"Ese debe ser Jack”, dijo Renata, sin aliento, su pulso todavía palpitante. "Iré a ver lo que él quiere".
Ella intento cambar de posición en la bañera para salir y sintió que su hombro ardía de dolor.
"Al infierno que tu iras ", le dijo Nikolai, ya poniéndose de pie. "Tu vas a permanecer allí. Yo me encargaré de Jack".
Nikolai era un macho grande para los estándares, pero él se veía enorme ahora, sus claros ojos azules chisporroteaban con toques de brillante ámbar y las marcas de sus dermaglifos en sus musculosos brazos y él torso estaban reanimados con color. Por lo visto el era grande también en otros lugares, un hecho que apenas se podía ocultar por los pertinentes holgados pantalones de nylon.
Cuando el golpe sonó otra vez desde afuera, él maldijo, con las puntas de sus colmillos brillando. "¿Alguien, además de Jack sabe que estamos aquí?"
Renata negó con la cabeza. "Le solicite a él que no dijera nada a nadie. Podemos confiar en él".
"¿Yo supongo que buen un momento como cualquier otro para averiguar eso, eh?"
"Nikolai", ella dijo mientras él tomaba la camisa que ella había estado usado y encogía los hombros dentro de las mangas largas. "Apropósito de Jack… él es un buen hombre. Un hombre decente. Yo no quiero que le suceda nada a él". Él sonrió con satisfacción. "No te preocupes. Voy a tratar de ser agradable".
CAPÍTULO DIECINUEVE
Traducido por Laura
“Agradable”, exhaló Niko a través de una tensa mueca. El se sentía de todo menos agradable mientras cerraba la puerta del baño y caminaba hacia la habitación principal del apartamento.
Estando a solas con Renata mientras ella se sentaba desnuda en la bañera, tocándola -besándola, por el amor de Dios- había cambiado todos sus sistemas en una superdirecta. Pero tan torsionado estaba, su fiera erección era la menor de sus preocupaciones mientras el se acercaba a la puerta donde Jack estaba golpeando de Nuevo desde fuera. Una cosa era pretender que no había un palo de tienda de campaña erecto en sus pantalones, otra era esperar a que alguien notara que sus ojos estaban ardiendo tan brillantes como carbones quemando y lo que sus extendidos caninos podrían avergonazar a un rotweiler.
Al menos la holgada camiseta cubría sus glifos. Niko no tenía que ver su cuerpo para saber que las marcas de su piel estaban vivas y latiendo con los profundos colores de la excitación. Terriblemente duro fue intentar hacerles pasar como tatuajes ahora.
Nikolai miró a la puerta y se forzó a relajarse, calmarse. El tenía que eliminar el fuego de sus iris, y esa significativa lujuria que el roce de Renata había despertado en él. El se centró en ralentizar su pulso, una lucha atroz cuando su pene ordenaba el riego de su sangre.
"¿Hola?" dijo arrastrando el saludo hacia afuera. Jack golpeó de nuevo, la sombre oscura de su cabeza moviéndose al otro lado de la cortina de la ventana de la puerta. El parecía consciente de mantener su voz a un nivel discreto. “Renata, ¿eres tu, cielo? ¿Estás despierta?”
Mierda. No había elección excepto dejarle entrar dentro. Nikolai gruñó en voz baja mientras estiraba el brazo para tirar del cerrojo. El había asegurado a Renata que iría directo al hombre, pero las cosas podían torcerse tan pronto como el abriera la maldita puerta. Y si el humano emitía tanto como una ligera sospecha, iba a encontrarse en la corta lista para un lavado de cerebro.
Niko quitó la cerradura y giro el pomo de la puerta. El retrocedió desde el hilo de luz que se vertía en el interior por la apertura y se posicionó detrás de la puerta mientras la abría.
"¿Renata? ¿Puedo entrar un minuto?" Unas botas de cowboy marrones avanzaron sobre el umbral. “Pensé mejor en visitarte a ti esta mañana antes de estar ocupado en la casa con los niños”.
Cuando el humano entró vistiendo unos Levi’s desgastados y una camiseta interior de algodón blanco, Nikolai abrió su mano sobre la puerta y la relajó para sellar el sol de la mañana. El evaluó al hombre mayor con un vistazo, mirando la escarpada cara, los astutos ojos, y el plateado estilo militar de su ropa. El era un hombre grande, un poco suave alrededor de la mitad, un poco arqueado alrededor de las rodillas, pero sus brazos tatuados estaban bronceados y todavía firmes con el suficiente músculo para indicar que el pudiera ser Viejo, no significaba que temiera el trabajo duro.
“Debes ser Jack” dijo Nikolai, cuidadoso de hablar de manera que mantuviera sus colmillos ocultos tras sus labios.
“Correcto”. Un pequeño asentimiento mientras Niko era objeto de una evaluación similar. “Y tu eres el amigo de Renata…Ella, ah, no me dijo tu nombre anoche”.
Aparentemente el brillo ambar se había ido de los iris azules de Niko, puesto que el dudaba que Jack fuera a alcanzar a estrechar su mano en ese momento si el hombre estaba mirando a un par de ojos ultramundanos que arrojaban centellas como un horno.
"Soy Nick," dijo el, acercándose lo suficiente a la verdad por ahora. El estrechó la mano brevemente al antiguo soldado. “Gracias por ayudarnos fuera”.Jack asintió. “Tienes mejor aspecto esta mañana, Nick. Me allegro de verte levantado y en movimiento. “¿Cómo está Renata?”
“Bien. Está en el baño lavándose”.
El no vio ninguna razón para plantear la infección. Sin que tuviera sentido preocupar conseguir que el buenintencionado Jack estuviera tan preocupado que el comenzara a hablar sobre médicos o viajes al hospital. Aunque basándose en lo que Nikolai había visto en la herida de Renata, si su proceso de curación no conseguía un serio empuje -y uno pronto- no habría alternativa excepto una visita al centro de urgencias más cercano.
"No quiero preguntarte como ella terminó con una bala en su hombro," dijo Jack, mirando de cerca a Nikolai. “Desde la forma en que estábais ambos anoche, y el hecho de que tuviera que despedirme de un camión robado de provisiones médicas, me atrevería a decir que sea cual sea el problema que estáis persiguiendo está relacionado con drogas. Pero se que Renata es más inteligente que eso. No creo ni por un momento que ella se mezclara en algo como drogas. Ella no quiso decirme nada, y la prometí no presionarla. Soy un hombre de palabra”.
Niko sostuvo la Mirada del anciano. “Estoy seguro que ella aprecia eso. ambos lo hacemos”.
“Sí” dijo Jack arrastrando las palabras, sus duros ojos estrechándose. “Pero tengo curiosidad sobre algo. Ella ha sido MÍA durante el último par de años…¿tuviste algo que ver con eso?”
No fue pronunciado como una acusación abierta, pero era obvio que el anciano había estado preocupado por Renata y también tenía el sentido de que su larga ausencia no había sido necesariamente buena para ella. Hombre, si el solo supiera lo que el había pasado. La herida de bala que ella tenía ahora era solo el glaseado de lo que había sido una tarta muy desagradable.
Nikolai agitó su cabeza. "Solo conozco a Renata de unos pocos días, pero puedo decirte que tienes razón en cuanto a que es ella es demasiado inteligente para caer en problemas de drogas. Ese no es ahora el tema, Jack. Pero ella está en peligro. La única razón por la que me quedo aquí es porque ella arriesgó su cuello para apartarme de un montón de problemas ayer”.
"Eso suena a Renata," dijo Jack, su expression perdida entre el orgullo y la preocupación.
“Desafortunadamente, porque ella entró a ayudarme, ahora hay una diana en nuestras espaldas”.
Jack gruñó mientras escuchaba, las enjutas cejas tejiéndose juntas. “Ella dice que como nos conocemos el uno al otro?”
“Algo de eso” dijo Niko. “Sé que confia en ti y te respeta. Asumo que has estado aquí para ayudarla una o dos veces antes de ahora”.
“Intentado, más bien. Renata nunca quiso ayuda de mí o de nadie más. No por sí misma. Pero había muchos otros niños que ella trajo a mi casa por ayuda. Ella no podía seguir viendo a un niño sufriendo. Demonios, ella no era mucho más que una niña la primera vez que vino. Siempre guardaba para sí misma la mayor parte, una verdadera solitaria. Ella no tiene familia, ya sabes”.