Si no puede aceptar ni disfrutar lo que hace, deténgase. De lo contrario, no estará asumiendo responsabilidad por lo único sobre lo cual puede asumirla y que, dicho sea de paso, es lo único que importa: su estado de conciencia. Y si no asume responsabilidad por su estado de conciencia, no estará asumiendo la responsabilidad por la vida.
EL GOZO
La paz que llega con la entrega se convierte en una sensación de vivacidad cuando disfrutamos realmente lo que hacemos. El gozo es la segunda modalidad del quehacer despierto. En la nueva tierra, el gozo reemplazará al deseo como fuerza motriz de las actuaciones del ser humano. El deseo proviene de la ilusión del ego de ser un fragmento separado del poder de la creación. A través del gozo nos conectamos con el poder creador.
Cuando el presente, y no el pasado o el futuro, se convierte en el punto focal de la vida, nuestra capacidad para disfrutar lo que hacemos aumenta drásticamente. La alegría es el aspecto dinámico del Ser. Cuando el poder creador del universo toma conciencia de sí mismo, se manifiesta en forma de alegría. No es necesario esperar a que algo "importante" suceda en la vida para poder disfrutar finalmente de lo que hacemos. Hay más importancia en la alegría de la que podríamos necesitar. El síndrome de "esperar para comenzar a vivir" es uno de los engaños más comunes del estado de inconciencia. Es mucho más probable que la expansión y el cambio positivo se manifiesten en el plano externo de la vida cuando disfrutamos de lo que hacemos en el momento, en lugar de esperar a que se produzca un cambio para poder comenzar a gozar. No le pida a su mente autorización para gozar de lo que hace. Lo único que recibirá serán miles de razones para no disfrutar. "Ahora no" dirá la mente. "¡No ves que estoy ocupada? No hay tiempo. Quizás mañana puedas comenzar a gozar…". Ese mañana no llegará nunca a menos que comience a disfrutar lo que hace en este momento.
Cuando decimos que disfrutamos haciendo esto o aquello realmente estamos cayendo en una percepción equivocada. Hace parecer que derivamos alegría de lo que hacemos cuando en realidad no es así. La alegría no emana de lo que hacemos, sino que fluye hacia lo que hacemos y se manifiesta en el mundo desde las profundidades de nuestro ser. La idea errónea de que la alegría viene de lo que hacemos es normal, pero también peligrosa porque crea la noción de que la alegría es algo que puede derivarse de alguna otra cosa, como una actividad o una cosa. Entonces esperamos que el mundo nos brinde alegría y felicidad cuando en realidad no puede hacerlo. Es por eso que muchas personas viven en un estado permanente de frustración. El mundo no les brinda lo que creen necesitar.
¿Entonces cuál es la relación entre algo que hacemos y el estado de alegría? Que disfrutamos cualquier actividad en la cual estemos totalmente presentes, cualquier actividad que no sea solamente un medio para alcanzar una finalidad. No es la acción realizada la que disfrutamos realmente sino la sensación profunda vivacidad de la cual se impregna la actividad. Esto significa que cuando disfrutamos haciendo algo, realmente experimentamos la alegría del Ser en su aspecto dinámico. Es por eso que todo aquello que disfrutamos nos conecta con el poder que está detrás de toda la creación.
La siguiente es una práctica espiritual que imprimirá poder y expansión creadora a su vida. Haga una lista de varias de sus actividades de todos los días. Incluya actividades que considere aburridas, irritantes, tediosas, intrascendentes o que le produzcan tensión. Pero no incluya aquello que deteste hacer puesto que se trata de algo que debería aceptar o sencillamente dejar de hacer. En la lista puede haber cosas como trasladarse hacia y desde el trabajo, comprar los víveres, lavar la ropa, o cualquier cosa que le parezca tediosa o molesta. Después siempre que esté realizando esas actividades, permita que se conviertan en un vehículo para estar presente. Manténgase en estado de alerta y tome conciencia de la quietud despierta y consciente que le sirve de telón de fondo a la actividad. Pronto descubrirá que todo lo que haga en un estado de alerta se convierte en fuente de gozo en lugar de irritación, tedio o tensión. Para ser más exacto, lo que disfruta no es la acción externa sino la dimensión interna de la conciencia de la cual se impregna la acción. Eso es encontrar la alegría del Ser en el hacer. Si siente que su vida no tiene significado o que es demasiado tediosa y llena de tensiones, es porque no ha traído esa dimensión a su vida todavía. Tomar conciencia de la acción no es todavía su principal objetivo.
La nueva tierra se manifiesta a medida que crece el número de personas que descubren que el principal propósito de la vida es traer la luz de la conciencia a este mundo y utilizar su actividad, cualquiera que sea, como vehículo para hacerlo.
La alegría de Ser es la alegría de estar conscientes.
La conciencia despierta toma entonces las riendas y se encarga de dirigir la vida, desplazando al ego. Entonces descubrimos que aquello que veníamos haciendo desde tiempo atrás comienza a expandirse de manera natural para convertirse en algo mucho mayor, al impregnarse del poder de la conciencia.
Algunas de las personas que enriquecen la vida de muchas otras simplemente a través de su acción creadora sencillamente hacen lo que más disfrutan sin querer nada para sí mismas como consecuencia de esa actividad. Pueden ser músicos, artistas, escritores, científicos, maestros, constructores, o pueden traer al plano de la manifestación nuevas estructuras sociales o empresariales (empresas iluminadas). Algunas veces, su radio de influencia permanece reducido durante algunos años y después, súbita o gradualmente, una ola de poder creador baña lo que hacen y su actividad se expande más allá de lo que pudieron imaginar y toca a un sinnúmero de personas. Además del gozo se suma a su actividad una intensidad que trae consigo una creatividad muy superior a la que podría lograr un ser humano común y corriente.
Pero no hay que permitir que se suba a la cabeza porque es allí donde puede estar oculto un remanente del ego. La persona sigue siendo un ser humano corriente. Lo extraordinario es lo que llega al mundo a través de ella. Pero esa esencia es compartida con todos los seres. Hafiz, el poeta persa y maestro sufi del siglo catorce, expresó bellamente esta verdad: "Soy el agujero de la flauta por la cual se desliza el aliento de Cristo. Oíd su música".1
EL ENTUSIASMO
Más adelante hay otra forma como la manifestación creadora puede llegarles a quienes permanecen fieles a su propósito interno de despertar. Un buen día reconocen con toda claridad su propósito externo. Tienen una visión grande, una meta y, a partir de ese momento, dedican todo su esfuerzo a esa meta. Generalmente, es meta o visión está conectada de alguna manera con alguna actividad de la cual gozan enormemente y que ya están realizando en menor escala. Es aquí donde emerge la tercera modalidad del quehacer despierto: el entusiasmo.
Entusiasmo significa gozar profundamente lo que se hace, además de tener el elemento de la visión o la meta que se persigue. Cuando le sumamos una meta al placer de lo que hacemos, cambia la frecuencia en la cual vibra el campo de energía. Se agrega un cierto grado de tensión estructural, como podríamos llamarla, de tal manera que el gozo se convierte en entusiasmo. En el punto culminante de la actividad creadora impulsada por el entusiasmo hay una cantidad enorme de energía e intensidad. La sensación es la de una flecha en trayectoria directa hacia el blanco, y que disfruta su viaje.