Pero estoy volviendo sobre las cintas y notas (y cambiando un 60 por ciento de las palabras), y me doy cuenta de que hay algunos datos que, aunque mencionados, deberían ser aclarados un poco más. La tarjeta Visa cancelada de Janet… yo resulté «muerta» en la explosión que hundió al Salto a M’Lou. Georges comprobó cuidadosamente en la ciudad baja de Vicksburg, se aseguró de que no había habido supervivientes. Entonces llamó a Janet e Ian… cuando estaba a punto de irse para Australia, avisados por el agente del Jefe en Winnipeg… con lo cual por supuesto Janet canceló su tarjeta.
Lo más extraño fue encontrar a mi «familia». Pero Georges dice que lo realmente extraño no es que ellos estuvieran allí, sino que estuviera yo. Todos ellos estaban hastiados, disgustados con la Tierra… ¿dónde podían ir? Botany Bay no es la elección de Hobson pero para ellos era realmente la elección obvia. Es un buen planeta, muy parecido a la Tierra de hace unos cuantos siglos… pero con los conocimientos y tecnología actuales. No es tan primitivo como Bosque, no es tan ultrajantemente caro como Halcyon o Fiddler’s Green. Todos ellos perdieron mucho en la liquidación obligada de sus bienes, pero les quedaba lo suficiente como para ir en tercera clase a Botany Bay, pagar su contribución a la compañía y a la colonia, y quedarles todavía dinero.
(Puede que ustedes no sepan que aquí en Botany Bay nadie cierra su puerta… de hecho la mayoría de puertas ni siquiera tienen cerradura ¡Mirabile visu!).
Georges dice que la única coincidencia reside en el hecho de que yo estuviera en la misma nave en la que ellos emigraban… y eso casi estuvo a punto de no producirse.
Perdieron la Dirac, y apenas alcanzaron la Adelantado porque Janet les hizo una mala pasada, insistiendo en viajar con un bebé en la barriga en vez de con un bebé entre los brazos. Pero por supuesto, si hubieran tomado una nave posterior o anterior, igual nos hubiéramos encontrado aquí sin haberlo planeado. Nuestro planeta es aproximadamente del tamaño de la Tierra, pero nuestra colonia todavía es pequeña y casi toda está concentrada en un área, y todo el mundo se muestra siempre interesado en los recién llegados; nos hubiéramos encontrado sin lugar a dudas.
¿Pero y si nunca me hubieran ofrecido ese trucado trabajo? Una siempre puede situar varios «¿Y si…?», pero creo que finalmente, lo hubiera hecho como lo hubiera hecho, hubiera terminado eligiendo Botany Bay.
«Hay un destino que modela nuestros objetivos», y no tengo quejas de él. Me gusta ser una ama de casa colonial en un grupo-8. No es formalmente un grupo-S aquí porque no tenemos las suficientes leyes acerca del sexo y el matrimonio. Nosotros ocho y todos nuestros chicos vivimos en una gran casa construida irregularmente que Janet diseñó y entre todos construimos. (No tengo ni idea de lampistería pero sí soy un buen carpintero).
Los vecinos nunca nos han hecho preguntas curiosas acerca de nuestro parentesco… y Janet los hubiera congelado con su respuesta si lo hubieran hecho. Nadie se preocupa por nada aquí, los bebés son bien recibidos en Botany Bay; pasarán varios siglos antes de que alguien hable de «presión demográfica» o de «control de la natalidad».
Este relato no llegará a los ojos de nuestros vecinos porque lo único que tengo intención de publicar aquí es una edición revisada de mi libro de cocina… un buen libro de cocina porque tengo dos negros literarios que son a la vez dos excelentes cocineros, Janet y Georges, más algunos detalles prácticos para jóvenes amas de casa que le debo a Rubia. Así que aquí puedo hablar directamente de paternidades. Georges se casó con Matilda cuando Percival se casó conmigo; creo que lo sortearon a pajitas. Por supuesto el bebé que llevaba en mí pertenecía al viejo dicho del tubo-de-ensayo-y-el-cuchillo… pero este es un dicho que jamás se ha oído en Botany Bay. Quizá Wendy muestre a la larga algunas inclinaciones relativas a sus antepasados de la extinta casa real de El Reino.
Pero nunca la he dejado sospecharlo, y oficialmente Percival es su padre. Todo lo que sé realmente es que Wendy está libre de defectos congénitos visibles, y Freddie y Georges dicen que tampoco lleva ningún carácter recesivo desagradable. Cuando chiquilla no era tan voluntariosa como los demás, y la moderada ración habitual de cachetes era suficiente para enderezarla. Creo que es absolutamente una personita encantadora, que me alegra puesto que es el único hijo nacido de mi cuerpo aunque no tenga ninguna relación conmigo.
«El único…» Cuando nació, le pedí a Georges que invirtiera mi esterilidad. Él y Freddie me examinaron y me dijeron que podía hacerse… en la Tierra. No en Nueva Brisbane. No durante años y años. Aquello liquidó el asunto… y descubrí que en cierto modo me sentía aliviada. Lo hice una vez; realmente no necesito hacerlo de nuevo. Tenemos siempre bebés y perros y gatos por entre los pies; los niños no necesitan haber salido de mi cuerpo, del mismo modo que no lo necesitan los gatos. Un bebé es un bebé, y Tilly hace unos preciosos, y lo mismo hace Janet, y lo mismo también Betty.
Y lo mismo hace Wendy. Aunque es imposible saberlo, creo que ha heredado todos los caracteres de su madre… de mí, quiero decir. Aún no había cumplido los catorce años la primera vez que vino a casa y dijo:
— Mamá, creo que estoy embarazada.
Yo le dije:
— No hagas suposiciones al respecto, querida. Ve a ver al tío Freddie y que te haga el test del ratón.
Anunció el resultado en la cena, que se convirtió en una fiesta porque, según una costumbre ancestral, en nuestra familia cada vez que una mujer está oficialmente encinta es ocasión de alegría y regocijo. Así que Wendy tuvo su primera fiesta de embarazo a los catorce años… y la siguiente a los dieciséis… y la siguiente a los dieciocho… y la última la semana pasada. Me alegra que los tenga tan espaciados porque soy yo quien los cuida, todos menos este último; para él se casó antes. Así que nunca he estado falta de bebés a quienes mimar, pese a que teníamos cuatro… no, cinco… no, seis… madres en esta casa.
El primer bebé de Matilda tiene un padre de primera clase… un excelente stock. El doctor Jerry Madsen. Eso es lo que ella dice. Eso es lo que creo. Veamos: su anterior dueño acababa de hacer que invirtieran su esterilidad, con la idea de hacerla criar, cuando apareció aquella posibilidad de vender sus servicios a un alto precio para un trabajo de cuatro meses. Así fue como ella se convirtió en «Shizuko», con la sonrisa tímida y la modesta inclinación de cabeza y su constante vigilancia… pero en contrapartida yo la vigilé a ella sin pretenderlo. Oh, si lo hubiera intentado, hubiera podido encontrar una pequeña vida nocturna durante el día… pero el hecho era que había pasado casi veinticuatro horas cada día en la cabina BB para estar segura de estar allí cuando yo regresara.
¿Así que cuándo? En la única ocasión en que había podido ocurrir. Mientras yo estaba acurrucada bajo aquel turbogenerador, medio congelada, con Percival, mi «doncella» estaba en mi cama con mi doctor. ¡Así que ese joven tiene excelentes padres! Chiste:
Jerry vive ahora en Nueva Brisbane con su dulce esposa, Dian… pero Tilly nunca le ha dejado sospechar que tiene un hijo en nuestra casa. ¿Es esta otra «sorprendente coincidencia»? No lo creo. La de «doctor en medicina» es una de las profesiones libres de contribución aquí; Jerry deseaba casarse y dejar de vagabundear por el espacio… ¿y por qué elegiría alguien regresar a la Tierra cuando tenía la oportunidad de instalarse en las colonias?
La mayor parte de nuestra familia acude ahora a Jerry; es un buen doctor. Sí, tenemos dos médicos en nuestra familia, pero nunca han practicado; eran cirujanos genéticos, biólogos experimentales, ingenieros genéticos… y ahora son granjeros.
Janet sabe quienes son los padres de su primer hijo también… sus dos maridos de aquel tiempo, Jan y Georges. ¿Por qué los dos? Porque lo deseaba de este modo y Janet tiene una voluntad de acero. He oído varias versiones, pero creo que no se atrevía a elegir entre los dos para su primer hijo.