Y cuando Eddie puso en conocimiento de su padre que el trabajo veraniego que más le gustaría realizar era el de ayudante de un escritor (el joven de dieciséis años llevaba un diario desde hacía tiempo y recientemente había escrito algunos relatos breves), el señor O'Hare no dudó en consultar su Directorio de Exeter. Desde luego, entre los numerosos ex alumnos del centro había muchos más autores que Ted Cole (Thomas y Timothy habían ido a Exeter porque Ted era ex alumno), pero Minty O'Hare, quien sólo cuatro años antes había logrado persuadir a Ted Cole de que donara 82.000 dólares a la institución, sabía que Ted era un contacto fácil
– No tiene que pagarle nada -le dijo Minty a Ted por teléfono-. El chico podría mecanografiarle los textos, ocuparse de la correspondencia, hacerle recados…, lo que usted quiera. Se trata, sobre todo, de adquirir experiencia. En fin, si mi hijo cree que quiere ser escritor, debería ver cómo trabaja un profesional
Ted se mostró evasivo pero cortés por teléfono. Además, estaba bebido. Tenía un apodo particular para Minty O'Hare: le llamaba "Chinchoso". Y, en efecto, era característico del Chinchoso O'Hare que a la menor ocasión señalara las fotos en las que aparecía Eddie en el anuario de Exeter correspondiente al año 1957
Durante los primeros años que siguieron a la muerte de Thomas y Timothy Cole, Marion solicitó los anuarios de Exeter. De haber vivido, Thomas se hubiera graduado en el curso de 1954, y Timothy en el de 1956. Pero cada año, incluso cuando quedaron atrás las que habrían sido sus graduaciones, los anuarios seguían llegando, por cortesía de Minty O'Hare, quien continuaba enviándolos de un modo automático, pues suponía que así ahorraba a Marion el sufrimiento adicional de solicitarlos. Marion seguía examinándolos fielmente, y, cuando lo hacía, le sorprendían una y otra vez los muchachos que tenían algún parecido con Thomas o Timothy, aunque, tras el nacimiento de Ruth, dejó de indicar a su marido tales parecidos
En las páginas del anuario de 1957, Eddie O'Hare aparece en la fotografía de la Sociedad Juvenil de Debates, sentado en primera fila. Viste pantalones de franela gris oscuro, chaqueta de tweed y la corbata rayada del centro, y el chico habría pasado desapercibido de no ser por la impresionante sinceridad de su expresión y por la seriedad que anidaba en sus ojos grandes y oscuros, como si esperase alguna pesadumbre en el futuro
En la foto, Eddie era dos años menor que Thomas y tenía la misma edad que Timothy cuando los hermanos murieron. Sin embargo, Eddie se parecía más a Thomas que a Timothy. En la foto del Club Excursionista, donde Eddie aparecía con la piel más clara y daba la impresión de tener más confianza en sí mismo que la mayoría de los demás chicos poseedores de lo que Ted Cole supuso que era un interés permanente por el excursionismo, su parecido con Thomas era aún más acusado. Eddie
sólo aparecía otras dos veces en el anuario de Exeter correspondiente a 1957: en las fotos de los equipos titulares de cross y marcha atlética. La delgadez de Eddie sugería que el muchacho corría más por nerviosismo que por cualquier placer aparente, y que correr era tal vez su único interés atlético
Con fingida despreocupación, Ted Cole mostró a su esposa las fotos del joven Edward O'Hare
– Este chico se parece mucho a Thomas, ¿verdad? -le preguntó
Marion ya había visto las fotografías, pues había examinado con detenimiento todas las fotos de todos los anuarios de Exeter
– Sí, un poco -replicó-. ¿Por qué? ¿Quién es?
– Quiere un empleo de verano
– ¿Con nosotros?
– Bueno, conmigo -respondió Ted-. Quiere ser escritor.
– Pero ¿qué haría contigo? -inquirió Marion
– Supongo que se trata sobre todo de la experiencia. Si quiere ser escritor, debería ver cómo trabaja uno
Marion, que siempre había aspirado a ser escritora, sabía que su marido no trabajaba demasiado
– Pero ¿qué haría exactamente ese chico?
– Hum…
Ted tenía la costumbre de dejar las frases y los pensamientos inacabados, incompletos. Eso formaba parte tanto expresa como inconsciente de su vaguedad
Cuando telefoneó a Minty O'Hare para decirle que aceptaba la propuesta, lo primero que le preguntó fue si Eddie tenía el permiso de conducir. Ted había sido condenado por segunda vez, bajo la acusación de conducir bebido, y le habían retirado el permiso durante el verano de 1958. Confiaba en que el verano fuese una buena época para iniciar la llamada "separación a prueba" de su esposa, pero si pretendía alquilar una casa en el vecindario y, además, seguir compartiendo con Marion la casa familiar, así como a la pequeña Ruth, alguien debía conducir el coche
– ¡Pues claro que tiene el permiso! -respondió Minty, y así quedó sellado el destino del muchacho
De esta manera, la pregunta de Marion sobre lo que Eddie O'Hare haría exactamente quedó en el aire con la vaguedad con que Ted Cole solía dejar las cosas en el aire. También dejó a Marion, como ocurría a menudo, sentada con el anuario de Exeter abierto sobre el regazo. No pudo evitar observar que Marion, al parecer, consideraba que la fotografía más cautivadora de todas era aquella en la que Eddie iba vestido con el equipo de atletismo. La uña larga y rosada del dedo índice de Marion, en un gesto inconsciente pero muy concentrado, reseguía el contorno de los hombros desnudos de Eddie. Ted tuvo que preguntarse si no sería él más consciente que la pobre Marion de la creciente obsesión de su esposa por los chicos que se parecían a Thomas o a Timothy. Al fin y al cabo, su mujer aún no se había acostado con ninguno de esos chicos
Eddie sería el único con el que se acostaría
Un ruido como el de alguien que no quiere hacer ruido
Eddie O'Hare prestaba poca atención a lo que se decía en Exeter sobre la manera en que los Cole hacían frente a la trágica pérdida de sus hijos. Incluso cinco años después de lo ocurrido, esas conversaciones eran la comidilla de las cenas a las que Minty O'Hare y su mujer, siempre hambrienta de chismorreos, invitaban a sus colegas del centro. La madre de Eddie se llamaba Dorothy, pero todo el mundo, salvo el padre de Eddie, que se abstenía de usar apodos, la llamaba "Dot"
Eddie no era un experto en chismorreos, pero sí un alumno aceptable, y se había preparado para aquel empleo veraniego como ayudante de escritor con unos deberes que, a su modo de ver, eran más esenciales para dicha tarea que memorizar los relatos de la tragedia extraídos de los medios de comunicación
Si bien Eddie no se había enterado de que el matrimonio Cole había tenido otro hijo, la noticia no les pasó desapercibida a Minty y Dot O'Hare. Sabían que Ted Cole era ex alumno de Exeter (1931), y que sus dos hijos estudiaban en el centro cuando les sobrevino la muerte, y ello bastaba para proporcionar a todos los miembros de la familia Cole una perdurable relación con Exeter. Además, Ted Cole era un exoniano famoso, y a los señores O'Hare, aunque no a Eddie, la fama les impresionaba sobremanera
Que Ted Cole figurase entre los autores de cuentos infantiles más conocidos de Norteamérica explicaba que la prensa hubiera mostrado un interés especial por la tragedia. ¿Cómo se enfrenta un renombrado autor e ilustrador de libros infantiles a la muerte de sus propios hijos? Y a unas informaciones de naturaleza tan personal siempre les acompaña el chismorreo. Entre las familias del profesorado de Exeter, posiblemente Eddie O'Hare era el único que no prestaba mucha atención al chismorreo. Desde luego, era el único miembro de la comunidad de Exeter que había leído todo cuanto Ted Cole había publicado