— No ha habido ningún problema — me dijo —. El Banco de América lo aceptó como un depósito salvo buen fin pero me avanzó unos cuantos centenares de oseznos para sobrevivir mientras tanto. Me dijeron que una libranza en oro podía ser hecha efectiva a través de Luna City en veinticuatro horas. Eso, combinado con el hecho de que nuestro difunto patrón tiene buena reputación financiera, me ha sacado del apuro. Así que no tiene que dejarme dormir aquí esta noche.
— ¿Se supone que debo alegrarme? Burt, ahora que es usted solvente de nuevo, puede llevarme a cenar. Fuera. Porque mis compañeras de habitación son zombies. Están como muertas. Las pobres estuvieron en vela toda la noche.
— Es demasiado pronto para cenar.
No era demasiado pronto para lo que hicimos a continuación. Yo no lo había planeado, pero Burt afirmó que él sí, en el VMA; y yo no le creí. Le pregunté acerca de aquella noche en la granja y, por supuesto, él formaba parte del grupo de combate. Afirmó que había sido metido como reserva y así simplemente había estado marginado de la confrontación, pero nadie hasta entonces había admitido aún haber hecho algo peligroso aquella noche… pero recuerdo al Jefe diciéndome que todo el mundo había participado porque los efectivos eran muy escasos… incluso Terence, que aún no se afeita.
No protestó cuando empecé a desnudarlo.
Burt era precisamente lo que necesitaba. Habían ocurrido demasiadas cosas y yo me sentía emocionalmente apaleada. El sexo es un tranquilizante mejor que cualquiera de esas drogas y mucho mejor para tu metabolismo. No veo por qué la gente humana efectúa todos esos fuertes viajes fuera del sexo. No es en absoluto complejo; es simplemente lo mejor de la vida, incluso mejor que la comida.
El baño de aquella suite podía ser alcanzado sin tener que pasar por el dormitorio. y había sido instalado así, probablemente, porque el salón podía convertirse en caso de necesidad en un segundo dormitorio. Así que nos aseamos un poco y yo me puse ese mono de superpiel tan llamativo que había sido el cebo con el que había pescado a Ian la última primavera… y me di cuenta de que me lo había puesto pensando sentimentalmente en Ian pero que ya no estaba preocupada por Ian y Jan… y Georges. Los encontraría, ahora estaba serenamente segura de ello. Incluso si nunca volvían a casa, en el peor de los casos los rastrearía a través de Betty y Freddie.
Burt emitió los apropiados ruidos animales acerca de mi aspecto con el atuendo de superpiel, y le dejé mirar y me meneé un poco y le dije exactamente por qué lo había comprado, porque era una lasciva que no me sentía avergonzada en lo más mínimo de ser mujer, y porque deseaba darle las gracias por lo que había hecho por mí; mis nervios habían estado tensos como cuerdas de un arpa y ahora estaban tan relajados que se arrastraban por el suelo y había decidido pagar yo la cena para demostrarle mi aprecio.
Él se ofreció a luchar conmigo por esto. Yo no le dije que tenía que ser muy cuidadosa en mis momentos de pasión para no romper los huesos del hombre; simplemente dejé escapar una risita. Imagino que reírse así suena estúpido en una mujer de mi edad, pero así son las cosas… cuando soy feliz, no puedo impedir el reírme.
Dejé una nota a mis compañeras.
Cuando volvimos, un poco tarde, se habían ido, de modo que Burt y yo nos fuimos a la cama, esta vez parándonos a abrir la cama doble plegable. Me desperté cuando Anna y Rubia entraron de puntillas, regresando de cenar. Pero pretendí seguir durmiendo, imaginando que por la mañana podría decirles todo lo que les tenía que decir.
En algún momento a la mañana siguiente me di cuenta de que Anna estaba de pie junto a nosotros y no parecía feliz… y, realmente, aquella fue la primera vez en que se me ocurrió que tal vez Anna se sintiera disgustada viéndome en la cama con un hombre.
Realmente me había dado cuenta ya de qué pie cojeaba desde hacía tiempo; realmente sabía que se sentía inclinada hacia mí. Pero ella misma había sido quien había enfriado las cosas y yo había dejado de pensar en ella como en un asunto pendiente al que debería enfrentarme algún día; ella y Rubia eran simplemente mis compañeras, amigas que confiaban las unas en las otras.
Burt dijo como disculpándose:
— No me frunza el ceño, señorita; simplemente entré para resguardarme de la lluvia.
— No estaba frunciendo el ceño — respondió demasiado secamente —. Tan sólo estaba intentando imaginar cómo rodear la cama hasta la terminal sin despertarles. Deseo encargar el desayuno.
— ¿Para todos? — pregunté.
— Por supuesto. ¿Qué es lo que quieren?
— Algo de todo con patatas fritas a un lado. Anna cariño, ya me conoces: si no está muerto lo mataré y me lo comeré crudo, huesos incluidos.
— Y lo mismo para mí — confirmó Burt.
— Unos vecinos ruidosos. — Rubia estaba de pie en la puerta, bostezando —.
Parlanchines. Volved a la cama. — La miré, y me di cuenta de dos cosas: nunca antes la había contemplado realmente, ni siquiera en la playa. Y segundo, si Anna estaba irritada conmigo por dormir con Burt, no tenía ninguna excusa para sentirse así; Rubia parecía casi indecentemente saciada.
— Significa «isla puerto» — estaba diciendo Rubia —, y realmente tendría que llevar un guión puesto que nadie puede deletrear o siquiera pronunciar el nombre. Así que simplemente llamadme Rubia… como lo hacíamos en el equipo del Jefe, donde siempre preferíamos prescindir de los apellidos. Pero no es un nombre tan difícil como el de la señora Tomosawa… después de pronunciarlo mal por cuarta vez, me dijo que la llamara simplemente Gloria.
Estábamos terminando un enorme desayuno, y mis dos amigas habían hablado con Gloria y el testamento había sido leído y las dos (y Burt también, para mi sorpresa y la de él) eran ahora un poco más ricas y estábamos preparándonos para irnos a Las Vegas, tres de nosotros para buscar otro trabajo, Anna simplemente para estar con nosotros y visitar el lugar hasta que nosotros nos fuéramos, o lo que sucediera.
Luego, Anna se dirigiría a Alabama.
— Quizá termine cansándome de holgazanear. Pero le prometí a mi hija que me retiraría, y este es el momento adecuado. Quiero que mis nietos me conozcan antes de que sean demasiado grandes.
¿Anna una abuela? ¿Ha visto nunca nadie algo así?
25
Las Vegas es un circo de tres pistas con suplemento.
Me gustó el lugar al principio. Pero después de haber visto todos los espectáculos alcancé un punto en el que las luces y la música y el ruido y la frenética actividad fueron demasiado. Cuatro días son suficientes.
Llegamos a Las Vegas a las diez, después de salir tarde porque todos teníamos cosas que hacer… todo el mundo excepto yo tenía que hacer arreglos para recoger el dinero del testamento del Jefe, y yo debía depositar la libranza de mi liquidación con la MasterCard.
Es decir, empecé a hacerlo. Me detuve bruscamente cuando el señor Chambers dijo:
— ¿Desea usted que nos encarguemos nosotros de pagar por usted el impuesto sobre la renta de esto?
¿Impuesto sobre la renta? ¡Vaya sugerencia obscena! No podía creer en mis oídos.
— ¿De qué se trata, señor Chambers?
— Su impuesto sobre la renta de la Confederación. Si nos encarga el trámite a nosotros (aquí está el formulario), nuestros expertos lo prepararán y nosotros lo pagaremos y lo deduciremos de su cuenta, y usted no tendrá que preocuparse por ello. Cargamos solamente los gastos nominales. De otro modo tendrá que calcularlo usted por sí misma y rellenar todos los formularios y luego hacer los pasos necesarios para pagarlo.