– Es increíble -murmuró Jacqueline.
– Profesor, ¿sabe una cosa?… -Carter se rascó la cabeza sonriendo-. Yo era de los escolares que se saltaban la paja al estudiar. Su documental me parece maravilloso, pero lo que me gustaría entender es quién nos está trinchando desde hace diez años, quién nos provoca esas pesadillas y cómo podemos eliminarlo.
– Llegaremos a ese punto enseguida -repuso Blanes y abrió otro archivo-. Marini y Craig habían estudiado animales y objetos, pero faltaban los seres humanos… Era una experiencia arriesgada: ¿quién iba a ofrecerse voluntario para ser desdoblado? Entonces pensaron en Ric Valente.
La siguiente imagen, inesperada, hizo que Elisa sintiese un hormigueo en el vientre. En un recuadro rodeado de números aparecía Ric Valente sentado frente a un ordenador. Elisa reconoció el lugar de inmediato.
– Ric comenzó grabándose a sí mismo por las noches en la sala de control, y usó esas imágenes para estudiar sus propios desdoblamientos. Comprobó que el ser humano aparecía en períodos de tiempo distintos; el área era de unos cuatro o cinco metros de diámetro. Ric le confesó a Marini que aquellas apariciones le impresionaban mucho.
Ella se había puesto a recordar la tarde en que lo había sorprendido ensimismado en la playa. ¿Estaría contemplando uno de aquellos desdoblamientos? Y al verla a ella, ¿provocaría la discusión que tuvieron para que creyese que su aturdimiento se debía a no haber entregado aún sus resultados?
– Una noche de septiembre ocurrió algo más. Ric estaba extenuado y se durmió mientras la cámara lo filmaba… Cuando despertó siguió con el experimento y abrió una cuerda temporal de diez minutos antes, en el período en que estaba dormido… Entonces surgió otra clase de desdoblamiento. -La voz de Blanes mostraba ahora más ansiedad. Pasó varias diapositivas repletas de ecuaciones-. La primera diferencia con los anteriores fue que apareció poco después de realizado el experimento, en un período inesperado para Ric. Además, su área era ostensiblemente mayor, y produjo un apagón breve en la sala de control. No solo eso: introdujo a Ric en su cuerda temporal. Durante ese intervalo, la sala se convirtió para él en un mundo oscuro, con extraños agujeros en las paredes y el suelo…
– ¿Agujeros? -preguntó Jacqueline.
– Los producidos por el movimiento de los electrones -intervino Elisa-, como las supuestas heridas en las caras. -La angustia le oprimía el pecho: ahora comprendía el significado de aquella abertura en la pared de su cuarto durante su extraño «sueño».
– «Agujeros de materia», los llamó Marini -dijo Blanes-. Desde el punto de vista de un observador situado dentro de una cuerda temporal, el mundo a su alrededor está incompleto: quedan «defectos» que terminarán rellenándose cuando el paso del tiempo vuelva a situar esas partículas en los lugares correspondientes, aunque se abrirán otros…
– Entonces Ric también vio esos agujeros en su cuerpo -dijo Víctor.
– No, él no se veía a sí mismo de esa forma. A su desdoblamiento sí, pero no a él. Desde su punto de vista, se encontraba desnudo en un mundo inmóvil.
Como yo en el sueño, pensó Elisa.
– ¿Desnudo? -inquirió Jacqueline.
– No percibía la ropa ni ninguno de los objetos que llevaba encima. Solo su cuerpo. Los objetos que transportaba habían quedado fuera de la cuerda temporal. El desdoblamiento lo introdujo solo a él.
Elisa se volvió hacia Blanes.
– No solo Ric tuvo esa experiencia.
Sintió las miradas convergiendo en ella. Añadió, con cierta turbación, sus mejillas ardiendo en la penumbra de la sala:
– Nadja y yo también… Y Rosalyn…
– Lo de Rosalyn lo sabía -afirmó Blanes-. Ella se lo contó a Valente. El desdoblamiento se le apareció la misma noche que a él, y también fue «introducida» en la cuerda temporal. Por supuesto, Rosalyn creyó que se trataba de un sueño muy vívido, pero Ric comprobó que las luces de su baño se habían fundido y supo lo que había pasado en realidad…
Elisa miraba las ecuaciones de la pantalla sin verlas. El misterioso rompecabezas con el que había vivido todos aquellos años empezaba a cobrar forma dentro de ella. El hombre sin rostro de los ojos blancos era eso. Recordó que tanto Nadja como ella habían creído que se trataba de Ric. ¿Y el resto de lo sucedido? ¿Hasta qué punto había sido real la agresión que había creído sufrir? Decidió no hablar de eso; sencillamente, se sentía incapaz de contarlo. Pero entonces Blanes dijo:
– Rosalyn le confesó a Ric que había soñado que su doble la atacaba… Él no estaba seguro de si había exagerado para culparlo por su desinterés hacia ella, pero lo cierto es que se preocupó. ¿A qué se debía esa diferencia? Los desdoblamientos anteriores apenas hacían algo más que moverse como fantasmas… Se lo contó a Marini. Meditaron mucho sobre el tema. Solían dar largos paseos hacia el lago mientras discutían en secreto…
– A veces hablaban en la casamata -interrumpió Carter-. Allí sabían que ninguno de ustedes los escucharía.
– Al fin Marini creyó encontrar la explicación: el desdoblamiento procedía, en este caso, de una de las múltiples «personas» que Ric era cuando estaba dormido. Es decir, era un desdoblamiento del inconsciente de Ric. El sueño es una actividad más violenta de lo que pensamos. Reinhard Silberg opina que la idea de que «descansamos» cuando dormimos también puede ser una ilusión del paso del tiempo. Aislados en cada intervalo, nuestros cuerpos dormidos se muestran mucho más activos que durante la vigilia: movemos los ojos con rapidez, tenemos alucinaciones, nos excitamos sexualmente… Sergio dedujo que el sueño o la inconsciencia producían en el ser humano un desdoblamiento de la parte más íntima y salvaje.
– Entonces… eso es Zigzag… -murmuró Jacqueline-. El desdoblamiento del inconsciente de Ric…
Blanes sacudió la cabeza.
– No. Zigzag apareció después, la noche del primero de octubre. Fue otra clase de desdoblamiento aún más potente. No pudo ser el mismo que vieron Rosalyn, Elisa y Nadja, porque éste utilizaba solo una cantidad discreta de energía mientras que Zigzag, en cambio, quemó los generadores al aparecer. Además, su período de entrelazamiento con el presente se ha extendido a lo largo de diez años en intervalos variables, lo cual no ha sucedido en ningún otro caso… Ni siquiera sabemos si lo produjo Ric, aunque todo indica que así fue. Valente llevaba un diario riguroso que Marini recuperó. En él Ric afirmaba que, aunque Marini le había pedido que interrumpiese las pruebas con personas dormidas debido a los posibles riesgos, iba a seguir haciéndolas por su cuenta… Se mostraba entusiasmado. Deseaba averiguar más cosas sobre esos desdoblamientos agresivos. Eran algo que él había descubierto. Decía que, por primera vez en la historia, se habían obtenido pruebas de la estrecha relación existente entre la física de partículas y la psicología freudiana… No puedo juzgarle mal por mucho que lo intento… Su última anotación procede del veintinueve de septiembre, y en ella declara que se disponía a aprovechar la noche del sábado primero de octubre, cuando la tormenta estuviera en su apogeo, para producir otro desdoblamiento con una nueva imagen.
Jacqueline hizo la pregunta que había surgido en la mente de todos.
– ¿Qué imagen?
Blanes cerró los archivos y abrió otros.
– En la última entrada escribió que estaba pensando usar éstas…
Por la pantalla desfilaron ampliaciones borrosas. Elisa y Jacqueline se levantaron de los asientos casi a la vez.
– Joder… -dijo Carter.
Las fotos eran similares: en cada una aparecía una habitación con una cama y una figura acostada. Elisa se había reconocido a sí misma enseguida, y también a Nadja. Las fotografías habían sido tomadas desde algún lugar del techo, y las mostraban durmiendo en sus habitaciones de Nueva Nelson diez años atrás.
– Las luces de nuestros cuartos tenían cámaras ocultas con infrarrojos -explicó Blanes-. Ric disponía, cada noche, de imágenes de todos nosotros en tiempo real. Incluyéndole a usted, Carter.
– Eagle quería espiarnos -asintió Carter-. Estaban paranoicos con el Impacto.
Ahora todo encajaba para Elisa: comprendió que la mención que Ric había hecho sobre sus placeres solitarios durante aquella discusión no había sido una fanfarronada. Él realmente la había visto. Podía verlos a todos, de hecho.
– Pero ¿cuál de estas malditas imágenes utilizó? -Jacqueline casi gritaba. Más que preguntarle a Blanes, era como si le hablara a la pantalla.
– No lo sabemos, Jacqueline. Ric hizo el experimento por su cuenta, sin comunicárselo a Marini.
– Pero… tiene que haber… algún registro… una grabación… -Carter, súbitamente, parecía muy nervioso-. En la sala de control también había cámaras ocultas… -agregó, pero Blanes negaba con la cabeza.
– Todos los registros y grabaciones de esa noche se borraron tras el corte de luz debido a Zigzag: absorbió la energía a su alrededor y borró los datos en los circuitos. Incluso es posible que Ric usara de nuevo una imagen suya, aunque lo dudo. Creo que probó con otra. Cualquiera de éstas, pero ¿cuál?… -Volvió a pasarlas de una en una, hacia atrás.
– No, cualquiera no… -Elisa notó que le costaba esfuerzo hablar-. No pueden ser las de Nadja, Marini, Craig, Ross, Silberg ni las de los soldados…