Fabien se bajo de la tarima del armario, y se acercó a su teléfono que estaba en el escritorio. Él esperó hasta que ambos sirvientes habían abandonado la habitación y la puerta estuvo cerrada detrás de ellos.
Con un gruñido, tomó el auricular y pulsó el botón que parpadeaba para así conectarse a la llamada propiedad de Alexei Yakut. "Sí", susurró él con frialdad. "¿Cual es este asunto urgente suyo que simplemente no puede esperar?"
"Mi padre está muerto."
Fabien se balanceó sobre sus talones, realmente tomado con la guardia baja por la noticia. Él exhalo un suspiro con la intención de sonar aburrido. "¿Qué tan conveniente para usted, Alexei. ¿Tendré que ofrecer mis felicitaciones, junto con mis condolencias?"
Él heredero forzoso de Sergei Yakut ignoró el pinchazo. "Había un intruso en la mansión esta noche. De alguna manera él se las arregló para colarse sigilosamente en el lugar. Él mató a mi padre en su cama, a sangre fría. Oí la perturbación y trate de intervenir, pero… bueno. Por desgracia, era demasiado tarde para salvarlo. Estoy desconsolado, desde luego-"
Fabien gruñó. "Por supuesto".
"- pero yo supuse que usted querría ser notificado del crimen. Y también sospeché que usted y la Agencia de Imposición querrían venir aquí inmediatamente para detener al atacante de mi padre."
Cada célula en el cuerpo de Fabien se detuvo. "¿Qué estas diciendo – que tu tienes a alguien en custodia? ¿A quién?"
Una sonrisa baja se escucho en el otro extremo de la línea. "Veo que finalmente tengo su atención, Fabien. ¿Qué dirías si te dijera que tengo a un miembro de la Orden sometido y esperando por usted aquí en el albergue? Estoy seguro de que hay algunas personas que tendrían en mente que un guerrero menos alrededor para luchar, seria excelente."
"¿Tu no estás realmente tratando de convencerme de que este guerrero es responsable de la muerte de Sergei Yakut, verdad?"
"Yo solo estoy diciendo que mi padre esta muerto y estoy al mando de sus dominios ahora. Te digo que tengo a un miembro de la Orden en mis manos, y estoy dispuesto a entregarlo a usted. Un regalo, si usted quiere."
Edgar Fabien guardó silencio durante un largo momento, considerando el inmenso premio que Alexei Yakut le presentaba. La Orden y sus miembros activos tenían a pocos aliados dentro de la Agencia de Imposición. Menos aún dentro del círculo privado al cual Fabien pertenecía. "¿Y qué espera usted a cambio de este… regalo?"
"Ya lo he dicho, cuando nos conocimos antes. Quiero entrar. Quiero un parte en cualquier acción de lo que usted esta tratando de hacer. ¿Una parte grande, usted entiende?" El rio entre dientes, tan lleno de sí mismo. "Usted me necesita a su lado, Fabien. Creo pensar que eso es obvio para usted ahora."
La última cosa que Edgar Fabien o cualquiera de sus socios necesitaban a su lado era aun codicioso mierda como Alexei Yakut. Él era un cabo suelto, uno que tendría que ser tratado con cuidado. Si Fabien tuviese que elegir, el optaría por una exterminación rápida, pero tendría que ser alguien mas en ultima instancia el que tuviese que hacer aquella elecciòn.
¿En cuanto al miembro cautivo de la Orden? Ahora, eso era intrigante. Era una buena bendición digna de considerar, y las muchas atractivas posibilidades que esto representaba hacia que el corazón de cuatrocientos años de edad de Fabien – latiera un poco más rápido.
"Tendré que hacer unos cuantos… arreglos", dijo él. "Esto puede llevarme una hora o menos para alinear los recursos y hacer el viaje hasta el recinto para recuperar al prisionero".
“Una hora", Alexei Yakut aceptó ansiosamente. "No me hagas esperar más tiempo de ese".
Fabien se trago su respuesta de ácida y terminó la llamada con un conciso "te veré entonces".
Él se sentó en el borde de su escritorio y miró hacia fuera por la línea del horizonte nocturno que brillaba intermitentemente en la distancia más allá de su finca Darkhaven. Entonces él se dirigió hacia su caja fuerte y torció la cerradura de la combinación, tomando el mango de manivela para abrir la asegurada caja de almacenamiento. Adentro había un teléfono celular reservado solo para llamadas de emergencia. Él golpeó en un número programado y esperó a que la señal cifrada se conectara. Cuando la voz asfixiante del otro extremó contesto, Fabien dijo, "Tenemos una situación".
Las cadenas pesadas rodeaban su torso desnudo, atándolo a una silla de madera tallada. Nikolai sentía restricciones similares en sus manos, que estaban agarradas detrás de él, y en sus pies, que estaban atados por los tobillos y sostenidos con fuerza contra las patas de la silla.
Él había recibido un infierno de la paliza, y no sólo de la ráfaga mental debilitante que él había obtenido por cortesía de Renata. Gracias a ese golpe demoledor, él había estado dentro y fuera de la conciencia durante algún tiempo, luchando sólo para levantar sus párpados, incluso ahora. Por supuesto, parte del problema allí era que su rostro estaba golpeado y arruinado, con los ojos hinchados, sus labios reventados y amargos con el sabor de su propia sangre. Él había estado demasiado débil para presentar una verdadera lucha cuando Lex y sus guardias habían trabajado con él como un saco de boxeo mientras ellos le quitaban hasta su ropa interior y lo llevaban arrastrando hacia el gran cuarto de la residencia para esperar por su destino.
Nikolai no sabía cuánto tiempo él había estado sentado allí. Tiempo suficiente para que sus manos se sintiesen entumecidas por la falta de circulación. El tiempo suficiente para haber notado cuando Renata había pasado por el cuarto hace un tiempo, protectoramente conduciendo a Mira lejos de la completa repugnante escena. Él le había observado un mechón de su cabello empapado en sudor, viendo el dolor y la tensión en su rostro cuando ella había lanzado una mirada siniestra en su dirección.
Su reverberación era probablemente golpearlo muy duro ahora, él adivinaba. Niko se dijo a sí mismo que la punzada que él sintió era solo otro músculo gritando por el abuso; él probablemente no podía ser tan estúpido como para sentir ningún tipo de simpatía por el sufrimiento de la hembra. Él probablemente no podía ser tan estúpido como para preocuparse por lo que ella pensara de él- eso que ella en realidad podía suponer que él había hecho cuando Lex lo acuso de-, pero maldita sea, a él realmente le importaba. Su frustración por no poder hablar con Renata sólo amplificaba su dolor físico y su furia.
Al otro lado de la habitación de él, los cuatro guardias estaban examinando sus armas y las rodas de titanio hechas a mano con las puntas huecas que eran una de las creaciones personales de Nikolai. Ellos tenían todos sus dispositivos tendidos sobre una mesa de caballete, bien fuera de su alcance. Él teléfono móvil de Niko-, su vínculo y enlace con la Orden- estaba hecho pedazos en el suelo. Lex había tenido el gran placer de aplastarlo bajo su bota antes de que se marchara dejando a Nikolai a la supervisión de sus guardias.
Uno de los machos fornidos de la Raza dijo algo que hizo reír a los otros tres antes de que el girara a su alrededor con la semiautomática de Niko y apuntara en su dirección. Nikolai no se estremeció. De hecho, él apenas respiraba, mirando desde dentro de la de hendidura hinchada de su ojo izquierdo, todos sus músculos desplomados como si él todavía estuviese inconsciente e ignorante de su entorno.
"¿Whattaya dice que lo despertemos?" bromeó el guardia con el arma en la mano. Él la contoneo hacia Niko, tentadoramente dentro del alcance de su mano, cuando los brazos de Niko no habían sido fuertemente asegurados de tras de él. La boquilla de la 9mm bajo lentamente, hasta más allá de su pecho, luego entonces, por delante de su abdomen también. "Yo digo que castremos a este pedazo de mierda de asesino. Quitémosle sus pelotas y dejemos que la Agencia de Imposición se lo lleve en pedazos".