Lex tomó asiento junto al hombre Darkhaven, incapaz de evitar que sus ojos viajaran por el interminable lujo de sus alrededores. “¿Pero sabes quién soy?” preguntó con cuidado a Fabien. “¿Sabes también sobre el Gen Uno, mi padre, Sergei Yakut?”
Fabien dio un dulce asentimiento. "Solo por el nombre, desgraciadamente. Soy negligente al no haber hecho presentaciones formales cuando llegasteis primero a mi ciudad. Sin embargo, los guardaespaldas de tu padre lo dejaron claro cuando mi emisario informó sobre una reunión que tu padre era una especie de ermitaño. Entiendo que el disfrute de una vida tranquila y rural fuera de la ciudad, en contacto con la naturaleza o similar”. Sobre los nudillos de sus dedos, la sonrisa de Fabien no alcanzó suficiente sus ojos. “Supongo que se dice algo de vivir con ese tipo de… simplicidad”.
Lex gruñó. “Mi padre eligió tal vida porque el cree en sí mismo por encima de la ley”.
“¿Perdón?”“Eso es por lo que estoy aquí” dijo Lex. “Tengo información. Información crítica que necesita ser interpretada rápidamente. Secretamente”.
Edgar Fabien se incline hacia atrás contra los cojines del sofa. “¿Ocurrió algo…fuera de la casa?”
“Ha estado ocurriendo durante largo tiempo”, Lex admitió, sintiendo un raro sentido de libertad mientras las palabras salían de su boca.
El contó todo a Fabien sobre las actividades ilegales de su padre, desde el club de sangre y el cementerio lleno de los restos de sus víctimas, hasta el asesinato frecuente y en consonancia de sus Subordinados humanos. Lex explicó, no totalmente sincero, como le había estado carcomiendo mantener este secreto durante largo tiempo y como era su propio sentido de la moralidad- su sentido del honor y respecto para la ley de la Raza- que le obligaba a buscar la ayuda de Fabien para detener el reino privado de terror de Sergei Yakut.
Era el entusiasmo- emoción en el fondo de su valentía- el que hacía temblar la voz de Lex, pero si Fabien lo tomaba como lamento, mucho mejor.
Fabien escuchó, su expresión cuidadosamente estudiada, sobria. “Entiendes, estoy seguro, que esto no es un pequeño asunto. Lo que tú has descrito es…problemático. Tan perturbador. Pero habría ciertos factores que vendrán en juego sobre este tipo de investigación. Tu padres es un Gen Uno. Habrá preguntas que él tendrá que responder, protocolos que necesitarán ser observados.”
“¿Investigación? ¿Protocolo?” dijo indignado Lex. El saltó de sus pies, inundado de miedo e ira. “Eso tomará días o incluso semanas. ¡Un jodido mes!”
Fabien asintió disculpándose. "Podría ser, sí."
"¡No hay tiempo para eso ahora! ¿No lo entiendes? Te estoy ofreciendo a mi padre en bandeja -todas las pruebas que necesitarás para un arresto inmediato están allí en su propiedad. ¡Por el amor de Dios, estoy arriesgando mi maldita vida solo por estar aquí!”
“Lo siento”. El lider Darkhaven sostenía sus manos. “Si la situación no es comoda para ti, estaríamos más que dispuestos a ofrecerte protección. La Agencia podría alejarte una vez la investigación comience, llevarte a algún lugar seguro.”
La afilada risa de Lex le cortó. “¿Me envías al exilio? Estaré muerto mucho antes. Además, no estoy interesado en irme y ocultarme como un perro apaleado. Quiero lo que merezco. Quiero lo que se me debe, después de todos estos años de espera por limosnas de ese bastardo.” Era imposible enmascarar sus verdaderos sentimientos ahora. La ira de Lex había llenado el vaso por completo. “¿Quieres saber lo que realmente quiero de Sergei Yakut? Su muerte”.
La Mirada de Fabien se estrechó astutamente. “Esa es una conversación muy peligrosa”.
“No soy el unico que lo piensa” contestó Lex. “De hecho, alguien tuvo las suficientes pelotas para intentarlo justo la semana pasada”.
Más y más estrechos iban esos astutos y pequeños ojos. “¿Qué quieres decir?”
“El fue atacado. Un asaltante robó en la casa y trató de cortarle la cabeza con un cable, pero al final falló. Maldita suerte” Lex añadió bajito. “La Orden piensa que es trabajo de un profesional.”
“La Orden”, repitió Fabien sin aire. “¿Cómo están envueltos en algo de lo que has descrito?”
“Enviaron a un guerrero anoche para reunirse con mi padre. Aparentemente están intentando avisar a los Gen Uno sobre las recientes cacerías entre la población.”La boca de Fabien trabajó un segundo sin formar palabras, como si no estuviera seguro de que pregunta formular primero. Aclaró su garganta. “¿Hay un guerrero aquí en Montreal? ¿Y qué es eso de cacerías recientes? ¿De qué estás hablando?”
“Cinco Gen Uno muertos, entre Norte america y Europa” dijo Lex, recordando lo que Nikolai le había dicho. “Alguien parece querer eliminar la primera generación, uno a uno”.
“Dios mío”. La cara de Fabien era el vivo retrato de la sorpresa, pero algo en el preocupaba a Lex.
“¿No sabías nada sobre los asesinatos?”
Fabien se levantó lentamente, agitó su cabeza. “Estoy aturdido, te lo aseguro. No tenía ni idea. Que horrible”.
“Quizás. Quizás no”, puntualizó Lex.
Mientras miraba al líder Darkhaven, Lex se dio cuenta que una súbita tranquilidad se cernía sobre el vampiro- así que aún así el tenía que preguntarse si Fabien respiraba. Había un tenue pero elevado pánico en sus ojos rapaces. Edgar Fabien sostenía su cuerpo con rígida precisión, pero desde la apariencia en su Mirada cambiante, el miraba como si quisiera salir disparado de la habitación.
Que intrigante.
“Sabes, habría esperado que estuvieras mejor informado, Fabien. Tu reputación en la ciudad te precede como el jugador. Con todos tus amigos policías, ¿tratas de decirme que ninguno de ellos te lo dijo? Quizás no confían en ti, ¿eh? Quizás tienen una buena razón”.
Ahora Fabien se encontró con la Mirada de Lex. Centelleos ámbar iluminaron sus iris, una señal reveladora de un nervio pinchado. “¿Qué tipo de juego estás intentando jugar conmigo?”
“Al tuyo” dijo Lex, sintiendo una oportunidad y saltando sobre ella. “Sabes sobre las cacerías de Gen Uno. La cuestión es, ¿por qué me mientes sobre ello?”
“No discuto públicamente asuntos policiales” Fabien escupió su contestación, inflando su delgado pecho con propia indignación. “Lo que se o no se es asunto mío”.
“Sabías sobre el ataque de mi padre antes de que lo mencionara, ¿no es así? ¿Fuiste tú el único que pidió su muerte? ¿Qué hay sobre los otros que han sido asesinados?”
“Cielos, estas loco”.
“Quisiera estarlo”, dijo Lex. “Cualquier confabulación en la que estés envuelto, Fabien, yo también quiero estar”.
El líder Darkhaven expulsó su respiración bruscamente, después le dio la espalda a Lex mientras caminaba hacia una de las altas estanterías edificadas en la pared color plata. El acarició con su mano la Madera pulida, riéndose ociosamente. “Como nuestra conversación ha sido iluminadora y entretenida, Alexei, quizás debería terminar aquí. Creo que es mejor que te vayas y te calmes antes de decir alguna tontería más”.
Lex avanzó hacia adelante, decidido a convencer a Fabien de que merecía la pena. “Si Le quieres muerto, estoy dispuesto a ayudarte a conseguirlo”.
“Insensato” vino como respuesta siseada. “Puedo chascar mis dedos y tenerte bajo sospecha de intento de asesinato. Puedo aún así, pero ahora mismo vas a irte y ninguno de nosotros dirá otra palabra de esta conversación.”
La puerta de la recepción se abrió y cuatro hombres entraron. Al asentimiento de Fabien, el grupo rodeo a Lex. Sin elección, se fue.
“Estaré en contacto” dijo a Edgar Fabien enseñando sus dientes. “Puedes contar con ello”.
Fabien no dijo nada, pero su astuta Mirada permaneció fijada sobre Lex con severo entendimiento mientras el caminaba hacia las puertas de recepción y las cerraba tenso.
Una vez que Lex estuvo afuera en la calle y solo, su mente comenzó a barajar sus opciones. Fabien era corrupto. Que sorprendente y seguro sería alguna información útil. Con un poco de suerte, no pasaría mucho tiempo antes de que las conexiones de Fabien fueran las suyas también. El no se preocupó particularmente sobre como tendría que conseguirlas.