Ella escucho su gruñido bajo en algún lugar detrás de ella, casi como si fuera una broma. "Nunca se puede ser demasiado cautelosos cuando se trata de extranjeros," dijo ella. "Sobre todo ahora. Estoy segura de que tu entiendes".
Cuando ella finalmente recorrió con su mirada a él, ella lo encontró mirándola fijamente. "Cariño, la única razón por la que tu tuviste la posibilidad de poderme derribar fue porque tu jugaste sucio. Te aseguraste de que yo te notase, fingiendo que tenías algo que ocultar y sabiendo que iba a seguirte fuera de aquel club. Directamente hacia tu pequeña trampa".
Renata levanto sus hombros, sin arrepentimiento. "Todo vale en el amor y en la guerra". Él le dedico una suave sonrisa acompañada por un par de hoyuelos en sus mejillas delgadas. "¿Es esto, la guerra?"
"Es seguro como el infierno que no es el amor."
"No", él dijo, tornándose todo serio ahora. "Eso nunca".
Bien, al menos ellos estaban de acuerdo en algo.
"¿Cuánto tiempo ha estado trabajando tu para Yakut?"
Renata sacudió con la cabeza como si fuera incapaz de recordar eso particularmente, a pesar de que la noche estaba grabada en su mente como si hubiera sido quemado allí. Inundada por la sangre. Imponente. El comienzo de un fin. "No sé", dijo ella a la ligera. "Un par de años, supongo. ¿Por qué?"
"Simplemente me preguntaba cómo una hembra, sin importar que sea una Compañera de Raza con su habilidad psíquica poderosa – termino en esta línea de trabajo, especialmente para un Gen Uno como él. Es extraño, eso es todo. Demonios, es inaudito. Tan solo, dime. ¿Cómo es que tú estas conectada con Sergei yakuto?"
Renata se quedó contemplando fijamente a este guerrero-este forastero, peligroso y astuto, que de repente estaba entrometiéndose en su mundo. Ella no estaba segura de cómo contestar. Ciertamente ella no estaba a punto de decirle la verdad. "Si usted tiene preguntas, tal vez deberías preguntarle a él."
"Sí", dijo él, estudiándola mas estrechamente ahora. "Tal vez lo haré. ¿Y qué pasa con la niña – Mira? ¿Ha estado ella aquí tanto tiempo como usted?"
"No tiene mucho tiempo, no. Apenas hace seis meses.” Renata trató de parecer indiferente, pero un feroz instinto de protección se levantó en ella con la simple mención del nombre de Mira sobre los labios de este macho de la Raza. "Ella ha pasado por mucho en tan poco tiempo. Cosas que ningún niño debería atestiguar.”
"¿Como el ataque contra Yakuto la semana pasada?"
Y otras, más oscuras, cosas, Renata reconoció interiormente. "Mira tiene pesadillas casi aproximadamente todas noches. Ella casi no duerme más que un par de horas en un tiempo".
Él asintió con la cabeza en reconocimiento sobrio. "Este no es ningún maldito lugar para una niña. Algunos podrían decir que no es ningún lugar para una hembra tampoco".
"¿Es eso lo que tu dirías, guerrero?”
Su sonrisita ahogada de contestación ni confirmó ni negó eso.
Renata lo observo a él, mientras surgían en ella preguntas burbujeando en su mente. Una en particular. "¿Qué has visto tu en los ojos de Mira mas temprano esta noche?"
Él gruñó algo por lo bajo en su aliento. "Confía en mí, tu no deseas saberlo".
"Estoy preguntándote, ¿no? ¿Qué te mostro ella?
"Olvídalo". Sosteniendo su mirada, se pasó una mano por los hebras de color oro de su el cabello y luego exhala una maldición fuerte y desvió la mirada de ella. "De cualquier manera, eso no es posible. La chica definitivamente se equivoco."
"Mira no se equivoca nunca. Ella no se ha equivocado ninguna vez, no en todo el tiempo que la he conocido ella."
"¿Es eso así?" Su penetrante mirada azul volvió fijamente de nuevo a ella, ambos calor y frio viajaron a lo largo de su cuerpo con su lenta, y evaluadora mirada. "Alexis me ha dicho que su habilidad es imperfecta."
"Lex". Renata se burlo. "Hazte un favor y no pongas tu fe en nada de lo que Lex te diga. Él dice y no hace nada sin un motivo oculto."
"Gracias por el consejo". Él se recostó atrás contra el poste marcado con cicatrices por las láminas. "Entonces, así pues, no es cierto, lo que él dijo – ¿que los ojos de Mira sólo reflejan los acontecimientos que podrían ocurrir en el futuro, basado en el ahora?"
"Lex puede tener sus propias razones personales para desear que no sea así, pero Mira nunca se equivoca. Todo lo que ella mostró esta noche, esta predestinado a suceder". "Predestinado", dijo él, pareciendo divertido con eso. "Pues bien, mierda. Entonces creo que estamos condenados”.
Él la miró fijamente a ella cuando él pronuncio esas palabras, todo excepto ella la desafiaba para que le preguntara si él deliberadamente la había incluido a ella en su observación. Dado que la idea le parecía a él terriblemente divertida, ella no estaba a punto de darle la satisfacción de pedirle a él que le explicara por que. Renata cogió una de sus láminas y probó el peso de ella en su palma abierta. El frío del acero de la daga se sentía bien contra su piel, sólido y familiar. Sus dedos se morían de ganas por trabajar. Sus músculos ahora estaban flexibles por el calentamiento, listos para ser empujados con una o dos horas de duro entrenamiento. Ella giró alrededor con la lámina en la mano y dirigió una señal hacia el poste donde Nikolai se encontraba apoyado. "¿Te importaría? Yo no quiero juzgar mal mi marca y golpeó accidentalmente en su lugar".
Él recorrió con la mirada el poste y se encogió de hombros. "¿Mas bien no lo haría para ti que fuera mas interesante, el combate de entrenamiento con un oponente real que puede devolverte el golpe? O tal vez para ti funcione mejor con las probabilidades apiladas de forma desigual en tu favor."
Ella sabía que él el estaba poniendo un cebo, pero el brillo de sus ojos era de juguetón, bromista. ¿Estaba él realmente coqueteando con ella? Su naturaleza práctica le hizo erizarse los bellos de la nuca con cautela. Ella pasó su pulgar por el borde de la lámina mientras ella lo miraba, inseguro de qué hacer con él ahora. "Prefiero trabajar sola".
"Muy bien". Él inclinó su cabeza, pero solo hizo un pequeño desplazamiento del camino. Desafiándola con su mirada. "Haz lo que quieras".
Renata frunció el ceño. "Si tu no te vas a mover, ¿cómo puedes estar seguro que no te tomare como objetivo a ti?"
Él sonrió abiertamente, completamente lleno de arrogancia divertida, sus gruesos brazos cruzados sobre su pecho. "Apunta a todo lo que tu quieras. Tú nunca me golpearías. " Ella dejó a la lamina volar sin la mas mínima advertencia.
El acero afilado le dio un mordisco a la madera haciendo una grieta profunda, golpeando en el blanco exactamente donde ella lo había enviado. Pero Nikolai se había ido. Así como así, desapareciendo de su la línea de visión por completo. Mierda. Él era de la Estirpe, mucho más rápido que cualquier ser humano, y tan ágil como un depredador de la selva. Ella no era ningún rival para él con las armas o la fuerza física, ella sabía esto incluso antes de que ella enviara la daga volando por el aire. Sin embargo, ella había esperaba que al menos mermar al arrogante, engreído hijo de puta por incitarla.
Sus propios reflejos afilados por la precisión, Renata estiro su brazo y alcanzó otra de sus láminas en la espera. Pero cuando sus dedos se cerraron alrededor de la empuñadura labrada, ella sintió al aire revolverse detrás de ella, sintiendo el calor a través de la longitud de las hebras de cabello que estaban sobre su barbilla.
El metal afilado de una chuchilla, subió por debajo de su mandíbula. Una dura pared muscular duro le apretaba se columna vertebral.
"¡No me diste!". “Me echaste de menos”.
Ella tragó saliva cuidadosamente alrededor de la prensa ligera de la lamina que estaba bajo se barbilla. Tan suavemente como ella podría hacer, se relajó sus brazos a los costados. Entonces en ese momento atrajo con la mano la daga sobre su eje desde detrás de ella para descansarla significativamente entre sus muslos separados. "Parece que te encontré."