Mientras se acercaban al gran bulto que se asentaba en el agua, Jackson agarró a Jonas por el brazo y le señaló una salpicadura roja a un lado, debajo de la línea de flotación. El delfín empujó a Jonas abandonándolo súbitamente, zambulléndose profundamente, directo al fondo. Jonas se acercó para examinar la mancha roja.
– Sangre fresca, Jackson, y mucha.
Jonas echó una lenta mirada alrededor. Las olas le golpeaban la cara mientras el delfín volvía a la superficie con algo detrás de él. Jonas vio la mano primero, dedos extendidos y alzándose por el agua oscura. Parecía salir de la niebla y el agua, separándolas, una vista horriblemente macabra. Los nudillos tenían un tatuaje cruzándolos, parecido al que Rudy Venturi había descrito. Jonas se estiró para enganchar la manga y tiró fuertemente. El delfín lo soltó, pero el cuerpo parecía hundirse, demasiado pesado para estar en la superficie durante más que unos pocos momentos.
Jackson estiró una mano para ayudar, tirando del brazo fuera del agua. Los hombros y el pecho lo siguieron y entonces la cara con las duras, atractivas facciones y la enorme herida que rodeaba la garganta de oreja a oreja como una sonrisa macabra. Karl Tarasov había muerto duramente. Sus ojos estaban apagados y vidriosos, su cara una máscara de horror. Llevaba el abrigo de capitán y bajo él, Jonas podía distinguir el arnés del hombro con el arma todavía en la funda. Jackson le indicaba algo bajo el cuerpo que le pesaba y Jonas asintió con comprensión antes de dejar que el cuerpo se hundiera de nuevo bajo el agua.
Jonas abordó primero, moviéndose tan silenciosamente como podía, tratando de entender las implicaciones de la ejecución de Karl Tarasov. Alcanzó la cubierta y se tumbó, esperando que su corazón dejara de golpear mientras se orientaba en el entorno. Jackson se deslizó en posición a su lado y sacaron sus equipos de las bolsas impermeables y se prepararon para la reyerta. Jackson fijó la radio en su oído y dio instrucciones a Gray para sus hombres. Dos guardias patrullaban la cubierta. Los eliminarían tan rápido como fuera posible para permitir que Gray subiera a sus hombres a bordo.
Jonas hizo señas a Jackson para que se adelantara y se movió en la dirección opuesta, rodeándolo para conseguir una posición para eliminar al guardia mientras regresaba. Sacó el cuchillo y esperó, el corazón martilleaba y tenía un mal sabor en la boca. Este día lo obsesionaría. Sabía lo que tenía que ser hecho y estaba más que dispuesto a matar a estos hombres para mantener a las Drake a salvo, pero eso no hacía el matar más fácil. Sencillamente no estaba hecho de esa manera. Su madre, y las Drake habían visto eso.
El guardia se asomó fuera a la niebla con pasos amortiguados, uniéndose al sonido del agua que golpeaba los costados del yate y el ocasional grito de los pájaros en lo alto. Jonas dejó que el hombre lo pasara y dio un paso, alzando el brazo rápidamente, hundiendo el cuchillo profundamente. Dejó salir el aliento, sosteniendo al guardia mientras la vida se escapaba de él antes de dejarlo con cuidado sobre la cubierta. Pidió perdón al universo mientras se abría camino hacia abajo al siguiente nivel, buscando a Boris Tarasov con toda la intención de acabar con su vida, y ¿no era eso una ironía? A veces le hacía sentirse enfermo.
Jonas oyó a Jackson susurrar a través del auricular.
– Estoy viendo a Karl Tarasov sano y salvo. Está hablando a dos de los guardias enfrente del camarote principal.
Jonas frunció el ceño. No había ninguna duda en su mente de que Karl estaba anclado al fondo del mar.
– ¿Estás seguro?
– Es él. Acaba de dar palmaditas a un guardia en la espalda. Reían juntos y fueron hacia el camarote principal. Los guardias definitivamente creen que es él.
– Uno en el timón -dijo Jonás-. Tiene la vista desde arriba, Gray, manda uno de tus mejores con él.
Bajó lentamente por la escalera, aferrándose a la pared, procurando no hacer ningún sonido mientras adelantaba con cuidado cada pie.
Alguien rió mientras pasaba por el salón. Jonas se agachó, haciéndose pequeño mientras estudiaba la disposición. Las habitaciones eran espaciosas, pero no había muchos lugares para esconderse. Un movimiento atrajo su atención. Karl Tarasov salió del camarote principal, golpeó con la mano en el hombro del guardia y le dio órdenes. El guardia habló bruscamente con atención. Jonas estudió al capitán ruso. Era alto y ancho de hombros. La chaqueta de su uniforme estaba inmaculada, sin una arruga, lo mismo que sus pantalones apretados. Los zapatos estaban brillantes y cada cabello en su lugar. Anduvo por la entrada hacia el salón y desapareció dentro. Sólo entonces Jonás se dio cuenta de que estaba usando finos guantes negros en las manos.
Jonas juró para si y levantó el arma con el silenciador en su lugar. Antes de que pudiera apretar el gatillo, ambos guardias cayeron casi simultáneamente, un agujero carmesí floreciendo en cada frente. Jackson se movió pasándolos, pateando las armas fuera de su camino y alcanzando la puerta.
– Maldita seas, Jackson. -Jonas no tuvo más elección que cubrirlo.
Jackson se deslizó dentro del camarote principal, Jonas justo detrás de él. Boris Tarasov yacía en su cama. Sus ojos estaban abiertos de par en par, mirando fijamente y vidriosos. La cama debajo de él estaba empapada de rojo y alrededor de su garganta había una obscena sonrisa.
– Hijo de puta -dijo Jonas, y entonces habló por la radio-. Gray. Tarasov está muerto. Repito, muerto. Parece que Karl Tarasov le mató antes de que llegáramos. Le vi saliendo de la habitación justo antes de que entráramos. -Vaciló un momento antes de lanzar una pista falsa-. Creo que hemos tropezado con un juego de poder, una toma de poder, por aquí.
Gray juró suavemente en su oído.
– Ben ha informado de ver a Karl ir hacia el salón donde los hermanos Gadiyan fueron vistos por última vez. Sed todos malditamente cuidadosos, y por amor de Dios, mantened al hijo de puta vivo. Necesitamos que hable uno de los mayores jugadores.
Jonas sacudió la cabeza. Si ese era el real Karl Tarasov, entonces ¿Quién estaba en el agua? Y si era Karl, nunca sería cogido vivo, Gray debería saberlo. Perjudicaba al equipo, enviándolos contra un letal asesino y ordenándoles no disparar. Se movieron conjuntamente, Jackson delante, limpiando la entrada, y Jonas barriendo cada habitación mientras pasaban, protegiendo sus espaldas. Los disparos estallaron en las inmediaciones del timón.
Jackson dejó salir un suspiro.
– Allí va cualquier ventaja que pudiéramos haber tenido.
Más disparos estallaron en la cubierta, ésta vez una descarga seguida de otra descarga.
Las puertas del salón estallaron abriéndose y las balas rociaron la entrada, golpeando las paredes y rompiendo los cristales, despedazando todo a su paso. Dos hombres se pararon uno al lado del otro, las armas automáticas dispararon mientras se arrojaban fuera del salón hacia las escaleras. Los hombres de Gray devolvían el fuego. Un agente gritó y cayó retorciéndose al suelo, otro fue lanzado hacia atrás contra la pared.
Jonas sintió la familiar rabia manando y forzándolo, apuntando cuidadosamente, tomándose su tiempo, haciendo que el disparo contara. Yegor Gadiyan cayó sin un sonido. Viktor Gadiyan estiró una mano y trató de asir el cuello de su hermano y atraerlo incluso mientras continuaba rociando la entrada en un sistemático y muy completo barrido. El sonido en los pequeños límites del espacio era ensordecedor al igual que aterrador. Jonas permaneció agachado en un hueco diminuto, sudando, inmovilizado y esperando que una bala enojada le golpeara.
Lejos a su izquierda, Jackson le señaló, levantando tres dedos, uno por uno indicando que en tres segundos Jonas necesitaría atraer el fuego de Gadiyan. Jonas cerró los ojos y envió una silenciosa oración. Contó hasta tres y permitió que el borde de su hombro asomara durante medio segundo poniéndose a cubierto con un movimiento rápido. Las balas hicieron un ruido sordo alrededor de él, escupiendo astillas sobre su cara y hombros. Oyó el disparo que Jackson realizó seguido por el golpe de un cuerpo pesado en el suelo y después silencio absoluto.