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"Levanta la cabeza," Fabien le ordenó, apenas esperando a que ella obedeciera, antes de que él le tomara la cabeza con ambas manos y la obligara a mirar hacia arriba. "Ahora, abre tus ojos. ¡Hazlo!"

Dragos no sabía muy bien qué esperar. Él no estaba en absoluto preparado para la palidez sorprendente de su mirada. Los iris de la niña estaban tan claros como espejos de cristal e impecables que inmediatamente le fascinaron e hipnotizaron. Él era vagamente consciente de que Fabien siseó de emoción, pero toda la atención de Dragos estaba arraigada en la niña y el brillo tenue increíble de sus ojos.

Y entonces él lo vio… un destello de movimiento en la meditación pacifica. Vio una forma moviéndose a través de las espesas sombras – un cuerpo que creyó reconocer como suyo propio. La imagen se hizo más clara cuanto más miraba fijamente, absorto e impaciente por ver más del el regalo que Fabien había descrito. Era él.

Era su refugio también. Incluso envuelto en la niebla oscura, las imágenes que se mostraban atrás de él le eran íntimamente familiares. Vio el laboratorio subterráneo, las cedas de contencion… la jaula de luz UV que contenía su mayor arma en la guerra que había estado preparando durante todos estos siglos. Todo estaba allí, revelándose a él a través de los ojos de esta niña Compañera de Raza.

Pero entonces, un momento de alarma sorprendente.

Su laboratorio prístino, tan rígidamente asegurado y ordenado, estaba en ruinas. Las celdas de contención habían sido dejadas abiertas. Y la jaula de luz UV… estaba vacía.

"Imposible", murmuró él, golpeado con un temor sombrío, furioso.

Él parpadeó con fuerza, varias veces, queriendo despejar la visión de su cabeza. Cuando abrió los ojos otra vez, vio algo nuevo en los ojos malditos de la niña… algo aún más incomprensible.

Se vio a sí mismo, pidiendo por su vida. Llorando, abatido.

Lamentable. Derrotado. "¿Es esto algún tipo de puta broma?" Su voz temblaba – tanto con la rabia como con otra cosa demasiado débil para admitir. Arranco su mirada de la muchacha y la fijó en Fabien. "¿Qué diablos significa de esto?"

"Su futuro, Señor." La cara de Fabien se había puesto completamente pálida. Su boca se movío durante un momento sin expresar sonido alguno, entonces, finalmente farfulló, "La niña… vio usted, ella es una Oraculo. Ella me mostró estando de pie aquí, en esta gran reunión, presentándole una visión de su futuro que lo complacía enormemente. Cuando lo vi, supe que tenía que salvarla para usted, mi señor. Tenia que ofrecérsela a usted, no importaba el costo".

La sangre de Dragos se sentía como lava ardiendo por sus venas. Él debería matar a este idiota aquí y ahora, sólo por este insulto. "Es obvio que malinterpretaste mal lo que viste."

"¡No!" Fabien exclamó, agarrándose de la niña y girando alrededor de ella. Él le dio a ella una sacudida fuerte. "¡Muéstrame otra vez! ¡Demostradle que no me equivoco, maldita!"

Dragos, observo tan inmóvil como una piedra, mientras Fabien miraba detenidamente a sus ojos. El grito horrorizado del líder Darkhaven le dijo todo lo que él tenia que saber. Él se tambaleo hacia atrás, tan blanco como una hoja. Como golpeado como si él hubiese atestiguado su propia muerte.

"No entiendo", murmuró Fabien. "Todo cambió. ¡Usted tiene que creerme, señor! ¡No sé cómo ella ha cambiado la visión, pero la pequeña bruja esta mintiendo ahora. Ella tiene que ser!"

"Sáquela de mi vista," Dragos le gruñó al guardia de la Agencia de Ejecución que la sostenía. "La llevare conmigo cuando me vaya, pero hasta entonces, no quiero ver ni un cabello de ella."

El guardia asintió con la cabeza y alejo a la niña, prácticamente arrastrándola hasta la casa.

“Señor, te lo ruego", suplico Fabien. "Perdóname por este… lamentable error".

"Tratare contigo más tarde", dijo Dragos, sin preocuparse de externar la amenaza reflexiva que montaban el trasfondo de sus palabras.

Él reanudó su marcha hacia la reunión, más decidido que nunca para hacer que su autoridad, – incomparable poder – fuese comprendido por todos.

CAPÍTULO VEINTINUEVE

Traducido por Laura

Estaba completamente oscuro cuando Niko y Renata llegaron a las coordenadas que Gideon había proporcionado de la finca de Edgar Fabien al norte. El líder Darkhaven evidentemente poseía un pedazo considerable de terreno boscoso, lo suficientemente lejos lejos de Montreal para que la zona de alrededor permaneciera ampliamente sin explotar: acre tras acre de enormes coníferas y zones verdes, sin un alma viva a la vista excepto por el ocasional venado o alce americano que se erguía con el primer aroma del pesadamente armado vampiro arrastrándose a través de su santuario natural.

Nikolai había estado corriendo solo para reconocer la zona durante los últimos pocos minutos. Una casa de dos plantas hecha de troncos y piedra estaba metida en una gruesa esquina del bosque. Un estrecho paseo sin pavimentar, apenas lo suficientemente ancho para un vehículo, cortaba un sendero serpenteante a través de los árboles en la parte delantera de la casa. Niko saltó ese paseo desde el cobijo de los bosques, tomando nota de los dos agentes de la ley vestidos como SWAT, posteados en medio del camino y los tres grandes Humvees aparcados en formación de única fila justo afuera de la puerta principal de la zona. Tres guardias vampiros más, rifles M16 a punto, cubrían la entrada. Los lados este y oeste estaban también bajo vigilancia con un centinela armado.

Aunque no figuraba que ellos dejarían la parte trasera del lugar vulnerable a infiltraciones, Niko se movió alrededor de ese camino para hacerse una idea de la extension del terreno. El oyó la suave capa de agua incluso antes de ver el tranquilo lago y el muelle vacío en la orilla unos trescientos metros detrás de la casa. En la parte trasera del lugar otro duo de agentes de la ley permanecía de guardia.

Maldita sea.

Entrar en el emplazamiento para coger a Fabien no iba a ser fácil. A menos que el y la Orden pasaran por encima, si ellos querían sacar al socio de Dragos fuera de allí, iban a tener que acribillar a unos cuantos guardias de la agencia en el proceso. Y eso no era ni siquiera considerando el grupo desconocido de vampiros de la raza que habían acompañado al líder del Darkhaven de Montreal aquí anoche. Lllevarse a Fabien esta noche sin muchas bajas civiles podia rayar en lo imposible. Dobla ese cálculo cuando el problema de rescatar a Mira esta añadido a la combinación. Así que, básicamente la red de su reconocimiento era que la mierda era probable a conseguir mucho enredo aquí, no dos días.

Y entonces estaba la situación con Renata.

Una de las cosas más duras que Nikolai había hecho alguna vez era pasar el día completo con ella, sabiendo que el la había engañado. El quería decirla- después de que hicieron el amor, después de que ella le hubiera honrado con el regalo de su sangre y el vínculo completo que ahora les unía eternamente. El había querido decirselo una docena de veces, en una docena de momentos diferentes, pero egoístamente, el mantenía la verdad oculta por su propia protección. El todavía mantenía la esperanza de que ella entendería su cautela- que ella incluso podría estar agradecida de que el la hicier esperar para conocer la ubicación de Mira hasta que e y los otros guerreros tuvieran una oportunidad de resolver una sólida estrategia de evacuación.

Sí, el seguía diciendose eso, porque el no quería considerer otras alternativas.

Alejando el arrepentimiento que perseguía sus pasos y el miedo que seguía amenazando con arrastrarse por detrás de su cuello, Nikolai se movió a un mejor posición de ventaja al abrigo de los bosques. El miró a través de las ramas de pino, mirando a varios de los ocupantes de la casa mientras pasaban por una ventana en la planta baja. El tomó un rápido recuento de personas de los vampiros de la raza encapuchados mientras andaban a zancadas como un grupo hacia otra zona del lugar. Cinco, seis, siete…y entonces otro, este sin la capucha negra cubriéndole.