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No te engañes a ti misma, Viernes; saber demasiado es un delito capital. Siempre lo ha sido en política. Si alguna vez hubieran tenido intención de llevar este asunto lealmente, ahora no estarías embarazada. Por lo tanto estás obligada a suponer que no van a tratarte lealmente después de que te hayan sacado el feto real.

Era obvio lo que tenía que hacer.

Lo que no era obvio es cómo podía hacerlo.

Ya no me parecía un error administrativo el que mi nombre no apareciera en la lista de los que iban a bajar a la superficie de Frontera.

A la hora del cóctel a la tarde siguiente vi a Jerry y le pedí que bailara conmigo. Era un vals clásico, lo cual me permitió mantener mi rostro lo suficientemente cerca del suyo como para hablarle privadamente.

— ¿Cómo van los mareos? — me preguntó.

— Las píldoras azules hicieron su efecto — le tranquilicé —. Jim, ¿quién más sabe esto, aparte usted y yo?

— Esa es una curiosa pregunta. He estado tan ocupado que no he tenido tiempo de entrar nada de eso en su historial médico. Las notas están en mi caja.

— ¿De veras? ¿Qué hay de los técnicos de laboratorio?

— Han estado tan abrumados de trabajo que realicé los tests yo mismo.

— Estupendo, estupendo. ¿Cree usted que hay alguna posibilidad de que estas notas se pierdan? ¿Resulten quemadas, tal vez?

— Nunca quemamos nada en la nave; irrita al ingeniero del aire acondicionado. En vez de ello las hacemos pedazos y las reciclamos. No tema, muchachita; su vergonzoso secreto esta seguro conmigo.

— Jerry, es usted mi amigo. Querido, de no haber sido por mi doncella, creo que hubiera podido echarle la culpa de este bebé a usted. Mi primera noche en la nave… ¿recuerda?

— No es fácil que la olvide. Sufrí un ataque de frustración aguda.

— Llevar siempre una doncella al lado no es idea mía; mi familia me lo impuso, y se agarra a mí como una sanguijuela. Una llegaría a creer que mi familia no confía en mí simplemente porque sabe que no puede hacerlo… como usted sabe demasiado bien.

¿Puede pensar usted alguna forma de evitar su tutela? Me estoy sintiendo muy doblegable. Con usted. Un hombre a quien se le pueden confiar secretos.

— Hum. Tendré que pensar algo. Mi camarote no sirve; tiene que pasar usted por delante de las habitaciones de otras dos docenas de oficiales y cruzar el comedor de oficiales para alcanzarlo. Espere; ahí viene Jimmy.

Sí, naturalmente, estaba intentando comprar su silencio. Pero además me sentía agradecida y tenía la impresión de que le debía algo. Si lo que deseaba (y lo deseaba) era una relación carnal con mi pellejo no virgen, estaba dispuesta a ofrecérsela… y dispuesta de buen grado, además; últimamente me había sentido completamente desamparada, y Jerry es un hombre atractivo. No me sentía absolutamente molesta por el hecho de estar embarazada (aunque la idea me resultaba decididamente nueva), pero deseaba mantener en secreto mi condición (si era posible… ¡si no había ya todo un pelotón de gente en la nave que lo supiera!)… mantenerlo en secreto, mientras pensaba en lo que podía hacer.

Era probable que el estado de mi situación no estuviera demasiado claro; quizá fuera mejor trazar un diagrama. Si seguía hasta El Reino, era de esperar que fuera asesinada en una sala de operaciones, todo tranquilo y legal y propio. Si ustedes no creen que estas cosas puedan pasar, entonces no estamos viviendo en el mismo mundo y no tiene objeto que ustedes sigan leyendo nada más de estas memorias. A lo largo de la historia, el método convencional de librarse de un testigo molesto ha sido siempre el hacer que deje de respirar.

Puede que esto no me ocurriera a mí. Pero todos los indicios sugerían que sí ocurriría… si iba a El Reino.

¿Simplemente quedarme a bordo? Pensé en ello… pero las palabras de Pete-Mac resonaron en mis oídos: «Cuando lleguemos, un oficial de la guardia de palacio subirá a bordo, y a partir de entonces usted será su problema». Aparentemente ni siquiera iban a aguardar a que yo bajara al suelo y pretendiera ponerme enferma.

Ergo, tenía que abandonar la nave antes de que alcanzáramos El Reino… es decir, Botany Bay, no había otra elección.

Sencillo. Simplemente salir de la nave.

¡Oh, seguro! Bajar por la plancha y decirles adiós desde el suelo.

Esta no es una nave oceánica. Lo más cerca que llega nunca la Adelantado de un planeta es su órbita estacionaria… en el caso de Botany Bay eso es aproximadamente treinta y cinco mil kilómetros. Es un largo trecho para recorrerlo en un vacío casi perfecto.

La única forma posible de bajar a la superficie de Botany Bay sería en una de las naves de aterrizaje, tal como había hecho en Frontera.

Viernes, no te van a permitir que subas a bordo de esa nave de aterrizaje. En Frontera conseguiste meterte. Eso los alertó; no van a permitírtelo una segunda vez. ¿Qué ocurrirá? El señor Woo o alguien estará en la compuerta estanca con una lista… y de nuevo tu nombre no figurará en ella. Pero esta vez tendrá a un maestro de armas armado a su lado. ¿Qué podrás hacer tú?

Bueno, desarmarlo, golpear sus cabezas entre sí, saltar por encima de sus inconscientes cuerpos, y ocupar un asiento. Puedes hacerlo, Viernes; has sido entrenada para ello y diseñada genéticamente para ese tipo de trabajo rudo.

¿Y luego que ocurrirá? La nave de desembarco no partirá a su tiempo. Aguardará en su alojamiento mientras una escuadra de ocho hombres penetra en ella y por la fuerza bruta y con dardos tranquilizantes te sacan de ella y te encierran en tu cabina BB… donde no te quedará más remedio que permanecer hasta que ese oficial de la guardia de palacio tome a su cargo tu pellejo.

Este no es un problema que la acción bruta pueda resolver.

Eso deja las palabras dulces, el sex appeal y el soborno.

¡Espera! ¿Qué hay acerca de la honestidad?

¿Eh?

Por supuesto. Ve directamente al Capitán. Cuéntale lo que el señor Sikmaa te prometió, dile cómo te engañaron, haz que Jerry le muestre los tests de embarazo, dile que estás asustada y que has decidido esperar en Botany Bay hasta que pase alguna nave que se dirija de vuelta a la Tierra, no hacia El Reino. Es un viejo bondadoso y paternal; has visto fotos de sus hijas… ¡él cuidará de ti!

¿Cuál sería la opinión del Jefe sobre eso?

Te haría la observación de que te sientas a la derecha del capitán… ¿por qué?

Se te entregó una de las más lujosas cabinas de la nave en el último minuto… ¿por qué?

Se halló alojamiento para otras siete personas, gente que pasa todo su tiempo vigilándote… ¿crees que el capitán no sabe todo esto?

Alguien retiró tu nombre de la lista del viaje al suelo en Frontera… ¿quién?

¿Quién es el propietario de las Líneas Hiperespaciales? El treinta por ciento corresponde a la Interworld, que a su vez es controlada por varios segmentos del grupo Shipstone. Y supiste también que tres bancos de El Reino eran propietarios de un 11 por ciento… lo supiste porque los propietarios de otros segmentos de las compañías Shipstone eran también de El Reino.

Así que no esperes demasiado del gentil y viejo capitán van Kooten. Puedes casi oírle decir: «Oh, no lo creo. El señor Sikmaa es un viejo amigo mío; lo conozco desde hace años. Sí, le prometí que tomaría medidas acerca de su seguridad; por este motivo no quiero que visite planetas salvajes y no civilizados. Pero cuando volvamos, le mostraré yo personalmente Halcyon, se lo prometo. Ahora tiene que ser usted buena chica y no causarme más problemas, ¿eh?» Puede que incluso lo crea.

Lo que sí es casi seguro es que sabe que tú no eres «la Señorita Mucho Dinero», y probablemente se le haya dicho que has sido contratada como madre huésped (probablemente sin decirle que era para la Familia Real… aunque puede que se lo imagine), y simplemente piense que estás intentando aprovecharte de un contrato legal y equitativo. Viernes, no tienes ninguna palabra por escrito que pueda demostrar que has sido engañada.