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"Jesucristo", murmuró, con los pies desaceleración a detenerse. "¿Qué… el infierno… "Y luego, debajo de él, Niko sintió retorcerse al subalterno.Se registró el destello breve de una hoja de sólo medio segundo antes de que el esclavo de mente humana se acuchillara en su propia garganta.

Renata bajó las escaleras de madera en estado de pánico y afligida. "Jack, por favor! ve de vuelta en la casa ahora!"Pero él simplemente estaba allí, congelado en el lugar como si no pudiera oírla, no pudiera verla. No ha podido procesar todo lo que estaba pasando alrededor él en estos últimos minutos de caos total y absoluto. Jack era mudo, la estatua inmóvil en la calzada.Y Nikolai…¡Dios mío, Nikolai parecía la peor pesadilla de cualquier persona.Empapado de sangre, inmenso, su rostro una máscara aterradora de colmillos letales y feroces, ojos brillantes. Cuando se levantó el cuerpo del muerto subalterno dio media vuelta a la cara de Jack, que no podía parecer más depredadora, e inhumana, su respiración a través de sus aserrados dientes, su enorme pecho y hombros temblaban de la lucha.

“Dulce María, Madre de Dios,” murmuro Jack, persignándose mientras Nikolai daba un par de pasos de distancia del cadáver del Secuas. Tardíamente echo un vistazo y vio que Renata corría hacia él a través del camino de entrada.

“Renata, sal de aquí!”

Renata corrió para ponerse entre los dos hombres – Nikolai a su espalda, y Jack mirándola boquiabierto como si acabara de entrar en medio de un campo de mina activado.

“Oh, Jesús…Renata, cariño… que estás haciendo?”

“Está bien, Jack,” le dijo ella, tranquilamente sosteniendo sus manos en frente de ella. “Todo está bien, te lo prometo. Nikolai no te hará daño. No le hará daño a ninguno de nosotros.”

La cara del anciano se arrugo por la confusión. Pero luego miro más allá de ella a Nikolai y una tenue chispa de reconocimiento parpadeo por sus rasgos. Su palidez era de un blanco fantasmal contra la noche a sus alrededor, y sus piernas parecía que podrían ceder debajo de él. “Eres tu…pero como? Simplemente que demonios eres?”

“No es seguro para ti saber eso,” intervino Renata. “Sería demasiado peligroso, también para nosotros-”

“Demasiado tarde.” La voz de Nikolai era un bajo gruñido detrás de ella. “Ya ha visto demasiado aquí. Tenemos que controlar esta situación, y no tenemos mucho tiempo antes de que mas humanos se vuelvan curiosos y hagan cosas peores.”

Renata asintió. “Lo sé.”

La mano de Nikolai se poso suavemente sobre su hombro bueno. “Eso incluye a Jack también. No puedo dejarlo alejarse con su memoria en este estado. Todo tiene que ser lavada – empezando con nuestra llegada la noche anterior. No puede recordar que tu y yo estuvimos alguna vez aquí.”

Ella se estremeció, pero no podía discutir. “Tengo un minuto para decirle adiós?”

“Un minuto,” dijo Nikolai. “Pero eso es todo lo que podemos arriesgar.”

“Que demonios está pasando aquí?” murmuro Jack, desapareciendo algo de su neurosis y el guerrero jubilado en el llegando en llegando en línea. “Renata… en que clase de malditos problemas estas metida, muchacha?”

Ella le ofreció una débil sonrisa mientras se movía hacia adelante y tiro de él para un abrazo. “Jack, quiero darte la gracias – por ayudarnos la noche anterior, pero aun mas, por simplemente ser como eres,” se aparto de él para mirar sus viejos y amables ojos. “No podrías comprender esto, pero fuiste mi ancla muchas veces. Siempre que perdía la fe ene la humanidad, tu bondad lo compenso. Has sido un verdadero amigo, y te quiero por eso. Siempre lo hare.”

“Renata, necesito que me digas que está pasando. Este hombre con el que estas… esta criatura. Por dios, estoy perdiendo mi mente, o el es una clase de-”

“El es mi amigo,” dijo ella, queriéndolo decir tan sinceramente que incluso estuvo desconcertada por su convicción. “Nikolai es mi amigo. Eso es todo lo que necesitas saber.”

“Tenemos que irnos ahora, Renata.”

La voz de Nikolai estaba en calma, toda seriedad. Ella asintió, y cuando echo un vistazo hacia él, vio que ahora estaba de nuevo en su estado normal. Jack chisporroteo en la confusión, pero Nikolai meramente alcanzo la mano del humano.

“Gracias por todo lo que has hecho, Jack. Eres un buen hombre.” Nikolai no espero por una respuesta. Con su mano libre, levanto la palma de su mano sobre la frente de Jack y la presiono por un largo momento. “Vuelve a la casa y ve a la cama. Cuando despiertes en la mañana, olvidaras que estuvimos aquí por completo. Descubrirás que hubo un robo – en el apartamento de arriba – y que Curtis e relacionaba con algunas malas personas, el atraco se salió de las manos, y el fue asesinado.”

Jack no dijo nada, pero asintió en acuerdo.

“No nos veras cuando abra tus ojos, “ le dijo Nikolai. “No veras nada de sangre en el cristal. Vas a darte la vuelta, dirigirte de nuevo a tu casa, y subirte a la cama donde te quedaras por el resto de la noche.”

Una vez más Jack asintió con su cabeza en complacencia. Nikolai retiro su mano de la frente del anciano. Los ojos de Jack parpadearon abriéndose, tranquilos y sin molestarse. Miro a Renata, pero fue una mirada vacía que pareció pasar derecho a través de ella. Ella se quedo allí parada, mirando con tristeza como su viejo y querido amigo giraba en torno en el silencio y comenzó el lento caminar de regreso a la casa.

“Estas bien?” le pregunto Nikolai, poniendo su brazo alrededor de su cintura, mientras esperaban en la entrada a que Jack desapareciera.

“Sí, estoy bien,” dijo en voz baja, permitiéndose reconfortarse en su fuerte abrazo. “Limpiemos este desastre y salgamos de aquí.”

CAPÍTULO VEINTITRÉS

Traducido por Aletse

“¡Ya era la maldita hora de que él llegara aquí", Alexei Yakut se quejó a sí mismo cuando vio un par de haces de luz saliendo de los árboles fuera de la casa principal. Irritado por haber sido obligado a esperar esta ultima media hora, Lex se alejó de la ventana del cuarto de su padre, ex-cuarto que ahora le pertenecía a él, como todo lo demás que su difunto padre había dejado.

El vehículo negro merodeando por el camino era enorme, indudablemente, un SUV. Lex rodo sus ojos con disgusto. Había esperado que un macho del estatus de Edgar Fabien viajara en algo más elegante que una prestada Humvee tomado directamente de la flota de la Agencia de Imposición. Las propias normas de Lex exigían mucho más de tal utilitarista modo de transporte, especialmente para un evento tan importante como el que él asistiría con Fabien. Por el amor de Dios, ellos bien podrían llegar a la reunión en una camioneta que declaraba a todos que los que iban en ese vehículo carecían de elegancia.

Si él estuviese a cargo de las cosas – como él estaba a cargo, Lex mentalmente enmendó- él no llegaría a ninguna parte sin una apropiada caravana de vehículos acorde con su rango de elite.

Él salió a zancadas de sus habitaciones en una rabieta impaciente, ajustando la línea de su abrigo al nivel de sus pulidos mocasines de piel de cocodrilo que suavemente repiqueteaban a través de los amplios tablones de las vigas del piso. Sabía que tenía buen aspecto – ese era el punto- pero él estaba mucho más acostumbrados a su antiguo uniforme de servicio de botas y cuero. Él era un sujeto adaptable, él no pensaba que requiriese demasiado esfuerzo para acostumbrarse a su nueva identidad.

En las afueras de la grande habitación, los dos guardias restantes de la casa estaban sentados en una mesa jugando a las cartas. Uno de ellos hecho un vistazo cuando Lex entro, la sutil elevación de su mano no fue del todo bastante rápida para ocultar su sonrisa divertida.

"Esa corbata parece que te está cortando el aire, Lex", bromeó el otro guardia, riendo de su propia broma. "Es mejor aflojar esa mierda antes de que te desmayes." Lex lo fulmino con la mirada mientras el pasaba el dedo a lo largo del borde del cuello demasiado ajustado de su camisa de quinientos dólares. "Haga volar su culo, cretino. Y abra la maldita puerta. Mi transporte está aquí".