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Mira.

Renata voló a pasos agigantados y siguió los gritos al final del pasillo.

La puerta de la habitación habia sido bloqueada desde afuera. Paso su mano por la parte de encima del marco pero no encontró la llave.

“Maldita sea,” Susurro, sacando una de sus cuchillas de las funda a sus costados.

Clavó la punta de la hoja entre la puerta y la manija sobre la cerradura y le dio un fuerte tirón. La madera crujió, aflojando solo un poco. Dos veces más y finalmente tenía suficiente espacio para forzar la cosa esa sin problemas. Con una sacudida, y manos ávidas, Renata abrió la puerta.

Mira estaba allí, gracias a Dios.

Su velo se habia ido, y como tan pronto levanto la vista vio la figura vestida de negro entrando en la habitación, ella se acurruco en la esquina completamente asustada.

“Mira, so yo,” dijo Renata, quitándose su capa oscura. “Todo está bien ahora, pequeña. Aquí estoy para llevarte a casa.”

“Rennie!”

Arrodillándose, Renata extendió sus brazos. Con un pequeño grito de emoción, Mira voló a su abrazo.

“Oh, ratoncito,” susurro Renata, presionando un suave beso en la parte superior de su rubia cabeza. “He estado muy preocupada por ti. Lo siento por no venir antes. Te encuentras bien, amorcito?”

Mira asintió, sus pequeños brazos envueltos fuertemente en el cuello de Renata. “También estaba preocupada por ti, Rennie. Estaba asustada de que nunca te volviera a ver de nuevo.”

“También yo, pequeña, también yo.” Odiaba irse y dejar todo así, pero tenían que salir de allí antes de que Fabien y sus matones las atraparan. Renata se puso de pie, levantando a Mira en sus brazos. “Tenemos que correr ahora, agárrate de mí, bien?”

Renata ni siquiera habia dado dos pasos con la niña antes de que dos rápidas explosiones de armas automáticas estallaran de todas direcciones en algún lugar fuera de la casa.

Dragos estaba impaciente por demostrar la belleza de tecnología del collar UV del Cazador cuando se desato el infierno afuera de la reunión. Le disparo una mirada asesina a Edgar Fabien mientras el grupo saltaba de sus sillas en una alarma aturdidora.

“Que está pasando ahí afuera?” pregunto a su anfitrión. “Es otra de tus maricaditas?”

La cara estrecha de Fabien adquirió un tono pálido enfermizo “N-no lo sé, señor. Sea lo que sea, estoy seguro de mis agentes se encargar-”

“Malditos inútiles tus agentes!” bramo Dragos. Saco la radio y ladro una orden al encargado de manejar el barco, y luego fue justo en frente del rostro del Cazador. “Sal, ahora, controla esto. Mata a cualquiera que se cruce en tu camino.”

El Cazador – su altamente entrenado, y perfectamente obediente soldado – se quedo allí, tan inmóvil como un pilar de piedra.

“Sal afuera. Te lo ordeno!”

“No.”

“Que?” dragos no podía creer lo que sus oídos escuchaban. Sintió la mirada de sus subordinados posarse sobre él. Podría probar su incredulidad, sus dudas. Un silencio floreció, creciendo con moderada expectativa. “Le di una orden directa, Cazador. Hazlo, o te voy acabar aquí y ahora.”

Con más tiroteos sonando justo afuera de las paredes de la casa, el Cazador tuvo la audacia de buscar la mirada de Dragos y sacudir su cabeza.

“De cualquier manera, estoy muerto. Si quieres que luche para que puedas vivir, desactiva el collar.”

“Como te atreves incluso a sugerir-”

“Pierdes el tiempo,” dijo él, aparentemente sin preocuparse por el caos creciendo alrededor de ellos. “Libérame de este grillete, arrogante hijo de puta.”

Justo entonces, uno de los inútiles vigilantes de Fabien llego precipitándose a la entrada de la puerta. “Señor, tenemos tiros llegando desde todo el perímetro. No podemos estar seguros aun, pero debe de haber un maldito ejercito acercándose a nosotros desde el bosque.”

“Oh, Jesús,” jadeo Fabien. “Oh, adorado Cristo! Todos vamos a morir!”

Dragos gruño con furia, no confiaba para nada en que los guardias de Fabien pudrieran encontrar sus propios traseros, y mucho menos proporcionar una encubierta adecuada para el grupo de machos de Raza de alto-rango que estaban actualmente mirando a Dragos como su líder para ayudarles a escapar. Esperando a que el ordenará disparar o de lo contrario los mantendría o tomaría y su incipiente revolución se vendría abajo.

“Hemos terminado aquí,” gruño él. “Todo el mundo salga por la puerta de atrás, hacia el barco, síganme.”

Cuando el grupo comenzó a formar una línea alrededor de él, Dragos lanzo una mirada furiosa sobre su hombro al Cazador. Ni el macho dijo una palabra -pero si le dio una mirada bastante furiosa para leer en sus ojos – mientras dragos metía la mano en su bolsillo y sacaba el dispositivo que controlaba el cuello del Cazador y tecleo el código que lo desactivaría.

Al instante el collar hizo clic, el Cazador lo cogió y lo arranco de su cuello. Luego, con una mirada que era en parte escepticismo, y en parte fría determinación, se dirigió a la puerta y hacia el corazón de la revolución afuera.

CAPÍTULO TREINTA Y DOS

Traducido por Sheilita Belikov

Nikolai sonrió para sí mismo cuando su táctica de distracción creó confusión repentina y masiva en todo el lugar. Los agentes en guardia corrían precipitadamente alrededor en pánico total, más de uno recibió un golpe de la explosión de disparos desde todas las direcciones del bosque. Niko convocó a una vid del enredo de ramas sobre su cabeza en el bosque y ordenó al zarcillo serpenteante enrollarse alrededor del gatillo de su última M16* escondida.

Mientras la vid hizo su cosa como las anteriores, sosteniendo el rifle en alto y aplicando más y más presión al gatillo mientras el corredor verde enrollado se hacia más y más fuerte, Niko corrió a la entrada lateral de la casa.

No fue difícil encontrar a Renata. Su vínculo de sangre fue una guía para él, llevándolo a través de la parte posterior del lugar a un tramo de escalones ascendentes. Renata estaba precisamente bajando por ellos, Mira sostenida firmemente en sus brazos. Ella encontró su mirada y, por un instante sin fin, ninguno de ellos dijo una palabra. Nikolai quería decirle cuánto lo sentía. Cuánto le aliviaba que ella hubiera encontrado a la niña sana y salva.

Había miles de cosas que quería decirle a Renata en ese momento,no el menor de las cuales era que la amaba y que siempre lo haría.

“Date prisa" él se oyó murmurar. "Necesitas salir de aquí ahora."

"El tiroteo está en todas partes" dijo Renata, la preocupación grabada en sus rasgos. "¿Qué está pasando?"

"Solo una distracción. Tuve que crear una ventana de oportunidad para conseguir que ambas salieran de aquí.”

Parecía aliviada, pero sólo por un segundo. "Fabien y los otros… oí a hombres saliendo por la parte trasera hace un par de minutos."

"Estoy en ello" dijo Niko. "Ahora vete. No te detengas para nada. Lleva a Mira de vuelta al vehículo. La Orden debe allanar en cualquier momento.”

"Nikolai." Él se detuvo brevemente, manteniendo la mirada fija de Renata, con la esperanza de escuchar perdón si no una afirmación de que aún podría amarlo después de todo lo que había ocurrido. Ella sostuvo su mirada, una arruga formándose entre sus cejas. "Sólo… ten cuidado."

Le dio un movimiento de cabeza severo, no sintiendo ninguno de sus habituales altos de adrenalina precipitándose a la espera del combate. Esos días parecían años detrás de él, de regreso a cuando nada importaba mucho para él excepto la gloria de la batalla y el triunfo de ganar, sin embargo sin sentido la contienda.

Ahora todo importaba-especialmente cuando se trataba de Renata. Su seguridad y felicidad eran todo lo que importaba, incluso si eso significaba que podría no estar en la imagen.