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– No se lo dirás a Jack…

– Claro que no, es algo que solo tú puedes decir.

– Nunca lo haré -dijo Ellie con una voz inexpresiva-. Jack se casa conmigo porque cree que estoy enamorada de otra persona y que nunca le pediré nada que no pueda darme. No quiere que nadie reemplace a Pippa, y yo no voy a intentarlo.

– Ellie, Pippa no habría querido que Jack se pasase el resto de su vida añorándola. Él nunca la olvidará, pero volverá a enamorarse -se levantó y se limpió las manos en el delantal con expresión pensativa-. Pippa tenía una personalidad muy fuerte, como Jack. Quizá se pareciesen demasiado, no habría sido una relación tranquila, eso seguro. No podemos saber cuánto habrían durado una vez que terminase la pasión y tuviesen que vivir los problemas cotidianos. Jack es joven, superará la muerte de Pippa y volverá a enamorarse, pero…

Dudó, no sabía cómo decirlo. Al final fue Ellie quien terminó la frase.

– Pero, ¿no de mí?

– Quizá no, Ellie. No quisiera que te hicieses ilusiones que acabarían haciéndote daño. Creo que eres perfecta para él, pero no siempre nos enamoramos de la persona que nos conviene.

– Lo sé -dijo Ellie con amargura-. Si lo hiciésemos yo no estaría enamorada de Jack. Soy consciente de que él se puede enamorar de otra y, si lo hace, lo dejaré marchar. Nunca sabrá cuáles son mis sentimientos.

– Va a ser muy difícil -dijo con calma Clare-. ¿Estás segura de que quieres casarte con Jack sabiendo que no te quiere?

– Estoy segura. Es mi única oportunidad de estar cerca de él y tengo que aprovecharla.

Clare asintió con la cabeza, como si supiese de antemano lo que iba a contestar.

– Espero sinceramente que funcione.

– Me alegro mucho de que no te importe -dijo Ellie con un hilo de voz.

– Por supuesto que no -Clare sonrió mientras se quitaba el delantal y limpiaba las manos y la cara de Alice- Aunque me da pena no pasar más tiempo con Alice. Gray y yo vamos a echarla mucho de menos, pero tiene que ir con vosotros y formar parte de una familia. Además, nosotros también esperamos un bebé -dijo radiante.

– ¡Clare, es una noticia maravillosa!

– A nosotros nos lo parece, Gray está loco de alegría -sacó a Alice de la silla y le dio un beso-. En cualquier caso te echaremos de menos -dijo acariciando los cabellos de la niña, y miró a Ellie-. ¿Te importaría sujetarla?

– ¡Claro que no! -Ellie la tomó en un gesto cargado de simbolismo, aunque ninguna dijo nada.

– ¡Vamos! A ver dónde están los hombres.

Ellie siguió a Clare con Alice en los brazos. Salieron al jardín, donde Jack y Gray se ocupaban de la barbacoa. Ambos se volvieron cuando oyeron el ruido de la puerta. Gray se parecía a Jack, aunque era más moreno y tranquilo, tenía una sonrisa serena y un aire de dominio, pero a Ellie le pareció que algo se le iluminaba en el interior cuando vio a su mujer. No dijo nada, ni se movió, sencillamente miró a Clare y ella lo miró a él. Ellie sintió un nudo en la garganta y los ojos se le llenaron de lágrimas. ¡Si alguna vez Jack la mirara así…! Pero él estaba de pie con las pinzas de la carne en la mano y completamente inexpresivo.

Jack había notado el anhelo en los ojos de Ellie y sabía perfectamente lo que pensaba. Para ella tenía que resultar muy difícil ver a dos personas que se querían sin disimulo. A pesar de todo, no podía evitar sentirse susceptible e irritable, como llevaba sintiéndose desde que ella había salido del coche con ese vestido rojo.

Jack sabía que su mal humor no era culpa de Ellie, pero por algún motivo lo sentía como si lo fuese, y no mejoraba las cosas acunando a su hija entre los brazos y pensando en otro hombre. Cuando notó que ella lo miraba, se dio la vuelta para vigilar las chuletas.

– ¡Hola, Ellie! -en la sonrisa de Gray se mezclaban la sorpresa y la alegría-. No te veo desde hace años, ¡estás guapísima! -Gray se acercó para darle un abrazo.

Jack seguía dando vueltas a las chuletas, no quería que Ellie estuviera de ninguna forma. Quería que siguiera como siempre. Por el rabillo del ojo vio cómo ella le devolvía el abrazo. Él también podría haberla abrazado así de no haber sido por el vestido rojo.

– Siento haberme perdido tu boda, Gray. Creo que ahora te mereces más enhorabuenas… -dijo con una sonrisa arrebatadora.

¿Dónde había aprendido eso trucos femeninos?, se preguntaba amargamente Jack. ¡ Se ponía un vestido y se convertía en Mata Hari! ¿Dónde estaba la Ellie que se arrastraba por el suelo arrancando matojos y pintaba paredes sin preocuparse por su aspecto?

– Se lo estaba contando a Jack. Aunque él solo pensaba en que salieras y lo rescataras.

Ellie lanzó una mirada a Jack. Pero no daba la sensación que él esperara que ella lo rescatara de nada. Parecía como si estuviese deseando que se fuese lo antes posible. Se volvió hacia Gray y Clare.

– Me alegro mucho por vosotros. Alice agradecerá mucho tener un primo. ¿Verdad? -pellizcó la nariz de Alice.

– ¡Gih! -dijo Alice, y sonó tan claramente como un «¡sí!» que todos se rieron.

Era el día de Alice. Era muy joven y no se daba cuenta de que cumplía años, pero sabía que los cuatro mayores que estaban a su alrededor se hallaban pendientes de ella. El mal humor de Jack desapareció en cuanto se fijó en Alice. Era imposible resistirse a sus miradas y a sus juegos. Él haría lo que fuese por ella. Era el motivo por el que iba a casarse con Ellie. ¿Qué importaba si ella estaba enamorada de otro si, al fin y al cabo, se iba a quedar por Alice? Miró de soslayo a Ellie. Estaba sentada tranquilamente, se reía con las gracias de Alice y estaba radiante con su vestido rojo. Sintió un vuelco en el corazón.

Más tarde, cuando Alice se había dormido, acompañó a Ellie hasta el coche.

– Siento no haberte servido de mucha compañía -dijo para romper el silencio.

– No importa. Comprendo que estuvieses pensando en Pippa. Ha debido ser un día difícil para ti.

– No ha sido eso -dijo con sinceridad-. Desde luego que he pensado en ella, pero… no sé que ha pasado -confesó con un suspiro-. Será que hay que hacerse a la idea -miró a Ellie y le dio la sensación de que a pesar de conocerse tanto había algo oculto en ella. Siempre había pensado que Ellie era clara y diáfana, pero cuanto más la conocía, más misteriosa le parecía-. En cualquier caso, hemos pasado el primer obstáculo -dijo intentando darle un tono más ligero a la conversación-. No es que estuviera deseando contárselo a Clare, pero parece que lo acepta. Solo falta convencer a tu familia. ¿Se lo has dicho?

– Sí.

– ¿Cómo lo han tomado?

– Mamá está encantada y ya está haciendo planes para la boda. Papá no habla mucho, pero creo que está contento. Kevin y Sue también están felices, creo que fue un alivio saber que no pensaba quedarme con ellos para siempre.

– ¿Y Lizzy?

– Sospecha algo -reconoció- Sabe lo que sientes por Pippa, y me conoce. Adivinó la verdad enseguida.

Jack la miró.

– ¿La verdad?

– Que tú solo quieres una madre para Alice.

– ¿También adivinó tu verdad?

Ellie miró a otro lado.

– Ella cree que yo haría cualquier cosa por quedarme en el campo. No dije nada más.

– Entonces, ¿reconociste que había adivinado la verdad?

– No -Ellie se encogió de hombros como queriendo quitarse un peso de encima-. No me gusta mentir a Lizzy, pero sabes lo romántica que se pone con el matrimonio. Cree que solo te debes casar si estás locamente enamorada y todo es perfecto. Tuve que fingir que esa era nuestra situación.

Jack se apoyó en el coche y cruzó los brazos.

– ¿Te creyó?

– No estoy segura. Creo que no, no del todo. Claro, preguntó cuándo había pasado todo y yo dije que nos habíamos conocido mejor mientras te ayudaba con Waverley, pero me parece que no la convencí. ¡Quería saber todos los detalles!

Jack se podía imaginar la reacción de Lizzy ante la cautela de Ellie.