libby, el cuerpo físico de Hannah iba a estar excelente. Jonas no estaba seguro sobre su estado emocional.

– No fue Prakenskii, estoy seguro de eso, pero ¿qué hay de Sergei Nikitin?¿Podría saber Prakenskii si su jefe tiene las mismas habilidades? Pensábamos que las Drake eran únicas, entonces vino Prakenskii, ¿por qué no otro más? Nikitin es un tipo de la calle astuto, rápido y violento, pero bastante listo para cubrir sus huellas de modo que sea aceptado, y eso es algo condenadamente difícil de hacer. Nikitin podría tener habilidad psíquica.

Jonas levantó la mano para coger el cigarrillo.

– ¿Nos diría Prakenskii si Nikitin lo hubiera hecho?

Cuando Jackson se lo pasó, inhaló una lenta y satisfactoria calada. Rara vez fumaba, pero de vez en cuando, como ahora, cuando su mundo se sacudía, su mujer casi era asesinada delante de sus ojos y había visto a una casa tragarse a un hombre y escupirlo… pensó que una calada o dos era apropiada.

– ¿Quién sabe? Prakenskii tiende a hacer su jugada sin mostrar sus cartas, vive en las sombras y hombres como esos no confían en nadie. -Jackson tomó nuevamente el cigarrillo.

Jonas se abstuvo de comentar que Jackson tendía a ser de la misma manera. En vez de eso anduvo hasta el borde del abismo y miró hacia las olas que rompían. No se sorprendió al no encontrar cuerpos, no había esperado encontrar ninguno, pero debía mirar.

Dio la vuelta hacia Jackson.

– Alguien perdió a cuatro hombres esta noche, no hay cuerpos y no van a creer al que regresó. ¿Qué es lo que le va a decir a su jefe? ¿Qué la casa cobró vida y se comió a sus amigos? Tendrán que echar un vistazo y tal vez de esa manera dejen huellas. Esperemos escuchar lo que buscamos, si alguien pregunta sobre desapariciones o hechos extraños, quizás terremotos o algo que ellos podrían pensar como una explicación razonable.

Jackson exhaló una columna de humo y asintió.

– ¿Quién odiaría a Hannah tanto? Alguien hizo de esto algo personal.

– Venturi estuvo ahí llevándole flores y el Reverendo está en el pueblo con su banda de guardaespaldas, veamos si todos tienen una justificación, quizás podrías hacerles una visita agradable y a primera hora y ver si están en sus camas.

– No hay problema.

Jackson fue a darle otra gran calada al cigarro cuando éste llameó al rojo vivo en su mano y se desintegró en cenizas. Lo dejó caer, sacudiendo la mano por la quemadura y maldijo, mirando airadamente a la casa.

– ¡No te metas en lo que no te importa! -gritó sin aliento.

Al instante el viento se elevó con un chillido ultrajado y salvaje, que tiró de su chaqueta exponiendo el paquete de cigarrillos, atrapándolo con un despliegue violento de velocidad antes de que Jackson pudiera aferrar la cajetilla.

– Ladrona. Carterista -aulló-. Déjalo Elle. -Logró sujetar con las yemas de los dedos el paquete, hizo juegos malabares por un momento luchando por retenerle, y luego el viento se lo llevó volando sobre el mar.

– Eso es robo -gritó-, y puedo hacer que te arresten por ello.

La caja estalló en llamas y las cenizas cayeron sobre el agua.

La ventana se deslizó abriéndose y Elle sacó la cabeza, el largo cabello rojo cayendo como una cascada de seda.

– Lo siento tanto, Jackson. Los fumadores siempre me provocan asma y reaccioné sin pensar.

– Apuesto que lo hiciste, estoy aquí afuera y tú dentro con la ventana cerrada. -La miró airadamente-. Asma ¡las narices!

– Soy sensible. Y Jonas, a Hannah le gustaría hablar contigo.

Elle sonrió dulcemente y volvió a desaparecer cerrando la ventana.

– Oh, Diablos -juró Jonas-. Hannah debe tener ojos en la parte trasera de la cabeza.

Jackson continuó mirando a la ventana por donde Elle había desaparecido.

– El viento le habla a ella, Jonas, y todo, voces, olores, información de todas las clases es transportada por el viento. No hay mucho que pueda escapársele a esa mujer, si eso es lo que estás pensando.

– ¿Qué pasa con Elle? Hannah me dijo que tenía todos los dones.

– Elle va a tener unas palabras conmigo tarde o temprano, ella prefiere que sea tarde pero estoy perdiendo la paciencia.

Jackson era paciente, a diferencia de Jonas, esa era una de las cosas que lo hacían tan bueno en su antiguo empleo como Ranger del ejército. Jackson se tomaba esto a mal, lo cual era extraño porque la mitad del tiempo Jonas no creía que sintiera muchas emociones. Le era leal a algunas personas, a los que llamaba amigos, pero nada lo perturbaba. Como la casa. Había visto lo que la casa había hecho pero solamente se había encogido de hombros y pasó. Jonas, sin embargo, iba a tener algunas pesadillas.

Algo, algún instinto, le hizo girar la cabeza, y vio a Hannah deslizarse fuera de la casa. Todo en su interior se detuvo mientras la observaba dirigirse hacia él. Se movía con el viento, con gracia y elegancia, su famoso cabello, espirales de platino, plata y oro caían hasta más abajo de la cintura y envolvían sus delgados hombros flotando como una capa alrededor del cuerpo. En el amanecer parecía un sueño moviéndose por la niebla.

– Es tan jodidamente hermosa -susurró en voz alta, apretando las manos sobre el corazón. No era lo que otros veían, no para él, nunca había sido así. Le robaba el aliento con una sonrisa, la manera en la que sus ojos se encendían con su temperamento, amaba esos chispazos de temperamento, los encontraba tan sexys como el infierno.

– Hannah -la saludó Jackson-. Parece como si te sintieras un poco mejor.