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Yu: Dame los detalles de sus visitas.

Tong: Bueno, puede adivinarlo. ¿Tengo que explicarle los detalles? Está grabando lo que digo; lo utilizarán como prueba contra mí.

Yu: Si colaboras, no. Conoces a Zheng Shiming, ¿verdad? Me dio tu dirección. Estoy aquí en una misión especial. Con tu expediente, sabes que sería muy fácil volver a meterte en la cárcel. Esta vez nadie podrá hacerte salir.

Tong: No me asuste. Yo sólo era una de las masajistas. En un salón de masaje, hay el servicio básico y el servicio completo. El cliente paga cincuenta yuanes por el básico, pero cuatrocientos o quinientos yuanes por el completo, sin incluir la propina.

Yu: Bueno, al precio de cuatrocientos o quinientos yuanes, Feng fue allí una o dos veces por semana durante medio año. Eso es mucho dinero. Debes de ser bastante experta. Si dices que Feng tenía un pequeño negocio, ¿cómo podía permitírselo?

Tong: No lo sé. Esas personas nunca te dicen lo que hacen realmente. Sólo te dicen lo que quieren que tú les hagas. Y luego hacen lo que quieren con su apestoso dinero.

Yu: ¿Sabías que Feng estaba casado?

Tong: Una masajista no hace estas preguntas. Pero me lo dijo la primera noche.

Yu: ¿Qué te dijo sobre su matrimonio?

Tong: Dijo que había perdido todo el interés por Wen. Era como un trozo de carne muerta en la cama. Ningún olor o sabor nuevo. Ninguna respuesta. Se hizo traer esos vídeos sucios de Taiwan, para que ella le hiciera lo mismo que hacían en las cintas. Ella no quiso y él la castigó.

Yu: Un hijoputa pervertido. ¿Qué clase de castigo?

Tong: La ató de manos y pies, le quemó los pechos con una vela, la golpeó con un tronco de leña y la folló como un animal. Es el castigo que se merecía, dijo él…

Yu: ¿Por qué quiso contarte todo eso?

Tong: Porque quería hacer lo mismo conmigo. ¿Sabe una cosa? Era carnicero antes de convertirse en jefe de comuna durante la

Revolución Cultural. Cuando ella sangraba y gritaba como una cerda, eso le ponía.

Yu: ¿Qué había hecho ella para merecer el castigo?

Tong: El creía que había arruinado su carrera. De no ser por el escándalo que se produjo con ella él habría podido seguir en el poder.

Yu: Él la violó. ¿Cómo podía acusarla a ella?

Tong: Él no lo veía así. La llamaba la estrella del tigre blanco de su vida.

Yu: Entonces, ¿por qué no se divorciaba de ella?

Tong: Creo que puedo adivinarlo. Cada vez que ganaba dinero, lo despilfarraba en lugares como el salón donde yo trabajaba. O sea que quería conservar algo como reserva. Un hogar al que regresar, un bolso del que robar, un cuerpo del que abusar.

Yu: ¿Te contó sus planes de irse a Estados Unidos?

Tong: Eso no es ningún secreto en Fujian. Prometió llevarme cuando llegara allí.

Yu: ¿Y su esposa?

Tong: La llamaba basura; que se pudriera. Yo no le creía. Me hizo esa promesa a cambio de un servicio gratis.

Yu: O sea que antes de marcharse sus sentimientos hacia su esposa no habían cambiado.

Tong: No. En absoluto. Sólo es por su embarazo…

Yu: Un momento, Tong. Acabas de decir que hace un año que no le ves. ¿Cómo sabes eso?

Tong: Bueno… he oído decirlo.

Yu: ¿A quién? La mayoría de hombres de su aldea están fuera. No me estás diciendo la verdad, Tong. Aún estás en contacto con Feng, ¿verdad?

Tong: No, juro que ahora no tengo nada que ver con él.

Yu: Te diré algo. Zheng es un hueso mucho más duro de roer, pero cedió cuando oyó que el superintendente Hong prometía que haría todo lo que yo quisiera. O sea que Zheng me contó muchas cosas, y también sobre ti. Me dijo que en una ocasión varias personas estuvieron juntas contigo, Zheng citó a Feng, al Ciego Ma, al Bajito Yin.

Tong: ¡Qué! ¿Zheng le contó eso, el muy bribón? Aquella noche él era la cuarta bestia.

Yu: Eso solo sería suficiente para ponerte entre rejas. El sexo en grupo está absolutamente prohibido. Ahora te diré lo que vamos a hacer. He venido de paisano. Nadie sabe nada de mi visita. ¿Por qué? Estoy trabajando en un caso que depende directamente del gobierno central.

Tong: ¿Nadie sabe nada de nuestra conversación?

Yu: Nadie. Por eso he querido tenerla en una habitación privada. Te pagaré por el servicio completo delante de los demás. Nadie sospechará nada.

Tong: Mmm, me fío de su palabra, agente Yu. Puede que tenga algo para usted, pero no supe nada de la situación actual de Feng hasta la semana pasada. Se me acercó un gánster.

Yu: ¿Se te acercó un Hacha Voladora? ¿Para qué, Tong?

Tong: Me hizo las mismas preguntas que usted acaba de hacerme.

Yu. ¿Cómo se llama?

Tong: Zhang Shan. Dijo que era de Hong Kong, pero no me engañó tan fácilmente. De Hong Kong, nada menos, como yo de Japón. Ese hijoputa tenía la cara más dura que una pared de roca.

Yu. ¿Cómo lo supiste? No llevaba su permiso de residencia impreso en la cara.

Tong: No pude darle ninguna información, así que me pidió un servicio completo gratis y dijo que si no se lo hacía me cortaría la cara. ¿Cree que un hombre de Hong Kong se rebajaría tanto? Un huevo de mil años totalmente podrido.

Yu: ¿Te dijo algo de Feng?

Tong: En la cama no me dejó tranquila ni la mitad de la noche. Después murmuró algo sobre Feng y su esposa.

Yu: Puede que sea importante. ¿Qué dijo?

Tong: La organización está realmente cabreada. No están dejando ni una piedra sin levantar para encontrar a su mujer.

Yu: ¿Y si la encuentran?

Tong: Eso dependerá de Feng.

Yu: ¿Qué significa eso?

Tong: No lo explicó. Probablemente la cogerán como rehén. La encerrarán en una mazmorra. La torturarán. Cualquier cosa que pueda imaginarse. Si Feng no colabora, le impondrán las Dieciocho Hachas, supongo.

Yu: ¿Las dieciocho Hachas?

Tong: Le asestarán dieciocho golpes con un hacha. La peor forma de castigo de la tríada. Para advertir a los demás.

Yu: Bueno, sólo faltan dos semanas para el juicio. ¿Qué harán si para entonces no la han encontrado?

Tong: No lo sé, pero creo que están realmente preocupados por algo. No tengo ni idea de lo que es. No pararán hasta que la cojan. A cualquier precio, dijo Zhang.

Yu: A cualquier precio. Entiendo. ¿Alguna cosa más?

Tong: Eso es todo, agente Yu. Un hijoputa como él no quiere hablar mucho cuando está saciado. No quise mostrar interés por Feng. No sabía que usted vendría hoy.

Yu: Bien, si lo que me has contado es cierto, probablemente no volverás a saber nada más de mí. Pero si no lo es, te encontraré y te vas a enterar.