Выбрать главу

– Cuando me lo pongo, no parezco yo -se había quejado.

– Te sienta perfectamente. Tranquilízate y disfruta pareciendo un poco femenina, ¡para variar!

El problema era que no podía tranquilizarse, pensó Ellie con pesimismo. Había sido una buena idea intentar que Jack la viese hermosa y femenina, pero ¿qué sentido tenía si no se podía comportar con naturalidad? Se le daba fatal parecer hermosa y femenina. Jack se reiría de ella. Sin embargo, Jack no se rio cuando salió a su encuentro. Se quedó helado cuando vio salir a Ellie del coche. Era ella, aunque no lo parecía en absoluto. Llevaba un sencillo vestido rojo que le llegaba justo hasta las rodillas y permitía ver sus piernas largas y estilizadas. Solo era un vestido, pero se sentía aturdido.

– Eh… Ellie -dijo con una voz extraña.

– Hola, Jack.

Ella tragó saliva y cruzó instintivamente los brazos con un gesto defensivo. La miraba con una expresión tan extraña que se sintió profundamente incómoda. ¿Por qué se habría puesto el maldito vestido? ¿Por qué no se habría puesto una chaqueta o algo que la tapara un poco?

– Estas… tan distinta…

– Es por el vestido -dijo tímidamente y mirando al suelo.

– Sí -Jack hizo un esfuerzo por recuperarse-. Se me había olvidado que tienes piernas -dijo en tono de broma-. No recuerdo haberlas visto desde que tenías seis años.

Ellie esbozó una sonrisa.

– Es lo mismo que me ha dicho Kevin esta mañana. Lizzy siempre me dice que debo arreglarme más, pero yo prefiero usar vaqueros. Me siento muy rara así.

Jack no la veía rara, la encontraba bellísima. Pero hubiese preferido que llevase los viejos pantalones vaqueros.

– Estás bien. Pasa, Clare está dentro -dijo un poco bruscamente.

Se dio cuenta de que no era un recibimiento muy expresivo. Debería haberle dado un abrazo de bienvenida, pero la sola idea de pasarle los brazos por los hombros y sentir su piel desnuda le parecía perturbadora. Jack era consciente de que sentía algo de rencor. Ellie no tenía por qué cambiar, él quería que siguiese igual que siempre: silenciosa, amable, poco exigente. No quería perder el equilibrio porque se hubiese puesto un vestido. No quería verla con otros ojos, ¡y no lo iba a hacer! Con vestido o sin él, ella era la Ellie de siempre y no había motivo para comportarse de otra forma.

CAPÍTULO 4

CLARE ERA exactamente como se la había imaginado. Delgada, morena y con unos ojos grises preciosos. Llevaba la ropa con una naturalidad que hizo que Ellie se alegrara de haberse puesto el vestido. Era posible que a Jack no le gustara, pero seguro que a Clare sí.

Esta se hallaba en la cocina terminando de preparar la tarta para Alice. Cuando entraron, sonrió y dio un cariñoso abrazo a Ellie.

– Tenía muchísimas ganas de conocerte. Jack nos ha contado cuánto has trabajado en Waverley Creek. Parece que Alice también se alegra de verte -dijo, mientras el bebé daba unos grititos de alegría.

Los ojos de Alice eran idénticos a los de su padre y su sonrisa era irresistible. Ellie se acercó para darle un beso y acariciar su cabello rizado. Todavía sonriente, levantó la mirada y vio que Jack y Clare la observaban. Clare también sonreía, aunque con cierta tristeza, pero la expresión de Jack era sombría, casi hostil.

– Voy a echarle una mano a Gray -murmuró, y se fue:

Clare notó el dolor en los ojos de Ellie, pero no dijo nada. Rompió el tenso silencio con un halago para el vestido.

– Tiene un color maravilloso.

Ellie forzó una sonrisa.

– No estoy muy acostumbrada a llevar vestidos. Jack casi no me reconoce con piernas.

Hizo un esfuerzo por parecer natural, pero el comportamiento de Jack la había herido y desconcertado. Evidentemente, le espantaba el vestido. Podía notar su incomodidad y cómo la había evitado. La había mirado como si le disgustara, nunca la había mirado así. No era propio de él ser descortés, a lo mejor estaba enfermo. ¿Habría cambiado de idea?, ¿habría dicho ella algo que lo enfadara? Pero, ¿qué? Tan solo se había puesto un vestido. Jack era un seductor consumado, siempre tenía un halago para ablandar los corazones más duros. «Estas bien», era lo único que se le había ocurrido decirle a ella.

– Siéntate -Clare parecía no darse cuenta de lo que pasaba por la cabeza de Ellie-. No te importa que termine, ¿verdad?

– Claro que no -hizo un esfuerzo por reponerse y se sentó.

– Me alegro mucho de conocerte por fin. Jack y Lizzy me han hablado mucho de ti.

– Me había olvidado de que conoces a Lizzy.

– Cuando la conocí, me sentí muy celosa. Sabía que había estado con Gray durante algún tiempo y es tan guapa y divertida que estaba segura de que seguiría enamorado de ella. Estaba dispuesta a odiarla, ¡pero no pude!

Ellie sonrió abiertamente.

– Es muy difícil que Lizzy no te conquiste.

– Se portó maravillosamente con Gray y con Jack, y conmigo -dijo Clare con seriedad-. Tú no te pareces mucho a ella,; verdad?

– No, siempre hemos sido muy distintas. A la mayoría de la gente le parece imposible que seamos hermanas.

Ellie suspiró. Adoraba la alegría y el encanto de Lizzy, pero también le había sido difícil estar siempre a su sombra.

– A Pippa y a mí nos pasaba lo mismo -dijo Clare comprensivamente-. Yo era callada y sensata, y ella era brillante y alegre. Siempre estaba llena de vida y todo lo hacía apasionadamente. No tenía término medio -su sonrisa se borró del rostro.

– Lo siento. Debes echarla mucho de menos.

– Sí. Pero no todo el rato. Cuando murió fue espantoso y llegué a pensar que no volvería a ser feliz, pero ahora soy más feliz de lo que nunca me imaginé que podría ser -miró a Ellie, sus ojos brillaban al pensar en el amor que había encontrado-. Es un tópico tremendo, pero la vida sigue. Me acuerdo mucho de Pippa, pero no me encuentro con su fantasma por todos lados.

– Jack sí se lo encuentra -Ellie parecía ensimismada jugando con unas migas.

– Ahora sí, pero no siempre será así -Clare dudó e intentó elegir cuidadosamente las palabras-. Le resulta difícil estar en Bushman's Creek. Es el único sitio en el que ha vivido con Pippa. Está lleno de recuerdos. Todo cambiará cuando se vaya a Waverley.

– ¿Te ha contado el… trato que hemos hecho?

– Sí.

– ¿Te importa?

– ¿Importarme? No, aunque me preocupa un poco. Puedo entenderlo desde el punto de vista de Jack. Él necesita una mujer y Alice una madre.

– Te preocupa que no cuide bien de Alice…

– ¡Desde luego que no!, me preocupas tú.

– ¿Yo?

– Es muy arriesgado casarse sin amor. Yo lo sé. Es lo que hicimos Gray y yo.

– ¡Pero sois felices!

– Ahora sí, pero al principio no lo éramos. Yo no sabía que Gray me quería, y él no tenía ni idea de cuánto lo quería yo. Los dos pensábamos que para el otro era una medida temporal hasta que volviese Jack. Sé lo difícil que es vivir con alguien que crees que no te quiere.

– En nuestro caso es distinto. Yo sé que Jack no me quiere. Sigue enamorado de Pippa.

– Jack nos ha contado que tú también estás enamorada de alguien.

– Sí -dijo Ellie sombríamente.

Se hizo un silencio.

– Es Jack… ¿verdad?

Ellie se quedó helada, con la mirada clavada en la mesa y un nudo en la garganta. Levantó la mirada lentamente hasta encontrarse con los ojos de Clare

– ¿Cómo lo has adivinado?

– Por la forma de mirarlo, por la forma de decir su nombre. No te preocupes, no es tan evidente. Probablemente estoy tan enamorada que percibo cuando lo están los demás. Creo que yo también miraba a Gray así.