Выбрать главу

Ella quería más, incluso después del siguiente orgasmo y el siguiente. Incluso después de que ella y Nikolai, los dos estaban sudando y agotados, ella ansiaba todavía más.

Edgar Fabien sentía seis pares de astutos ojos mesurando sobre él mientras su secretario susurraba un urgente mensaje en su oído. Una interrupción a esta hora – en medio de tal importante compañía como aquellos especiales dignatarios invitados de Raza que habían llegado a Montreal de Estados Unidos y el extranjero – prácticamente gritando malas noticas. Y lo eran, aunque Fabien no permitía tal indicación en el exterior.

Los machos congregados en privado habían estado evaluándose el uno al otro cuando habían llegado uno por uno esta noche, todos ellos convocados a la residencia del Refugio Oscuro de Fabien a la espera del transporte para una reunión exclusiva a tomar en otro lugar. Para conservar su anonimato, el grupo habia sido instruido para ponerse mascaras encapuchadas negras todo el tiempo. Les había sido prohibido hacer preguntas personales los unos a los otros, o discutir sus problemas personales con el macho de Raza que habia organizado esta reunión y establecido los términos de su asistencia encubierta. Dargos habia dejado más claro que nunca que estaría vigilando por alguna debilidad, o por la mas mínima razón para juzgar a Fabien o a sus otros terratenientes parados en esta indigna habitación del glorioso futuro que él estaba planeando revelar en esta reunión formal.

Mientas el secretario susurraba el resto de su mensaje, Fabien se alegraba por que aquella capucha oscura ocultaba su reacción de los otros. Mantuvo su postura relajada, cada musculo suelto y a gusto, mientras se le informaba que uno de sus Secuaces de la cuidad estaba esperando afuera con inesperadas, pero criticas, noticias que no podían ser retrasadas. Noticas acerca de un macho de Raza y una mujer herida en su compañía, que, desde la descripción, podría ser nada más que la pareja que habia escapado de las instalaciones de contención.

“Me disculparan?” dijo Fabien, su sonrisa firme bajo su fachada. “Pero tengo un pequeño problema que atender afuera. Estaré de regreso en un momento.”

Unas pocas cabezas oscuras se inclinaron mientras Fabien giro para salir del cuarto. Una vez que la puerta de la sala de recepción estaba cerrada y el y su secretario habían caminado varios metros por el largo pasillo, Fabien bajo su capucha.

“Donde esta?”

“Esperándolo en el vestíbulo principal, señor.”

Fabien se dirigió en aquella dirección, retorciendo la capucha negra en sus manos. Cuando llego a la puerta, su secretario se apresuro adelante para sostenerla abierta para él. El Secuas estaba apoyado contra la pared, absorto en mordisquear sus uñas rápidamente, su desaliñado, flequillo demasiado largo colgaba sobre sus ojos. Cuando alzo la vista y vio a su Amo entrar, el repúgnate y perezoso humano fue sustituido por un sabueso impaciente por agradar.

“He traído algunas noticias para usted, Amo.”

Fabien gruño. “Eso he oído. Habla, Curtis. Dime lo que viste.”

El Secuas explico que temprano en el día habia ido hacer algunas preguntas a su empleado humano – un operador callejero resguardado que contrato Curtis para trabajar en sus computadoras – e inesperadamente descubrió que el vampiro guerrero estaba escondido en el garaje de un apartamento en un refugio. Curtis no habia sido capaz de acercarse a mirar, pero habia llegado lo bastante cerca para decir que el enorme macho era de Raza. No fue hasta hace poco tiempo que habia confirmado sus sospechas. Aparentemente el guerreo y la mujer que estaba con él, habían llegado a estar bastante amistosos. La pareja estaba demasiado ocupada en la cama para notar cuando Curtis salió furtivamente después por la parte de atrás del garaje y los espió juntos a través de la ventana.

El Secuas habia conseguido un vistazo, y fue capaz de proporcionar una muy detallada descripción física de los dos, el guerrero Nikolai y la Compañera de Raza Renata.

“Estas seguro de que ninguno de ellos es consciente de que estabas allí?” Pregunto Fabien.

El Secuas se rio entre dientes. “No, Amo. Confié en mí, no estaban prestando atención para nada que no fueras ellos.”

Fabien asintió y miro su reloj. Estaría atardeciendo dentro de una hora. Ya habia asignado a un equipo de Agentes de Ejecución encabezados a dirigir otra tarea de limpieza para el esta noche. Tal vez debería enviar una segunda unidad a la cuidad con Curtis. Bastante malo era que el guerrero hubiera conseguido escapar de él en las instalaciones de contención. La noticia no habia ido bien cuando Fabien habia informado a Dargos del problema, pero la metida de pata seria amortiguada un poco si pudiera asegurarle que el guerrero habia sido capturado – rápido y permanentemente.

Si, pensó Fabien, mientras metía la mano en el bolsillo de su chaqueta por su teléfono celular y marco detalladamente a la Agencia de Ejecución informándole. Esta noche limpiaría de la pizarra un par de recientes errores, y cuando él se presentara a Dargos en la reunión, lo haría llevando fortuitas noticias y un pequeño y encantador regalo que su nuevo comandante estaba seguro de disfrutar.

CAPÍTULO VEINTIDOS

Traducido por Ale

¿Crees que el le hará daño?" la voz de Renata era tranquila, rompiendo el silencio prolongado en el húmedo apartamento. Ella estaba sentada frente a Nikolai en la mesa de juego, ella usaba una extra-camiseta- gris y sus propios pantalones vaqueros, que lavó y regresó temprano en el día, por cortesía de Jack. Su herida en el hombro se veía un infierno mucho mejor, y cada vez que Niko le preguntaba, ella insistía en que no sentía mucho dolor. Se dio cuenta de su sangre la mantendría unas pocas horas como mínimo. Habían estado fuera de la cama durante un tiempo, ambos se bañaron y vistieron, y evitando cuidadosamente el tema de todo lo que había ocurrido entre ellos hoy.

En cambio Nikolai se mantuvo ocupado en la limpieza de su ametralladora de 45s, mientras el y Renata hacían planes para su pronto regreso al alojamiento de Yakuta, aunque Niko dudaba que Lex le contase algo sobre su alianza con Edgar Fabien, pero tenia el presentimiento que algunas técnicas estratégicas le aflojarían la lengua al bastardo.

Así lo esperaba, ya que sin una solida ventaja sobre la ubicación del líder del Dark Heaven, las probabilidades de hallar a Mira ilesa de las torcidas propensiones de Fabien disminuían cada segundo.

¿Piensas que el va… a hacerle algo?

Niko volteo y vio el pánico en los ojos de Renata.

Fabien no es un buen hombre… francamente no se cuales sean sus intensiones para con ella.

Ella dirigió su mirada hacia abajo, sus delgadas cejas estaban unidas frunciendo el seño.

"tu no me dijiste todo lo que tus amigos de Boston aprendieron sobre el"

Mierda. Él debería haber sabido que Renata le preguntaría sobre esto. Él deliberadamente había pasado rozando sobre lo peor que Gideon había dicho sobre él, el cálculo los detalles sórdidos que no les ayudarían a localizar a Mira y solo harían que Renata se preocuparse más. Pero él la respetaba demasiado para mentirle.

"No, yo no te dije todo", admitió. "¿Realmente quieres saber todo de él?"Creo que necesito saberlo". Ella puso su mirada fija de nuevo, sus ojos de color verde pálido sobrio, tan firme como un guerrero ceñido para la batalla.

"¿Qué averiguo la Orden sobre él?"

"Es la segunda generación de la raza, fácilmente varios cientos de años," dijo, Niko, comenzando con el menor de los delitos de Fabien.

"Ha sido el líder de el Darkhaven de Montreal por el último siglo y medio, y él también ahora desea llegar a los lazos de las zonas altas de la Agencia de Ejecución, lo que significa que está políticamente conectado también". Renata se burló en voz baja. "Eso es un currículum vitae, Nikolai. ¿Sabes lo que estoy preguntando. Dámelo directamente." -Muy bien-.

“Él asintió con la cabeza, sin ocultar la admiración. De su preocupación. "A pesar de que tiene un montón de amigos en lugares altos, Edgar Fabien no es lo que podríamos llamar un ciudadano modelo, al parecer tiene un montón de torcidos (malos actos), que lo hacen un enfermo, causándole problemas a lo largo de los años.