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Renata le miró fijamente, mirando como una extraña mientras el se inclinaba hacia adelnate y extendía la mano hacia el telefono movil donde permanecía a los pies de ella en el suelo del vehículo. Ella apenas oía lo que el estaba diciendo. Apenas le preocupaba ahora.

“Me mentiste”.

El se echó hacia atrás, el telefono de Lex sujeto en su mano. El crujido de adrenalina que había estado iluminando sus ojos se redujo un poco cuando el encontró su mirada. “¿Qué?”

“Confiaba en ti. Me dijiste que podía confiar en ti-que podía contar contigo- y lo hice. Creí en ti, y me traicionaste”. Ella tragó saliva pasando el terrible nudo de su garganta y forzándose a sí misma a sacar las palabras fuera. “Mira está aquí. Ella ha estado aquí con Fabien desde anoche. Sabías eso…y no me lo dijiste”.

El estaba tranquilo, pero ni siquiera intentaba negar lo que ella decía. El miró el telefono en su mano como si el acabara de darse cuenta de cómo ella había descubierto su engaño.

“Podía haber estado aquí, Nikolai. ¡Hace horas, podía haber estado aquí, haciendo algo para sacar a Mira de las manos de ese monstruo!”

“Lo que es exactamente por lo que no te lo dije” dijo el amablemente.

Ella se sentía un hazmerreír, con el corazón roto. “Me traicionaste”.

“Lo hice para protegerte. Porque te quiero”.

“No” dijo ella, agitando su cabeza para evitar ser tomada por tonta de nuevo. “No. No me digas eso. ¿Cómo puedes decir eso cuando usaste todas esas palabras para mantenerme distraida- para hacerme creer que realmente te preocupabas por mi mientras tu y tus amigos de la Orden hacíais planes alrededor mío?”

“No es así. Nada de lo que ocurrió entre nosotros hoy-nada de lo que te dije- tuvo nada que ver con la Orden. Hoy era sobre ti y sobre mi…era sobre nosotros”.

“¡Joder!” El extendió la mano hacia ella y ella retrocedió, fuera de su alcance. Ella abrió la puerta y salió del coche deportivo. El estaba fuera del vehículo y a su lado, bloqueándola con su cuerpo, todo ocurriendo tan rápido que ella incluso no pudo empezar a dar un paso. “Aléjate de mí, Nikolai”.

“¿A dónde vas?” preguntó él amablemente.

“No puedo sentarme aquí por más tiempo y no hacer nada”. Ella dio un paso alrededor de el pero el seguía plantado allí de nuevo. La sutileza en el aparecía rápido, sustituida por una firmeza que decía que el la mantendría allí con grilletes si el pensaba que lo necesitaba.

“No puedo dejar que hagas eso, Renata”.

“Esa no es tu elección” ella lanzó, temblando con miedo e indignación. “Maldita sea, ¡nunca fue tu elección follarme!”

El gruñó una maldición y la agarró.

Renata apenas sabía lo que había hecho hasta que el se quedó paralizado a medio camino, sujetando su cabeza entre sus manos. El siseó, sus ojos arrojando destellos ambar mientras el la dirigía una mirada horrorizada y furiosa. “Renata. No lo hagas”.

Ella le atacó de nuevo, todo su miedo por Mira y su dolor por su traición se vertieron fuera de ella en una corriente castigadora de dolor mental. Nikolai cayó de rodillas, rugiendo y retorciendose por el dolor que ella había desencadenado en él.

Renata se alejó de él, en el bosque, antes de que ella se permitiera a sí misma ser disuadida por el arrepentimiento que ya estaba creciendo en ella.

CAPÍTULO TREINTA

Traducido por Ale

La casa estaba bajo vigilancia fuertemente armada, vigilada por todos lados. Era Imposible una violación sin ser visto por al menos uno de los agentes del orden marcados con el equivalente de un vampiro equipo SWAT antiterrorista.

Cada uno de ellos llevaba un tiroteo como primeras pregunta – y más tarde la actitud, de sus oscuros cascos de visera negro y luchaban contra la artes de pesca, hasta la trituración del -hueso con sus fusiles automáticos que tenían en la lista. Gracias a los agentes que había allanado el lugar de Jack la otra noche, Renata y Nikolai habían salido con el transporte, uniformes, y armas.

Ella no pensaba que iba a tener la suerte de hallar un falso camino en el edificio, pero a primera vista, vestida como ellos, los agentes en el reloj podrían pensar que eran uno de los suyos. Se puso el casco que había tenido con ella de la camioneta y bajó la visera de color. Adoptando la mayor cantidad de arrogancia de un soldado mientras se pudiera gestionar, Renata salió del bosque y se acercó a la protección del vampiro del lado oeste de la casa.

El agente la vio de inmediato.

"Henri? ¿Qué demonios estás haciendo allí? "

Renata se encogió de hombros, levantó su brazo sano haciendo un gesto como en un infierno. Ella no podía arriesgarse a hablar con él-no más de lo que podría correr el riesgo utilizando su arma para cortar este obstáculo hacia abajo. Dejando fuera un montón de rondas, que se tenían en detalle de seguridad en todo el culo. No, tenía que mantener la calma y seguir caminando hacia él con la esperanza de que no fuese descubierta basada en la suspicacia de haber sido criada sola.

"¿Qué te pasa, idiota?"

Renata se encogió de hombros. Cada vez más cerca. Sus dedos se morían de ganas de dejar que las hojas rápidas como moscas diesen en un blanco fácil de pie, inmóvil como un tronco, pero el más mínimo olor de la sangre derramada llamaría la atención de cada vampiro en las inmediaciones. Renata sabía que ella tenía que acercarse lo suficiente para llegar a él con su mente. Su única opción era golpearlo con una explosión rápida y sólida.

"¡Ingrato de mierda, Henri, vuelve a tu puesto," el agente gruñó. Llegó a un dispositivo de comunicación recortado en su cinturón.

"Voy a llamar a Fabien a reportar. Si quieres mear fuera de él, ve por delante, pero yo no quiero ser parte de-"

Utilizando todo el poder a su mando, Renata desató un rayo salvaje de la energía de su mente y lo envió estrellándose en la posición de varios vampiros antes de ella. Sus palabras se atragantaron con un gruñido y bajó como una piedra.

Siguió volando hasta que él estaba en silencio. Cuando ella estubo segura de que estaba muerto, se agachó y lo liberó de sus armas y de sus dispositivos de comunicación. Renata abrió la puerta de entrada al lado de una astillada desnuda e hizo una rápida vista de la zona justo en el interior. Estaba claro. Se deslizó en el interior, Su corazón dabamartillazos en el pecho, su respiración vaporosa en contra de la visera de su casco.

Para todos su furia era por Nikolai por no decirle que Mira estaba aquí con Fabien, ahora sólo conocía la gratitud de la Orden que tenía una prueba visual de la ubicación de la niña. Era demasiado tarde para adivinar cómo había dejado las cosas con Nikolai. Demasiada tarde para preocuparse de que tal vez debería haber esperado a que él y sus hermanos de armas estuvieran allí para volver a levantarse.

Parte de ella sabía que había sido injusta, pero había ido demasiado lejos para retirarlo. Se había hecho una impulsiva decisión emocional sobre la base de sus heridos sentimientos. Fue una decisión que podría costarle la amistad que tenía con Nikolai-tal vez incluso su amor, pero todo lo que lamenta era que ya, no podía deshacerse de eso ahora. Nikolai nunca podría perdonarla por poner en peligro su misión, y se entendería si no podía. Ahora sólo podía rezar para que Mira no terminara pagando el precio.

Niko despertó, con el zumbido persistente de un teléfono celular junto a su cabeza. Él estaba en el suelo junto al vehículo. Ni idea de cuánto tiempo llevaba allí. El teléfono celular vibró de nuevo, balanceándose en la hierba y en las hojas viejas que cubrían el suelo del bosque. Tuvo que pasar casi todo su esfuerzo para mover su mano para agarrar la maldita cosa.