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"Parece un laboratorio de genética," dijo el alemán.

"Así es," contestó Dragos.

"¿Qué tipo de experimentos estás dirigiendo?"

"De todo tipo." Dragos volvió al teclado y tecleó otra secuencia de commandos. La camara de laboratorio se volvió oscura, solo para ser sustituida con otra vista, esta era un angulo en panoramica de un largo corridor alineado con celdas de prisión. Aunque desde la posición de la camara era dificil distinguir algo excepto las más rudimentarias formas, era obvio que las celdas contenían mujeres, algunas de ellas cargadas con niños.

"Compañeras de raza," tomó aliento Fabien. "Debía haber veinte o más allí." "No siempre sobreviven a los procedimientos y pruebas, así que el número tiende a fluctuar," dijo Dragos en tono de conversación. "Pero hemos tenido nuestros éxitos con el proceso de reproducción. Esas mujeres y las que estuvieron antes que ellas están dando a luz al ejército más grande que este mundo jamás conocerá. Una armada de asesinos Gen Uno que están bajo mis ordenes”.

Un silencio tan grande como una capa de invierno cayó sobre la reunión.

"¿Gen Uno?” preguntó el director de la Costa Oeste. “Eso no puede ser posible. Necesitarías a uno de los Antiguos para producir una primera generación de vampiros de la raza. Todos los de otros mundos fueron exterminados por la Orden hace unos setecientos años. El propio Lucan declaró Guerra a todos los Antiguos y vio que ninguno sobrevivió”.

“¿Lo vio?” sonrió Dragos, enseñando las puntas de sus colmillos. “Creo que…no”.

Con unos pocos golpes más de teclado, el mostró la vista de otra camara en la conexión satelite. Esta vez el foco se ubicaba en un gran sala llena de seguridad, que tenía en su centro una celda cilíndrica construida con haces de luz. Los rayos ultravioleta emitiendo desde esa jaula de barras verticales estaban casi parpadeando, incluso en la pantalla.

Y contenía dentro de esa jaula de rayos ultravioleta a una criatura desnuda y sin pelo que de pie mediría dos metros. Su cuerpo desnudo era inmenso, cada pulgada de él cubierto de dermaglifos. El alzó la vista mientras las lentes de la camara zumbaban sobre él desde algún lugar de la habitación. Pupilas y ojos ambar pero devoradas por el fuego que ardía fuera de sus órbitas, reducido con letal conciencia. La criatura salió fuera de su posición de cuclillas y se preparó para atacar, solo para recibir de Nuevo el calor de las barras ultravioleta que le tenían prisionero. Abrió su boca y dejó salir un furioso rugido que no necesitó ser oído para ser entendido.

“Dios mío” más de uno de los asistentes jadeó.

Dragos lanzó una mirada mortalmente sobria sobre el grupo. “Contemplad…nuestra revolución."

El telefono movil de Lex vibró en el centro de la consola del coche deportivo. Renata lo cogió y miró la pantalla digitaclass="underline" Llamada desconocida.

Mierda.

Ella no podía estar segura de si la llamada era para Lex o si era para Nikolai, puesto que el estaba usando el teléfono para llamar y recibir llamadas de la Orden. Ella no sabía cuanto tiempo estaría el fuera en reconocimiento, y ella estaba a punto de perder la cabeza refrescando sus talones esperando por él. Ella necesitaba estar haciendo algo. Al menos sentir que ellos estarían haciendo algun progreso bueno para encontrar a Mira pronto…

El teléfono móvil siguió vibrando en su mano. Ella presionó el botón de Contestar pero no dijo nada. Solo abrió la linea y dejó que el que llamaba se revelara primero.

“¿Hola? Niko, ¿estás ahí, amigo?” La profunda voz denotaba un acento español, tan cálido y suave como el caramelo. “Soy Rio, mi hom-”

“El no está aquí” dijo Renata. “Estamos en posición en el lado norte de la ciudad, esperando a que vosotros lleguéis. Nikolai esta fuera en reconocimiento. El no debería tardar mucho”.

“Bien” dijo el guerrero. “Ya casi estamos, hora estimada de llega sobre 45 minutos. Debes ser Renata”.

“Sí”.

“Quiero darte las gracias por salvar el trasero de nuestro chico allí. Lo que tu hiciste fue…bien, el es afortunado de tenerte trabajando de su lado. Todos lo somos”. Ella podía oír la genuina preocupación y gratitud en la voz del vampiro, y ella se encontró muy curiosa de conocer a los otros guerreros a los que Nikolai llamaba amigos. “¿Está todo bien en ese lado? ¿Qué hay de ti? Haciendo todo bien, ¿perseverando allí?”

“Estoy bien. Solo ansiosa por que todo esto acabe esta noche”.

“Entiendo” contesto Rio. “Niko nos dijo sobre la niña- Mira. Lamento por lo que has pasado, sabiendo que un enfermo como Fabien está reteniéndola. Sé que no puede haber sido fácil para ti esperar todo el día para encontrarte con nosotros”.

“No, no lo ha sido. Me siento tan inútil” confesó ella. “Odio ese sentimiento”.

“Lamento todo eso. No vamos a dejar que nada le ocurra esta noche cuando entremos allí, Renata. Estoy seguro que Nikolai te explicó que poner nuestras manos sobre Edgar Fabien es crítico para la Orden, pero vamos a dar lo mejor de nosotros para que la niña salga de toda esta situación bien.”

Un súbito frío impregnó su pecho mientras las palabras de Rio se hundían. “¿Qué dijiste?”

“Ella va a estar bien”.

"No…eso de que no dejaríais que nada la ocurriera esta noche…allí dentro…”

Al otro lado de la línea, un largo silencio se marcó. “Ah, Cristo. ¿Niko no te dijo nada sobre el video que tenemos del Darkhaven de Fabien anoche?”

El escalofrío en ella se volvió más frío ahora, el hielo extendiéndose de su pecho a sus miembros. “Un video…de anoche” contestó ella paralizada. “¿Qué había en el? ¿Viste a Mira? Oh, Dios. ¿La ha hecho Fabien algo? Dime.”

"Madre de Dios," dijo en el con una larga exhalación. “Si Niko no te lo dijo…no estoy seguro de que sea cosa mía contarte ahora”.

“Dime, maldita sea”.

Ella oyó un estruendo de conversación rápida al fondo antes de que Rio finalmente cediera. “La niña está con Fabien y otros que todavía no hemos identificado. Recogimos la información de una cámara de seguridad en el Darkhaven de Fabien. Se fueron anoche y les seguimos hasta la propiedad donde estás ahora”.

“Anoche” murmuró Renata. “Fabien ha estado reteniendo a Mira aquí…desde anoche. Y que hay sobre Nikolai…¿Vas a decirme que él lo sabía? ¿Cuándo el oyó todo esto? ¡Cuando!”

“Tengo que pedirte que aguantes ahí un rato más” dijo Rio. “Todo va a ir bien…”

Renata sabía que el guerrero estaba todavía hablando, todavía dándola consuelo, pero su voz se apagó lentamente de su conciencia como hueso -una profunda ira y miedo- un dolor tan profundo que ella creía que podría destruirla en pedazos-sepultarla. Ella cerró el teléfono, cortando la llamada y cayendo el artilugio sobre el suelo a sus pies.

Mira estaba aquí desde anoche, con Fabien.

Todo este tiempo.

Y Nikolai lo sabía.

El los sabía, y se lo ocultó. Ella podría haber estado aquí hace horas -en las horas de sol- haciendo algo, cualquier cosa, para ver a Mira a salvo. En vez de eso, Nikolai le había ocultado deliberadamente la verdad y, como resultado, ella no había hecho nada.

No totalmente nada, ella admitió, golpeada con culpabilidad por el placer que había disfrutado con el mientras Mira estaba solo a una hora de su alcance.

“¡Oh, Dios!” susurró ella, sintiéndose enferma con el pensamiento.

Ella era vagamente consciente de los pasos acercándose al vehículo, sus sentidos alzándose antes de que su mente pudiera procesar el sonido. El vínculo de sangre que ahora compartía con Nikolai la dijo que era él antes de que su oscura forma apareciera en la ventanilla. El abrió la puerta del coche deportivo y entró dentro como si le pisaran los talones.

"Es Dragos," dijo el, buscando en la consola, salpicadero y asiento para el telefono móvil. “Maldita sea, no me lo puedo creer, pero era él. Solo vi al hijo de puta dentro de la casa con Fabien y los otros. Dragos está aquí- justo en nuestra mano. ¿Dónde demonios está ese teléfono?”